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domingo, 22 de agosto de 2021

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 354

Capítulo 354. El Arrepentimiento Carece De Dulzura (1)



Lo que Heinley eligió fue la ropa interior sexy. Había dudado en ponerla entre los regalos, pero al final me dejé llevar por el deseo. Siendo Heinley un águila traviesa pensé que también le gustaría, así que en parte lo hice por diversión.

Aun así, la había escondido en el fondo para evitar que la eligiera, quería revelar este regalo después.

"¿Reina?"

"¿Heinley? Elige otro."

"¿Eh? Me dijiste que eligiera cualquiera..."

"Acabo de darme cuenta de que me equivoqué. Este no es un regalo para ti."

"¿Qué? ¿Entonces para quién?"

"Es, es para el Vizconde Langdel."

Heinley me miró con una expresión de incredulidad. Tenía una cara de que no me creía en lo más mínimo. Era comprensible. No podía creer que hubiera puesto un regalo del Vizconde Langdel entre sus regalos de cumpleaños. Fue una excusa absurda.

Lo siento, Vizconde Langdel.

En cualquier caso, me apresuré a arrebatarle el regalo, lo metí debajo de la cama y le pedí nuevamente,

"Elige otro."

En momentos como éste, me alegro de que mi expresión sea impasible. Era imposible darse cuenta que estoy avergonzada.

"¿Me volverás a quitar el regalo que elija?"

"No. Definitivamente no volveré a hacerlo."

Heinley me miró con ojos dudosos, pero acabó eligiendo otro regalo. Era una hermosa caja de regalo brillante envuelta en papel dorado y plateado, pero dentro había...

¿Cómo consiguió también elegir esto? Este era el regalo aconsejado por McKenna. ¡Hacer el baile de Heinley juntos!

No, no culpo a Heinley. Fui tonta al aceptar lo que dijo McKenna aunque me pareció una locura.

Interiormente, me lo reproché a mí misma. Heinley es un hombre divertido con un gran sentido del humor, así que quise coincidir con él. Pero, ¿por qué intentar hacerlo ahora sabiendo que no se me daban bien las bromas?

De hecho, lo que tenía en mente era que Heinley eligiera un regalo apropiado, un regalo apropiado a todas luces, y luego decirle que también había 'estos otros regalos'.

Para que Heinley dijera después de escucharme, '¡Reina tiene un gran sentido del humor!' Sin embargo...

"Reina. Hmm. ¿Elegí mal?"


Mientras me reprochaba a mí misma, Heinley sacó de la caja de regalo el dibujo de una figura humana haciendo pasos de baile y me preguntó amargamente,

"¿Este es el regalo perdedor?"

Supongo que lo pregunta porque no es un buen dibujo, sino un dibujo que hice a grandes rasgos para representar el 'baile'.

Aun así, no fue una buena idea.

"Yo lo dibujé."

"¡Ah! ¡Reina también es muy creativa en sus dibujos! Dentro de unos 300 años, ¡este dibujo será reconocido como una obra de arte!" 

"... Sé que no dibujo bien. Puedes elegir otro regalo—"

"No quiero."

"Igualmente dámelo. Te daré el primer regalo que elegiste."

Le arrebaté el dibujo, saqué la caja que había puesto debajo de la cama y se la di.

"Me pregunto qué hay aquí."

Murmuró Heinley, parecía tener mucha curiosidad por el primer regalo que había elegido, así que se apresuró a desenvolver y abrir la tapa de la caja.

Inmediatamente se escuchó un grito ahogado.

"Reina. ¿Querías darle esto al Vizconde Langdel?"

Heinley pareció entenderlo, así que no paraba de bromear sin importar cuántas veces dijera lo contrario, "¿Por qué querías regalárselo al Vizconde Langdel?", "¿Al Vizconde Langdel le gusta esto?", "¿Por qué pusiste un regalo para el Vizconde Langdel entre mis regalos, Reina?" Además, "¿qué significaba ese dibujo, Reina?"

Sólo cuando la copa de vino en mi mano comenzó a congelarse, Heinley cerró la boca.

Lo que tenía en mente no funcionó, así que ahora que Heinley había elegido los dos regalos que había preparado a modo de broma, le di todos los demás.

También comprendí que este tipo de bromas no las podía hacer cualquiera. Cuando una persona tan rígida como yo intentaba hacer bromas, acababa convirtiéndose en el blanco de las mismas.

Y así, tras casi dos horas de abrir regalos y reírnos, finalmente pude sacar a relucir el asunto de Whitemond. 

"Heinley tengo algo importante que decirte sobre Whitemond."

"Reina. Ese es un cambio brusco de tema."

"Debo decírtelo mientras el recuerdo permanece claro."

Palmeé el dorso de la mano de Heinley porque no dejaba de acariciarme los dedos de los pies como si quisiera divertirse un poco más. Después de que se sentara con la espalda recta, le hablé sobre lo que sucedió en el salón.

Le conté sobre lo que me pidió el embajador especial, el regalo que me dio y los consejos que le di.

Heinley me escuchó con una expresión seria, y me preguntó en cuanto terminé de hablar,

"¿Cómo le gustaría a Reina que se resolviera esto?"

"Yo tampoco quiero la guerra."

"¿Reina es una pacifista?"

"Sería insensato promover la paz de forma incondicional. Pero creo que es mejor evitar la guerra en la medida de lo posible si no hay una justificación ni beneficios claros. No está bien arrastrar a innumerables personas a la muerte sólo por una pequeña ganancia." 

"El Imperio Occidental es fuerte, Reina. Tomar el control del puerto de Whitemond por la fuerza no sería un problema."

"Después de proclamarnos un imperio, Whitemond no es el único país vecino que nos mira con cautela, Heinley. Si se atacara a Whitemond por conseguir una ventaja inmediata, todos los demás países desconfiarían del Imperio Occidental y se alejarían. Tal vez acabarían uniendo fuerzas con el Imperio Oriental. Aunque no sea ahora, sino en una guerra."

Heinley me escuchó atentamente y asintió repetidamente. Su expresión mostraba que estaba reflexionando seriamente sobre mi punto de vista.

"No lo digo porque me regalara dos buques."

"¿Eh? ¿Buques? ¿Fueron dos buques lo que el embajador especial te regaló?"

"Un buque mercante y un buque de guerra."

De hecho, era la primera vez que recibía buques como regalos.

"¿Quieres que te los enseñe?"

Dado que Heinley estaba interesado, fui rápidamente a mi habitación, agarré el sobre que me dio el embajador, volví al dormitorio y le extendí las pinturas de los buques a Heinley.

"¿Qué te parece?"

Heinley se quedó sorprendido por un momento.

Uh... ¿parece que los quiere?

***