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lunes, 21 de junio de 2021

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 326

Capítulo 326. La Preocupación De Mi Madre (1)


En cuanto di a conocer que estaba embarazada, el sacerdote que nos ayudaba con el evento de la 'Gran Oración' se acercó apresuradamente y agitó las manos,

"Estuvo cerca de convertirse en un problema serio. Absolutamente no debe comer este plato, Su Majestad."

Tenía una mirada asustada. Probablemente sea porque la familia imperial estaba en un punto crítico desde la época del anterior rey.

El sacerdote retiró rápidamente la comida.

"¿Está bien hacer esto?"

Cuando le pregunté sólo por si acaso, volvió a agitar las manos, diciendo como si fuera natural,

"Por supuesto, por supuesto. No se puede perjudicar el futuro del Imperio Occidental mientras se reza por el mismo."

Mientras intercambiábamos algunas palabras, murmullos comenzaron a escucharse por todas partes. La mayoría de los nobles tenían caras y voces brillantes.

Tanto para los nobles que apoyaban a Heinley como para los que no, el tema de la sucesión era importante.

Además, en esta situación, el hecho de ser extranjera suponía tanto una debilidad como una fortaleza.

Dado que no compartía lazos de sangre con ninguna familia del Imperio Occidental, todos los nobles deseaban convertirse en los futuros ayudantes de mi hijo.

Heinley mantuvo una sonrisa suave y, una vez que la conmoción se calmó, decidió seguir con el evento.

Cuando el evento terminó y todos nos reunimos para comer, el viejo Duque Zemensia se acercó con una copa larga.

"Mis más sinceras felicitaciones, Su Majestad."

Ya había muchos nobles que se acercaron a felicitarme, pero no esperaba que también lo hiciera el viejo Duque Zemensia. Fue sorprendente.

¿No es el padre de Christa? No creo que sea alguien que realmente quisiera felicitarme.

Era difícil aceptar completamente sus felicitaciones. Aunque se lo agradecí con una sonrisa, no podía bajar la guardia ya que no sabía lo que buscaba.

Sólo después de tomar cuatro sorbos tensamente, el viejo duque reveló sus verdaderas intenciones.

"Pero eso fue injusto, Su Majestad la Emperatriz y Su Majestad El Emperador."

"¿Injusto?"

"El embarazo de la Emperatriz es una celebración nacional y la esperanza de todos, pero se mantuvo en secreto durante dos meses. Ni siquiera nosotros, los nobles, sabíamos que Su Majestad estaba embarazada, y no dejamos de estar preocupados por el sucesor."

Oh... me preguntaba si la comida que resultaba perjudicial en el embarazo había sido servida intencionalmente, y si así fuera, quién lo había hecho.

Existía una alta probabilidad de que esta persona fuera la responsable.

Algunos nobles que hablaban entusiasmados del bebé se sobresaltaron al escuchar las palabras del viejo Duque Zemensia.

Parecían ser aquellos que habían manifestado al menos en una ocasión su preocupación por la sucesión y el rumor de mi infertilidad.

El viejo Duque Zemensia les susurró al oído como una serpiente ahora que estaban inmersos en la alegría. Había insinuado con sus palabras que, 'la emperatriz debe haber mantenido su embarazo en secreto para ponerlos a prueba'.

"Era necesario tener cuidado en las primeras etapas del embarazo."

Heinley habló calmadamente con una sonrisa. Luego retiró la copa vacía de mi mano y no se contuvo, sino que le devolvió el golpe.

"¿Pero no se ha dicho todo el tiempo? Que no pasa nada, que no hay de qué preocuparse, que hay otras cosas en las que centrarse, que los asuntos internos son más importantes ahora mismo. Incluso si decimos que todo está bien, no podemos hacer nada al respecto si no nos creen. ¿No es cierto, Reina?"

Heinley continuó inmediatamente, "Es culpa de los que no nos creyeron. Es un problema que surgió por ideas malintencionadas", las miradas de varias personas se ensombrecieron aún más ante las palabras de Heinley.

Heinley y el viejo Duque Zemensia intercambiaron sonrisas astutas sin decir una palabra.

***

Esa noche, mi damas de compañía, mis padres, e incluso mi hermano armaron un escándalo.

"¡Mantenerlo en secreto incluso para nosotros fue injusto! Ah... ¡pero me alegra! ¡Aún así fue injusto! Pero estoy feliz... ¡Ah!"

Laura se enfadaba, lloraba y se contentaba repetidamente.

"Entonces, ¿primero hay que preparar la ropa del bebé? O más bien algunos juguetes. No, no, lo más importante es la cuna... ¿Qué diseño sería ideal para la cuna?"

De repente, Rose comenzó a hablar de lo que sabía, y la Condesa Jubel, que tenía una amplia experiencia en el matrimonio, el parto y la crianza de los hijos, presumió de su experiencia con los hombros levantados,

"¿Qué podría saber una joven dama que no está casada sobre eso? Déjelo todo en mis manos, Señorita Rose. Déjemelo a mí, Su Majestad."

"He visto y escuchado muchas cosas, así que yo también puedo hacerlo, Condesa Jubel."

Sin embargo, Rose no parecía dispuesta a ceder.

"Su, Su Majestad, Su Majestad la Emperatriz. ¿Está bien que permanezca de pie ahora? No, tiene que acostarse, o más bien sentarse."

Mastas entró en pánico, como si de repente me hubiera convertido en una persona enferma. Una vez que me senté, me giré para mirar a mi hermano y parecía muy preocupado.

¿Está dando vueltas por la habitación porque no puede quedarse quieto ni un momento?

En cambio, mi padre no se movía de donde estaba, secándose las lágrimas con un pañuelo y sin decir nada. Parecía querer felicitarme de la manera más solemne posible, pero por desgracia, tenía un nudo en la garganta... cada vez que abría la boca, no salía nada más que el aire que se escapaba.

Al principio, mi madre palmeó repetidamente la espalda de mi padre para consolarlo, pero eventualmente le dijo que resultaba molesto y que se diera la vuelta si quería llorar. Mi padre se entristeció, se dio la vuelta en una esquina y comenzó a llorar cada vez más.

Mientras sonreía torpemente, mi madre puso su mano en mi vientre y acarició suavemente mi cabello.

"Mi querida hija. Sigues siendo demasiado pequeña para mí. No puedo creer que mi pequeña niña vaya a ser madre..."

"En realidad, no soy pequeña, madre."

"Lo entenderás cuando tengas a tus hijos. Por mucho que crezcan, siempre serán para sus padres pequeños e indefensos."

Mi hermano mayor, que había sido reprendido severamente en vez de ser tratado como una persona indefensa cada vez que se metía en problemas, movió los labios como si quisiera quejarse.

"Pero estoy preocupada."

"¿Sobre qué?"

"Antes, durante y después de dar a luz, me preocupa todo."

Mi madre me rodeó la cabeza con sus brazos y me dio unas palmaditas en el hombro. El suspiro de mi madre recorrió mi cabello.

"Puedo hacerlo bien, madre."

"Fuiste una niña excepcional. Muy tranquila y obediente."

"Lo sé."

"Es difícil para una persona inteligente enseñar a los demás. Está bien si tu hijo se parece a ti, pero si por casualidad..."

La mirada de mi madre se desvió por un momento entre mi hermano y mi padre.

"Me preocupa que no seas capaz de manejarlo si no es tan tranquilo como tú."

Jamás debo contarle a mi madre sobre la infancia de Heinley.

"Estaré bien, madre."

"Desearía poder quedarme a tu lado para ayudarte."

También deseaba que mi madre se quedara aquí conmigo... pero mi madre amaba el Imperio Oriental. Incapaz de pedírselo, apoyé mi frente en el pecho de mi madre.

Justo entonces, mi hermano preguntó como si hubiera leído mi mente.

"Madre, ¿no puedes quedarte aquí con Navier?"

Yo también tenía cierta esperanza, así que miré a mi madre.

Mi madre dudó un poco y respondió mirando de reojo a la espalda de mi padre,

"Lo pensaré. Y cariño, puedes darte la vuelta y venir aquí."

"Esposa... nuestra... nuestra Navier... nuestra Navier sigue siendo una bebé, pero nuestra bebé... Ah."

Las venas en la frente de mi madre se marcaron mientras Mastas, que también observaba a mi padre, apretó los labios e inclinó la cabeza.

Mi padre inteligentemente se apresuró a alejarse, se dio la vuelta y sacó el pañuelo.

***