Reciente

miércoles, 15 de septiembre de 2021

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 364

Capítulo 364. ¿Y La Princesa? (2)



Rashta intentó quitarse de encima a los caballeros, pero después de haber sido golpeados por Rashta no se preocuparon, la emperatriz pronto sería expulsada de todos modos.

Alan también fue arrastrado bruscamente de nuevo.

En el proceso, Ahn estuvo a punto de caer al suelo de los brazos de Alan, pero el niño resultó ileso porque fue rápidamente atrapado por el sacerdote.

La Vizcondesa Verdi, que ahora tenía a la princesa en sus brazos, observó la situación con la respiración contenida y decidió seguir a Sovieshu.

Sovieshu, que iba delante, miró de reojo a la Vizcondesa Verdi y su corazón dio un vuelco, pero Sovieshu no negó que le siguiera. En cambio, subió al carruaje y se marchó sin decir nada.

Después de que la Vizcondesa Verdi subiera al carruaje en el que había venido con la princesa, ese carruaje no tardó en seguir al de Sovieshu.

La Vizcondesa Verdi abrazó fuertemente a la princesa, cuyos ojos estaban enrojecidos, acariciando su espalda y murmurando,

"Princesa, te protegeré. No importa lo que digan, para mí sigues siendo una princesa."

La Vizcondesa Verdi temblaba pero no soltaba a la princesa.

Habiendo cuidado de la princesa hasta ahora, incluso desde antes de nacer, la Vizcondesa Verdi se había encariñado mucho con la bebé.

A la Vizcondesa Verdi no le importaba que no fuera una princesa. Sentía lástima por la bebé que recibiría los señalamientos de todos sin tener culpa alguna.

Esperaba que Sovieshu siguiera siendo cariñoso y no tratara a la princesa con demasiada frialdad.

"Ba...Ba..."

"Princesa, Su Majestad la ama. Su Majestad está un poco enfadado ahora mismo. Pronto la abrazará y la cuidará."

***

Aquellos que vieron las caras del Emperador Sovieshu, del Marqués Karl y de la Vizcondesa Verdi, que regresaron al palacio imperial primero, supieron la respuesta antes de escuchar el resultado.

La gente se reunió en grupos, especulando sobre lo que se avecinaba.

"¿La Emperatriz será expulsada?"

"Está bien si la expulsa. También debería ser castigada severamente."

"Estoy más interesado en saber qué hará Su Majestad con la Princesa que en cualquier otra cosa."

"Sí. Su Majestad la quería tanto que siempre la llevaba a su lado."

"¿Qué princesa? No es hija del Emperador Sovieshu."

Mientras la gente discutía, Sovieshu fue directamente a su habitación, pero por el camino cambió de parecer y se dirigió a su oficina. Luego se puso a trabajar frenéticamente.

Sin siquiera cambiar de postura, estaba revisando los documentos, haciendo correcciones y decidiendo qué informes devolver, lo cual era natural pero también antinatural en esta situación.

Viendo esto, el Marqués Karl se preocupó por el futuro.

La hija por la que dejó a la Emperatriz Navier, que había estado a su lado desde su infancia, resultó no ser suya. A estas alturas, debía estar sin palabras.

Dicho esto, Sovieshu no se sentiría bien echando a la princesa que tanto amaba en un instante, por lo que estaba en una posición difícil.

Además, no era sólo esto. La gente pensaría que Sovieshu era tonto si se quedara con la hija de otro, pero si echaba a la princesa, el Emperador sería considerado frío y sin escrúpulos.

Era irónico, hubo un tiempo en que Navier también pensó que si presionaba a Rashta con su poder se convertiría en una villana, pero si no hacía nada sería tratada como una tonta.

La diferencia es que Rashta pronto sería expulsada de la posición de emperatriz. La emperatriz depuesta ya no podría tratar como princesa a la hija que tuvo con otro hombre en sus días como concubina. Incluso si la dejaba como princesa, no había forma de que ella siguiera viviendo en el palacio imperial.

Sin embargo, Sovieshu no dijo ni una palabra sobre qué haría con la princesa.

Dos horas más tarde, cuando el Barón Lant llegó e informó que Ahn también era hijo de Rashta y Alan, Sovieshu finalmente dejó la pluma y cerró los ojos.

Una fuerte tensión invadió la oficina.

Al cabo de un rato, Sovieshu abrió la boca con una expresión decaída.

***

Las noticias del Imperio Oriental aún no habían llegado al Imperio Occidental.

Heinley no dejaba de tirar el frasco de tinta con el codo o el dorso de la mano. Parecía estar en las nubes a causa de la confesión de Navier. Fue breve, pero bastó para acelerar su corazón.

El 'te amo' de Navier todavía le hacía cosquillas en el oído.

Pero a McKenna no le hacía ninguna gracia el comportamiento de Heinley. McKenna finalmente perdió la paciencia.

"Su Majestad. A no ser que lo esté haciendo a propósito para molestarme, por favor, preste atención a su entorno."

"Soy un hombre amado, McKenna."

"¿Qué?"

"Soy amado."

"¿De qué estás hablando?"

Heinley sonrió con orgullo mientras estiraba los hombros.

McKenna frunció el ceño, sin entender por qué Heinley actuaba de esta manera.

Entonces McKenna dijo, "¡Ah!" llegando a una profunda comprensión.

"Ya sé por qué está tan feliz. ¿Está deseando que Whitemond le dé al menos un puerto cuando la Princesa Charlotte se case con Sir Koshar?"

"... McKenna, no tienes corazón. ¿Cómo puedes pensar solamente en los beneficios?"

Cuando McKenna frunció el ceño, Heinley juntó las manos y dijo con una ilusión en sus ojos,

"Piénsalo, McKenna. Cuando mi hijo crezca un poco me preguntará. Papi, papi, ¿por qué se casaron tú y mi madre? Entonces podré responderle. Tu padre y tu madre se casaron por amor."

"Pero ese fue un caso afortunado, no siempre uno puede casarse con la persona que ama."

Viendo a Heinley todavía en las nubes, McKenna añadió,

"No está mal, pero los matrimonios son normalmente arreglados..."

McKenna no quería seguir hablando sobre esto, así que preguntó,

"¿Por qué tienes esa mirada?"

"McKenna. ¿No piensas casarte?"

"¿Qué?"

"No estoy bromeando, hablo en serio. ¿No hay alguien que te guste?"

"Ah, ¿qué dices?"

Heinley tenía una expresión seria, por lo que resultaba evidente que no estaba bromeando, como él mismo dijo.

McKenna se sintió más incómodo, sonrió avergonzado y rápidamente cambió de tema.

"Más importante, Su Majestad. ¿Sabe que el Viejo Duque Zemensia tuvo una pelea con el Duque Zemensia?

Heinley intuyó que McKenna no quería hablar del matrimonio, y respondió inmediatamente a su pregunta. De todos modos, este tema también era agradable.

"Sí. El Viejo Duque se consumirá en su ira. Sólo hay que seguir echando leña al fuego."

Heinley sonrió mientras miraba los documentos manchados de tinta negra.

Recordaba claramente que el Viejo Duque Zemensia intentó perjudicar a Navier y a su hijo con comida perjudicial para el embarazo. Definitivamente no lo iba a pasar por alto.

"Su Majestad piensa tanto que a veces... me preocupa que se le escape algo."

"McKenna. ¿Te estás burlando de mí?"

"No es eso."

***

McKenna salió de la oficina, bostezando.

Aunque Heinley se lo tomó como si fuera una broma, no lo era, McKenna estaba realmente preocupado.

A juzgar por la actitud de Heinley, parecía que su relación con la Emperatriz Navier iba cada vez mejor, la Emperatriz Navier y el bebé en su vientre se encontraban sanos, se decía que el Imperio Oriental pronto se vería sacudido por un enorme escándalo, el incidente con Whitemond se había resuelto bien, y el Viejo Duque Zemensia parecía derrumbarse debido a las luchas internas.

Todo iba bien, pero algo le incomodaba.

Mientras caminaba, reflexionando sobre qué le incomodaba exactamente, vio al Gran Duque Kapmen de Rwibt, sentado solo, apoyado contra un árbol. Su ceño estaba fruncido, como si no estuviera pensando en algo bueno.



"Gran Duque Kapmen."