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martes, 17 de agosto de 2021

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 352

Capítulo 352.



Si me lo hubiera dado en privado, lo habría rechazado de inmediato por ser un soborno. Pero al tratarse de un regalo dado en un evento oficial por un motivo oficial, era difícil de rechazar. Sería descortés hacerlo en un lugar como éste.

... tal vez por eso me daba el regalo ahora.

Además, regalar buques al Imperio Occidental, que no tenía puertos, dejaba clara su intención. Este regalo en sí sólo podría ser utilizado si la relación entre los dos países volviera a ser buena.

"Gracias."

Sonreí y acepté el regalo.

Sin embargo, me pareció un poco evasivo marcharme sin más después de haber aceptado el regalo, así que lo pensé por un momento y le di un consejo,

"Sé lo que buscan con el hecho de firmar un acuerdo de no invasión, pero firmar dicho acuerdo unilateral nos ataría de manos y pies."

"Cómo podría ser eso posible. El Imperio Occidental es un país poderoso que puede hablar con dignidad aunque viole el acuerdo, pero Whitemond es un país pequeño que no se atrevería a invadir el Imperio Occidental incluso si no se firmara un acuerdo."

"¿Pero no detuvieron a nuestro equipo de comercio?"

"Eso fue..."

"Por supuesto, no fue una invasión. Pero aunque no vayamos a la guerra, cada uno de los nuestros es igual de valioso, tanto como para Whitemond."

"No entiendo qué quiere decir Su Majestad."

"Si firmamos un acuerdo de no invasión, Whitemond también debería firmar un acuerdo similar. Para que no puedan atacar a nuestra gente que utiliza el puerto como hicieron esa vez."

Después de que el embajador especial se fuera a otro lugar pensativo. Fui a buscar a Heinley para contarle esto. Pero Heinley no estaba por ninguna parte. ¿No estaba hablando antes con el Gran Duque Lilteang cerca de los músicos?

Al final, le pregunté a los sirvientes que pasaban para encontrarlo, "¿Han visto a Su Majestad Heinley?"

Aunque había mucha gente con la que hablar, quería contarle a Heinley la conversación que había tenido con el embajador especial lo antes posible.

Pero antes de que pudiera encontrar a Heinley, oí un grito y un alboroto.

¿Qué es eso?

Hacia el lado especialmente ruidoso, se encontraba el jardín al otro lado de la terraza. Vi que la gente se reunía allí para ver qué pasaba.

Cuando me acerqué al alboroto, vi a un niño pequeño ahogándose en un gran estanque, y a una sirvienta tirando desesperadamente del niño para sacarlo.

"¡Midelen!"

Un hombre y una mujer que parecían ser los padres del niño, gritaban entre lágrimas... ¿El Duque y la Duquesa Zemensia? ¿Así que el nieto del Viejo Duque Zemensia fue quien cayó al agua?

Eventualmente, la sirvienta consiguió sacar al niño del estanque. Estaba tan agotada que se desplomó.

"¡Traigan al médico del palacio! ¡Rápido!"

El Duque Zemensia gritó enérgicamente, mientras que la Duquesa se acercó a su hijo para ver cómo estaba. Algunos sirvientes salieron corriendo a llamar al médico del palacio.

Posteriormente, el Duque Zemensia señaló hacia un lugar y exclamó con voz furiosa.

"¡Él empujó a mi hijo!"

La persona a la que señaló era el Gran Duque Lilteang.

¿Qué estaba pasando...?

El Gran Duque Lilteang no estaba entre la multitud, pero gritó indignado al ser señalado.

"¡¿Qué hice yo?!"

"¡Lo vi con mis propios ojos! ¡Empujaste a mi hijo al pasar!"

"¡Esa es una acusación falsa!"

"¡No lo es! ¡Su Majestad el Emperador también lo vio!"

Heinley estaba con el Gran Duque Lilteang, ¿no? Pero cuando ocurrió el incidente, ¿estaba con el Duque Zemensia?

La mirada de la gente que estaba puesta sobre el Gran Duque Lilteang y el Duque Zemensia ahora vagaba sin rumbo en busca de Heinley.

Curiosamente, Heinley no estaba lejos del Duque Zemensia.

Cuando la mirada de la multitud se posó sobre él, Heinley asintió con una expresión de gran pesar.

"Yo también lo vi, Gran Duque Lilteang."

Tras el suicidio de Christa, La Familia Zemensia había sido rechazada en la alta sociedad, pero seguía perteneciendo al Imperio Occidental.

Naturalmente, la mayor parte del Imperio Occidental siempre se ponía del lado de sus propios nobles de alto estatus en estas situaciones.

En medio de esto, al enterarse de que el Gran Duque Lilteang del Imperio Oriental empujó a un niño del Imperio Occidental al gran estanque, los ojos de la gente se volvieron fríos y agudos.

El Gran Duque Lilteang gritó, "¡Eso no es cierto!", cuando la atmósfera a su alrededor se tornó tan sombría que le hizo estremecer y se apresuró a huir asustado.

"Atrapen al Gran Duque Lilteang."

Afortunadamente, este lugar se encontraba en el palacio imperial, por lo que había soldados apostados alrededor para actuar en situaciones como ésta.

Ante las palabras de Heinley, el Gran Duque Lilteang no pudo dar ni cinco pasos antes de ser atrapado.

Aunque no lo sujetaron por la fuerza de los brazos ni lo obligaron a arrodillarse en consideración a su estatus, el Gran Duque no tuvo otra opción que detenerse porque estaba rodeado de grandes soldados.

El llanto de la Duquesa Zemensia resonaba por todas partes como relámpagos. Sin siquiera mirar en su dirección, Heinley ordenó llevar al Gran Duque Lilteang al salón lunar.

Una vez que el médico del palacio llegó para atender al nieto del Viejo Duque Zemensia, también fui al Salón Lunar.

Preocupados por la situación caótica, Mastas, el Vizconde Langdel y la Condesa Jubel no tardaron en seguirme.

"¿Cómo pudo empujar a un niño a un estanque? Qué hombre tan malvado."

Mastas se mostró indignada mientras caminábamos por los pasillos. Aunque también detestaba a la Familia Zemensia, siendo completamente del Imperio Occidental, parecía estar muy enojada con el Gran Duque Lilteang.

En cambio, el Vizconde Langdel tenía una expresión seria en su rostro, pero no manifestó su ira con vehemencia.

La Condesa Jubel estaba molesta por el comportamiento inconsciente del Gran Duque, más que por el peligro que corrió el hijo del Duque Zemensia.

"Volvió a causar otro problema. Solía ​​causar problemas con la lengua, pero esta vez lo hizo con sus propias manos."

Dado que la Familia Imperial tenía pocos miembros, cuando se enviaba a alguien en calidad de 'representante de la Familia Imperial', a menudo no había más opción que enviar al Gran Duque Lilteang.

Por lo general, estaba bien. El Gran Duque Lilteang ansía el poder, por eso es más cuidadoso con sus acciones.

Sin embargo, una vez que alguien le desagradaba, el Gran Duque no podía ocultar su hostilidad, así que intentaba desencadenarla por cualquier medio.

Como hizo cuando era la Emperatriz del Imperio Oriental. En cuanto apareció Rashta, su plan B, dejó de intentar sobornarme y comenzó a atacarme.

Tal vez por eso a la Condesa Jubel no le sorprendió en absoluto que el Gran Duque Lilteang hubiera causado un grave problema.

En el pasado, El Gran Duque Lilteang había sido avergonzado en público por el Viejo Duque Zemensia por decir tonterías.

Antes de darme cuenta, llegamos frente al salón lunar mientras hablábamos. Sin embargo, la puerta estaba bien cerrada y cuatro guardias custodiaban el lugar.

Entre los guardias que se encontraban frente a la puerta estaba el hermano de Rose, Sir Yunim, quien me preguntó cuidadosamente al verme,

"¿Quiere que le diga a Su Majestad que la Emperatriz está aquí?"

Su actitud fue muy amable en comparación con la forma tan grosera en que solía tratarme.

La Condesa Jubel, Mastas y el Vizconde Langdel me miraron al mismo tiempo. Como si se preguntaran qué iba a hacer.

Cuando todo se quedó en silencio, se escuchó un débil clamor al otro lado de la puerta. Fue la voz del Gran Duque Lilteang gritando lamentablemente, "¡Su Majestad!"

Después de pensarlo por un momento, cambié de opinión.

"No te preocupes. Cuando termine de arreglar sus asuntos, sólo dile que lo espero en mi habitación."

***