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lunes, 24 de mayo de 2021

Una Villana Perfecta Para Un Tirano - Capítulo 70

Capítulo 70. ¡Mami, Me Equivoqué!


Cecile miró el título del libro que decía, 'terminé domando a un dragón de repente'.

Cuando apareció el dragón, Estian había ordenado rápidamente a Kane que enviara a Cecile al Palacio de la Emperatriz. Llevada por Kane a su habitación, se quedó aturdida durante un rato antes de correr de repente hacia su estantería, gritando: "¡Conozco esta situación!"

Cecile se apresuró a tomar un libro como si estuviera poseída por algo. Hojeó rápidamente sus páginas y pronto encontró la parte que buscaba.

Un hechizo para atar dragones que se había olvidado en el tiempo, estaba ahora en manos de Cecile. Ella había creído que se trataba de un simple libro, pero contenía el hechizo, perfectamente registrado. No se trataba de magia, sino del poder de las palabras que gobernaba la tierra al principio del mundo. Ese poder había cruzado el tiempo para caer en su poder.

Cecile sintió que se le ponía la piel de gallina mientras leía aquella página; todo lo que se narraba antes y después de esta parte coincidía con su situación actual. Un dragón nacía de repente en el momento en que la protagonista ponía las manos sobre un huevo desconocido, y la bestia asesinaba indiscriminadamente.

'¿Qué está pasando? ¿Por qué todo es igual que en la historia? Además, este libro...'

'Terminé domando a un dragón de repente' no era el tipo de libro que a Cecile le gustaba... aunque en realidad se trataba de la crianza de un pequeño dragón que crecía hasta convertirse en un dragón adulto durante una breve separación. Luego el dragón regresaba a la heroína diciendo, 'Por fin te he encontrado.  No volveré a separarme de ti', obsesionado con ella. Cecile sólo conservaba ese libro porque la protagonista tenía el mismo que ella. 

'¿Cuándo lo leí?' se preguntó. Si no recordaba mal, durante sus días en la villa real de Navitan, se lo regaló una de las sirvientas para que lo leyera.

'¿Quién fue?'

Por alguna razón, ella no recordaba nada de aquellas sirvientas con las que estaba todos los días. Cecile se sentía perdida ante la abrupta ausencia de sus recuerdos cuando la asistente a su lado se acercó diciendo, "Su Majestad, este lugar también puede ser peligroso. Debe darse prisa y refugiarse en otro lugar."

"¿En serio?" Contestó Cecile, pero justo cuando estaba a punto de moverse, se detuvo y lanzó una aguda mirada a la asistente. "¿Quién eres?"

"¿Perdón? ¿Qué quiere decir, Majestad? ¿No me ha visto también por la mañana?" La asistente respondió con una cara de desconcierto, pero a pesar de ello, Cecile dio un paso atrás en retirada.

"Su Majestad, vayamos primero a un lugar seguro y busquemos a los demás más tarde..."

La asistente estaba ansiosa y no sabía qué hacer mientras Cecile se alejaba de ella. La otra asistente que estaba al lado también parecía preocupada, con la mirada perdida entre Cecile y su colega. Sin embargo, Cecile se dio la vuelta con el libro en la mano. El Palacio de la Emperatriz, que hasta ahora le resultaba tan familiar y acogedor, le resultaba de repente extraño. Nada había cambiado y el dragón estaba lejos en la distancia, pero sus instintos le gritaban que estaba en el lugar más peligroso.

Cecile miró a las asistentes que se acercaban a ella. Nunca había visto sus caras por aquí. Tal vez había un problema con ella, ya que no recordaba a sus sirvientas en Navitan, sin embargo...

'¡Esta gente es peligrosa!'

En el momento en que pensó esto, Cecile se quitó inmediatamente los tacones y comenzó a correr a toda velocidad.

"¡......!"

Las dos asistentes fueron sorprendidas con la guardia baja cuando fueron empujadas por ella. Ella corrió a toda velocidad sin mirar atrás, dirigiéndose a la sala de audiencias. Las asistentes durante el camino, la llamaron sorprendidas, pero ella no les hizo caso.

'Tengo que volver con Su Majestad. Y encontrar a Tania también.' Cecile sabía dónde estaría más segura, incluso con un dragón desenfrenado cerca. Sin Estian, no había refugio seguro en ningún lugar, así que no tenía más remedio que estar a su lado. 'Aunque creo que recibiré un gran regaño si vuelvo...'

Estian le había pedido especialmente a Kane que la alejara, y sin embargo ella estaba ignorando sus esfuerzos al volver de nuevo. Tal vez había exagerado y las asistentes de antes intentaban alejarla por sincera preocupación. 'Pero...'

Al pasar por delante de las desconcertadas asistentes, Cecile miró el libro que tenía en sus manos. Pudo encontrar la página que estaba leyendo hace un rato incluso mientras corría.

Cecile no dudó más en el momento en que leyó esa frase. Su instinto le pedía a gritos que hiciera lo que estaba escrito en la historia.

'Qué curioso'.

A diferencia de las asistentes de antes, no sentía que fuera peligroso volver. De hecho, la hizo sentir como si alguien le tendiera la mano y la arrastrara. Cecile se preguntó quién fue la primera persona que le dio este  libro. Se le ocurrió enviar a alguien a Navitan para encontrar a la sirvienta que lo hizo después de que todo este caos se arreglara.

Mientras corría, sintió un dolor en la planta de los pies. Había pisado lo que un fragmento de piedra rota proveniente de los escombros del techo derrumbado. Sin embargo, este dolor no fue motivo para detenerse. Según el libro, el dragón no podía ser derrotado a menos que ella fuera, así que debía hacerlo.

Cuando ella se acercó a la sala de audiencias, los caballeros que estaban en el lugar advirtieron a Cecile que no entrara, pero dudaron en actuar, mientras que Cecile seguía pasando por delante de todos ellos con determinación.  Incluso ahora el palacio temblaba, los sonidos de destrucción se podían escuchar desde el exterior. Estian y los demás que estaban adentro seguían enfrentándose al dragón.