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lunes, 28 de junio de 2021

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 329

Capítulo 325. Trae A Su Primer Hijo (2)


"Mi bebé, toma la mano de mami... mi bebé, mi dulce bebé..."

Un murmullo salía de entre los arbustos.

El Vizconde Roteschu estaba a punto de entrar en el Palacio del Oeste, cuando de repente escuchó la voz.

"¿Rashta?"

Parecía la voz de Rashta.

El Vizconde Roteschu se dio la vuelta y se dirigió a la fuente del sonido.

Había un pequeño espacio circular y despejado entre los arbustos, con césped corto. Rashta estaba sentada allí en una gran silla de nido, con una muñeca en sus brazos y murmurando.

"Mi bebé..."

Viendo a Rashta murmurar mientras acariciaba la muñeca, el Vizconde Roteschu chasqueó la lengua con asombro.

"¿Realmente se ha vuelto loca?"

Rashta dejó de acariciar la parte posterior de la cabeza de la muñeca y levantó la mirada.

Cuando vio al Vizconde Roteschu, sus ojos apagados volvieron a cobrar vida. Entonces, frunció el ceño y apartó la muñeca.

"Estaba practicando cómo cargar a un bebé."

El Vizconde Roteschu se sintió más tranquilo por su aguda voz llena de resentimiento.

Por un momento, realmente pensó que Rashta había enloquecido.

"Este no es momento de practicar cómo cargar a un bebé."

"No pude cargar a mi bebé. No pude cargarla bien, así que tengo que practicar. No puedo dejarla caer de nuevo. Si no, no podré volver a ver su cara."

"¿Qué tontería estás diciendo?"

Después de escuchar las palabras de Rashta, el Vizconde Roteschu se le acercó rápidamente. Mirando a su alrededor, dijo en voz baja.

"Despierta. Se trata de la hija de los Vizcondes Isqua que me pediste que buscara."

"No la busques, no hace falta. ¿Crees que me interesa encontrar a la hija de otro?"

Rashta, que habló claramente, miró por un momento al Vizconde Roteschu y soltó una encantadora risa,

"De hecho, tu hija también desapareció, pero estás buscando a la hija de otro."

Los ojos del Vizconde Roteschu se enrojecieron por un momento ante la voz burlona.

Rashta levantó la mano, le dio dos palmadas en la mejilla y sonrió.

"Estás siendo castigado. Perdí a mi bebé por tu culpa, así que tú también perdiste a tu bebé, bastardo."

"¿Realmente has perdido la cabeza?"

"Cállate. ¿Qué quieres decir? Rashta está ocupada. Di lo que tengas que decir y luego vete."

El Vizconde Roteschu abrió la boca y resopló.

¿Qué demonios había pasado para que cambiara tanto mientras no la veía?

Odiaba a Rashta y la consideraba tan astuta como un zorro. Pero también consideraba que en su interior había una personalidad ingenua y torpe. Sin embargo, en la actual Rashta no veía eso en absoluto.

Aún así, al Vizconde Roteschu no le importaba el sufrimiento de Rashta.

En vez de preguntarle a Rashta sobre lo que pasaba, se apresuró a contar lo que había descubierto,

"Lo más probable es que ella sea la verdadera hija de los Vizcondes Isqua."

"¿Ella? ¿Navier?"

"¡Evely! ¡La maga que permanece en el Palacio del Sur!"

"¿Evely? ¿La maga?"

La ira se filtró en los ojos de Rashta, que parecía haber perdido su espíritu.

"¿Es ella?"

"¡Sí!"

Rashta dejó caer la muñeca y agarró al Vizconde Rostechu por el cuello.

"¿Estás seguro? ¿No estás haciendo esto para burlarte de Rashta?"

"¡Qué conseguiría burlándome de ti!"

¡Eres mi fuente de dinero! El Vizconde Roteschu se tragó las últimas palabras.

En primer lugar, ¿por qué vendría a transmitir esta información cuando estaba tan ocupado buscando a Rivetti? Porque Rashta era su fuente de dinero y el futuro de su familia.

Sin embargo, le enojaba que Rashta, que tenía que ganarse firmemente el corazón del emperador y sacarle dinero, estuviera así.

Encontrar a Rivetti era todo cuestión de dinero, dinero, dinero, dinero. Y se suponía que para eso estaba ella.

"De ninguna manera."

Rashta apretó el cuello del Vizconde Roteschu, lo empujó hacia atrás y murmuró.

"¡No puede ser! ¡No puede ser ella entre tantas personas! ¿la, la prueba? ¿Hiciste la prueba?"

"No pude hacer la prueba. Conseguí sangre y la llevé, pero en el templo se negaron, diciendo que la persona que se haría la prueba debía ir personalmente. Ha habido tantas irregularidades, como el intercambio de sangre, que hoy en día no se hacen pruebas a menos que la persona implicada esté presente."

"Entonces es falso. Entonces es falso."

Rashta dijo con una sonrisa. Pero a diferencia de su mirada sonriente, se mordía los labios sin compasión.

"Es falso. No puede ser verdad. ¿Estás diciendo que la chica que solía llamarme hermana es su verdadera hija?"

"Rashta, no puedes decir simplemente que es falso. Debes comprobarlo apropiadamente, aunque eso signifique llevarla a la fuerza."

"¿Qué sentido tiene comprobarlo? ¡Sabes que no me sirve de nada tratar de comprobarlo!"

Rashta, que gritó enérgicamente, estalló en carcajadas y señaló con el dedo al Vizconde Roteschu, hablando sarcásticamente como si lo entendiera.

"Estás mintiendo para herir a Rashta, ¿no es así? ¿No es extraño que hayas encontrado en unas pocas semanas a la hija que los Vizcondes han estado buscando durante años? Sí. Es mentira. No puede ser verdad."

"Tampoco sé por qué no fueron capaces de encontrarla en años. ¿Fue porque buscaron en otros países, o porque buscaron superficialmente, o bien porque simplemente no tienen cerebro? En cualquier caso, estoy diciendo la verdad. No sé si esa chica Evely lo es realmente, pero definitivamente hay una alta probabilidad."

Las comisuras de los ojos de Rashta comenzaron a enrojecerse.


A pesar de su aspecto lamentable, el Vizconde Roteschu no tenía tiempo para preocuparse por ella ahora.

Extendió su mano rápidamente.

"Consígueme algo de dinero. Tengo un informante muy hábil, pero la suma exigida siempre es demasiado alta."

"..."

"Y también envía dinero a la mansión para que Alan pueda mantenerse bien. ¿No está criando a tu hijo?"

Cuando Rashta se quitó el brazalete de joyas del brazo y se lo dio, el Vizconde Roteschu lo agarró inmediatamente. Luego se dio la vuelta como si su asunto hubiera terminado y salió rápidamente de entre los arbustos.

Una vez que el Vizconde Roteschu salió, pudo escuchar murmurar nuevamente detrás suyo, "Mi bebé, toma la mano de mami..."

El Vizconde Roteschu, sintiendo inexplicablemente la piel de gallina, se frotó los brazos.

"¿De verdad está enloqueciendo?"

***

"¿El collar de maná fue robado?"

"Sí."

"¿No tienes idea de quién lo hizo?"

"Desapareció sin dejar rastro. Estaba muy atento a la seguridad, pero alguien se lo llevó."

Junto al Marqués Karl, el mago de la corte parecía a punto de llorar.

Apenas había conseguido encontrar una pista sobre el fenómeno de la disminución del maná, y lo estaba investigando. El collar había desaparecido, así que se estaba volviendo loco.

Sovieshu recordó que Heinley utilizaba pájaros para intercambiar cartas con Navier.

"Tienen un don para manejar a los pájaros mensajeros."

El Marqués Karl preguntó,

"¿Qué haremos, Su Majestad?"

En vez de responder enseguida, Sovieshu miró al mago de la corte y preguntó,

"Asumiendo que es muy difícil continuar con la investigación de inmediato. ¿Qué podemos hacer para reducir los daños ahora mismo?"

"No es seguro, pero será mejor mantenerse alejado de las piedras de maná de momento."

"¿Las piedras de maná no facilitan el uso de la magia?"

"Así es. Incluso la Señorita Evely recuperó su maná perdido con la ayuda de una piedra de maná. Aunque son pocos, ha habido casos de aumento repentino de maná además del caso de la Señorita Evely. Pero mi asistente perdió su maná por culpa de una piedra de maná. Desde entonces, lo mantuve cerca del collar de maná, pero el maná no volvió..."

El mago de la corte, que se puso muy triste al pensar en eso, consiguió terminar sus palabras un momento después.

"No sabemos bajo qué condiciones desaparece y vuelve el maná, así que es mejor mantenerse alejado de las piedras de maná por ahora."

"Tienes razón. Haremos exactamente lo que dice, Marqués Karl. Además, ponte en contacto con la academia mágica y pídeles que impidan a sus estudiantes utilizar piedras de maná mientras tanto."

"Sí, Su Majestad."

El Marqués Karl, que salía de la oficina junto al mago de la corte, miró por un momento al lado del escritorio de Sovieshu.

Desde hace varios días, el Emperador Sovieshu no traía a la princesa. Antes, siempre había intentado tenerla a su lado. ¿Qué le hizo cambiar de opinión?

No quitó la cuna, pero la cuna vacía lo hacía parecer más extraño.

Una vez que salieron, el mago de la corte preguntó como si tuviera un pensamiento similar en mente.

"¿Su Majestad no lleva a la princesa con él últimamente?"

"La princesa todavía es pequeña y a veces llora, lo que debe interferir en su trabajo."

"Bueno. Es normal que los bebés lloren."

El mago de la corte asintió y volvió a preguntar con voz temblorosa.

"¿Es por la noticia de que la Emperatriz Navier está embarazada?"

"De ninguna manera."

El Marqués Karl lo negó rotundamente.

Como el hecho de que Sovieshu solicitara el divorcio por la infertilidad de Navier era conocido con certeza por muy pocas personas, el mago de la corte asintió al instante, diciendo, "Sí. Tienes razón."

Sin embargo, la tez del Marqués Karl se volvió más oscura.

De hecho, estaba realmente preocupado de que Sovieshu se mantuviera alejado de la princesa por esa razón.

Y esa preocupación era correcta.

Sovieshu primero dio vueltas por la oficina mirando la cuna vacía, luego dio vueltas por el pasillo y, finalmente, sin poder resistirse, fue a la habitación de la bebé.

La princesa, acostada allí en su confortable cuna, dormía plácidamente.

"Es una bebé muy tranquila."

Dijo rápidamente la Vizcondesa Verdi.

Sovieshu le hizo un gesto con la mano para que se retirara y se acercó a la cuna. Miró la cara de la bebé dormida y tocó suavemente su mejilla.

La bebé abrió los ojos inmediatamente, reconoció su rostro, sonrió dulcemente e hizo algunos sonidos.

Con un dolor desgarrador en su pecho, frunció el ceño y levantó a la bebé.

La bebé no sabía nada y se reía ligeramente, tirando con fuerza de las mejillas y las orejas de Sovieshu.

Sovieshu se esforzó por encontrar un rincón de la princesa que se pareciera a él mientras la dejaba jugar todo lo que quisiera.

Ojos, nariz, boca, cabello, manos, pies, piel...

Pero no lo hubo. La bebé no se parecía en nada a él.

Sólo había dos personas que se parecían a la bebé. Rashta y el primer hijo de Rashta.

Sovieshu recordó al primer hijo de Rashta, que apenas había observado. Tenía entendido que el Vizconde Roteschu lo estaba criando.

'Necesito mirar más de cerca a ese niño.'

Para Sovieshu, ese niño era sólo el primer hijo de Rashta, y no tenía ningún interés en él.

Así que cuando vio al niño, pensó que se parecía mucho a Rashta, pero no se fijó bien en él.

Pero ahora…

Sovieshu dejó a la bebé en la cuna y volvió a su oficina, llamando a un caballero que actuaba como una sombra.

"Ve de inmediato a la Mansión del Vizconde Roteschu y trae al primer hijo de Rashta. También al Vizconde Roteschu."