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martes, 13 de julio de 2021

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 336

Capítulo 336. Celos y Felicidad (1)



Ahora que lo pienso, creo que durante el día traté a Heinley con más frialdad de la que debería.

Últimamente, el número de veces que iba al baño había aumentado junto con el número de veces que me enojaba en un instante. Sin embargo, ahora no podía evitar expresarlo.

Pensar en esto me hizo sentir repentinamente culpable, consideré que había sido cruel y despiadada al tratar a un águila adorable como Heinley con tanta frialdad.

"Condesa Jubel."

"Sí, Su Majestad."

"¿Ha tenido alguna vez una discusión con el Conde Jubel?"

"Ugh, sólo con mirar su cara. Preferiría no volver a verlo, nada cambiaría."

"¿Cómo solían pelear?"

"Nos insultábamos mutuamente."

"Oh..."

"¿Te peleaste con el Emperador?"

"No nos peleamos. Su Majestad no se molestó conmigo. Yo fui quien lo trató con frialdad."

La Condesa Jubel se rió y me extendió el té que había traído.

"El embarazo puede provocar muchos altibajos emocionales."

Espero que Heinley piense lo mismo y no se sienta herido.

Sin embargo, una vez que venga a cenar, me disculparé de inmediato. No debí tratarlo con frialdad, ya que lo hacía para cuidar de mí.

"¿Um, Su Majestad?"

"Dígame, Señorita Mastas."

"Su Majestad usualmente tiene una expresión fría, así que no creo que deba preocuparse por eso."

¿Qué?

Rose, que traía un tablero de ajedrez, golpeó a Mastas en la espalda.

"¡Ay! ¿Qué es eso en mi espalda? ¿Por qué me golpeas todo el tiempo?"

Cuando Mastas se quejó, Rose le dirigió una mirada fulminante e hizo señas con las manos.

Pude interpretarlo como, 'no había necesidad de decir eso'.

... Siempre parezco fría.

Sonreí torpemente y bebí el té que me dio la Condesa Jubel.

Heinley llegará pronto. Es mejor no preocuparse demasiado. Sólo tenía que mirarlo a la cara y expresarme adecuadamente.

Pero no fue Heinley quien apareció diez minutos después, sino McKenna con una expresión seria.

Me sorprendió, porque McKenna rara vez venía a verme. Incluso pidió que mis damas de compañía salieran un momento.

¿Realmente pasó algo?

Una vez que mis damas de compañía se retiraron, McKenna se acercó rápidamente a mí, puso su mano alrededor de su boca y dijo,

"Su Majestad, Su Majestad la Emperatriz. Lo que le diré en este momento debe mantenerlo en absoluto secreto. ¿Puede prometérmelo?"

Cuando levanté la mirada preguntándome de qué estaba hablando, McKenna confesó en voz baja,

"Su Majestad Heinley ha hecho una petición extraña al Marqués Ketron."

"¿Una petición extraña?"

"¡Le dijo que le diera su cuerpo!"

McKenna sacudió la cabeza salvajemente y continuó,

"Al principio no pude entender lo que quería decir. Después de eso, Su Majestad Heinley me dijo que saliera porque era difícil concentrarse."

Mirándome con extrañeza, McKenna preguntó,

"Su Majestad, ¿sabe lo que significa?"

Le dijo al Marqués Ketron que le diera su cuerpo. Además, tenía que concentrarse.

Anteriormente, me había dicho que necesitaba a alguien para probar su control del maná.

Ah, creo que lo sé.

El Marqués Ketron era un mago. Tenía la intención de utilizar su cuerpo para practicar lo que había aprendido del Gran Duque Kapmen.

Asentí a la pregunta de McKenna. Entonces se golpeó el pecho con el puño y dijo,

"Dios mío, dios mío. Sin duda estoy del lado de la Emperatriz en esto. Lo sabe, ¿verdad?"

"¿De mi lado?"

"¡Absolutamente!"

"Gracias."

No entendía por qué actuaba de forma tan exagerada, pero le agradecí que estuviera de mi lado.

Ahora que lo pienso, McKenna me ha ayudado mucho desde que estaba en el Imperio Oriental.

En cualquier caso, ayudando a Heinley también me estaba ayudando a mí.

"Gracias por decírmelo. Ahora puedo esperar felizmente a Heinley."

"¿Qué?"

Pero McKenna se sobresaltó y dio un paso atrás ante mi agradecimiento.

"¿Feliz?"

Era una actitud de absurdo.

Pensándolo bien, parecía serio al venir. ¿Podría ser que McKenna no estuviera de acuerdo con que Heinley utilizara a otra persona como sujeto de prueba?

Bueno, no le di mucha importancia porque se trataba del Marqués Ketron, pero era algo muy aterrador. Estaba utilizando a otra persona para experimentar por mi bien.

"Lo siento, McKenna. Pero no te sorprendas demasiado. Su Majestad lo hizo por mí."

"¿Hizo esto por la Emperatriz?"

"Ah. ¿No lo sabías?"

"¡No es habitual saberlo!"

"Ya veo. De hecho, yo tampoco sé mucho. Pero Su Majestad hace bien en pedir el cuerpo del Marqués Ketron."

"Fue lo mismo anteriormente con el Gran Duque Kapmen... Su Majestad, ni siquiera la madre de Heinley tenía idea de eso."

"No es nada especial. Sólo quiero aprender algo nuevo, McKenna."

¿McKenna? ¿Por qué se sobresalta y retrocede de nuevo?

"¿Estás bien?"

Mientras estaba desconcertada, McKenna se apresuró a llegar a la puerta y preguntó desde allí.

"Su Majestad, ¿también quiere que me una a su 'nuevo conocimiento'?"

¿De qué estaba hablando?

"Me gustaría saber más sobre McKenna. Tú—"

McKenna inclinó la cabeza apresuradamente, y salió corriendo diciendo que tenía que ir al baño urgentemente antes de que pudiera terminar de hablar.

Mientras tenía la mirada perdida en el vaivén de la puerta, Laura entró y preguntó,

"¿Qué le sucedió a McKenna? Su rostro estaba pálido."

Sacudí la cabeza.

"No lo sé."

Lo mismo ocurrió la vez que mencionó lo de la mermelada. ¿En qué estaba pensando?

"Ah, sí, Su Majestad. ¡Hoy fui al centro de la ciudad y me encontré con Lady Nian! ¡Estaba peleando con el Vizconde Langdel!"

"¿En serio?"

"¡Por supuesto! ¿Por qué se pelearon? Pensé que nunca se pelearían. Fue inesperado."

Ahora que lo pienso, ¿no le preocupaba al Vizconde Langdel que el Marqués Liberty estuviera cortejando a Nian?

Espero que no tenga relación con eso.

"Su Majestad, ¿tiene alguna idea?"

"No."

"¿No se quedó hace un instante con cara de 'no puede ser'?"

"No."

Mientras me movía de un lado a otro de la habitación, evitando los ojos brillantes de Laura, afortunadamente apareció Heinley.

"¿Reina? ¿Estás jugando a las atrapadas?"

Tenía que disculparme con Heinley, así que lo llevé rápidamente al dormitorio y cerré la puerta.

Heinley estaba desconcertado, pero no se opuso. Sin embargo, tal vez porque recordaba lo que sucedió durante el día, no dejó de examinar mi expresión.

"Lamento lo ocurrido durante el día."

Entonces, Heinley y yo nos disculpamos casi al mismo tiempo.

"¿De qué te disculpas? Yo soy quien lamenta haber perdido los nervios por nada."

"Reina, que actúe pensando en tu bienestar no es motivo para contenerte si algo no te gusta."

"Pero esta vez definitivamente fue mi culpa, Heinley."

"No, debí expresarme mejor. Además, Reina habló con calma aunque estaba enojada. No perdió los nervios."

Dejamos fluir rápidamente nuestros sentimientos, lo suficiente como para eclipsar nuestras preocupaciones.

Fue gracias a Heinley.

Si le dijera esto, él me daría las gracias a mí...

"Ah, Reina. En cualquier caso, creo que ahora puedo ayudarla con seguridad a sentir el flujo del maná."

"¿De verdad?"

"Por supuesto. Estoy seguro. Lo comprobé varias veces, he mejorado mucho."

¿No me va a contar que ha experimentado con el Marqués Ketron?

No sé si debería decir que lo sé. Si lo digo, ¿no se metería McKenna en problemas?

Mientras dudaba, agarró mi brazo y besó la parte superior de mi muñeca.

"Empezaré con esto."

"¿Besar también es parte del procedimiento?"

"Así es."

"¿Es absolutamente necesario?"

"Es de ayuda hacerlo."

"¿Quién te dijo eso?"

"Yo mismo."

Es tan astuto como un zorro. Mientras se reía, volvió a besar mi muñeca y preguntó,

"¿No te gusta?"

Se sentía bien.

"No puedo evitarlo porque es de ayuda, así que está bien si lo haces."

* * *