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martes, 11 de mayo de 2021

Padre, No Quiero Casarme - Capítulo 74

Capítulo 74. Reunidos En La Calle Arcade


Naturalmente, a Max no le gustaban los lugares concurridos porque le recordaban  a un campo de batalla, el único lugar concurrido en el que había estado. Por esta razón, se sintió perdido cuando entró en la desconocida Calle Arcade. Un músico ambulante tocaba un instrumento frente a la fuente del centro de la plaza, rodeado de curiosos. Filas de gente se situaban fuera de tiendas de renombre. Un amplio número de personas recorrían la Calle Arcade, moviéndose en grupos como familiares, amigos o amantes. 

El ambiente tranquilo hacía que Max se pusiera aún más tenso. '¿Dónde está Jubelian?' No paraba de moverse, tratando de buscarla. Justo cuando un hombre estaba a punto de chocar con él, Max lo esquivó rápidamente. 

"¡Agh! ¡Maldita sea!" Gritó enfadado el hombre que se acabó cayendo solo y lo fulminó con la mirada. "¡Cómo te atreves!"

Max frunció el ceño ante la voz excesivamente alta del hombre. Aunque nunca evitaba a la gente que intentaba iniciar una pelea, su máxima prioridad ahora mismo era encontrar a Jubelian. Max ignoró al hombre e intentó marcharse, pero un grupo de jóvenes que parecían escoltas lo rodearon. 

"¿Adónde crees que vas después de ofender a un noble?", gritó el hombre con fiereza mientras sus escoltas lo ayudaban a levantarse.

Max frunció el ceño ante sus desagradables palabras. "¿Qué he hecho mal?", replicó. 

"¡Atravesarte para que me cayera!"

Max levantó inconscientemente la comisura de los labios, sintiendo un impulso asesino surgir en su interior. '¿Debería matarlo?' Max apretó los puños en silencio, pero luego los abrió. Los escoltas que lo rodeaban tenían grandes cuerpos, pero no se podían comparar con él. Si decidía defenderse, podía garantizar la victoria. Pero si se ensuciaba las manos por este asunto trivial, retrasaría la búsqueda de la mujer. 

"Yo no he hecho nada". Max volvió a intentar marcharse después de hablar lo más amablemente posible, pero el otro hombre seguía enfurecido, sin estar dispuesto a dejarlo tranquilo.

"¡Sinvergüenza! ¿Intentas eludir tu responsabilidad después de haber puesto en peligro a un noble? Discúlpate en este momento."

Max realmente quería poner a este hombre en peligro, pero reprimió este impulso. "No sé por qué tengo que disculparme cuando tú eres el culpable de la caída."

El Barón apretó los dientes en respuesta. '¡Cómo se atreve, ese plebeyo... a mirarme por encima del hombro!' Como noble que había nacido en la clase baja, el Barón Gordon era despreciado en la alta sociedad por sus orígenes. Por esta razón, se había sentido miserable durante bastante tiempo. No importaba cuánto apoyo ganara utilizando el dinero, parecía no tener fin su sufrimiento. Entonces, un día, fue testigo de una escena desagradable mientras estaba de muy mal humor.

Dios mío, ¿Cómo te llamas?

¿No quieres trabajar para nosotras? Te pagaré mucho

Un grupo de mujeres de la nobleza que normalmente lo ignoraba, estaba adulando a un sirviente de buen aspecto. Estaba tan irritado por lo que había visto que acabó llamando al sirviente e iniciado una disputa con él. Al final, recibió una disculpa.

Siento haber cometido un error tonto. Por favor, sea generoso y perdóneme.

Se sintió realmente bien cuando ese inútil, que se había mostrado excesivamente confiado frente a un grupo de mujeres nobles hacía apenas un minuto, suplicó clemencia y se arrodilló en el suelo como un perro. Después de ese día, intimidó a plebeyos altos y atractivos para descargar su ira. Pero a diferencia de sus otras víctimas, que se disculpaban con facilidad, Max siguió siendo obstinado hasta el final, lo que le hizo caer de nuevo en sus tendencias violentas. '¡No puedo dejar ir a un cabrón como él!'

"¿Qué están haciendo? ¡Aten a ese arrogante plebeyo!", gritó el Barón, con la voz llena de ira. Los individuos que rodeaban a Max avanzaron a sus órdenes, pero una voz pronto les hizo detenerse. 

"Deténganse ahora mismo". Dijo una voz dulce, que también estaba impregnada de dignidad. Todos se detuvieron para mirar a la mujer que hablaba. 

"¡Tú eres...!" 

Se trataba de una elegante mujer de cabello plateado, ojos azul purpura y rasgos seductores que deslumbraban a la vista. Inmediatamente se podía intuir que esta hermosa mujer, que portaba una expresión gélida, pertenecía a la alta nobleza. Aunque el Barón Gordon estaba apartado de la sociedad noble, no era tan tonto como para no reconocer a la mujer que superaba en belleza a la mayoría de las mujeres de la alta sociedad. 

"Saludo a la Dama de la Casa Floyen. Yo soy..." 

La mujer escuchó el saludo del Barón y asintió ligeramente antes de abrir la boca. "Sé quién es usted, Barón Gordon". Aunque había hablado en un tono gélido, el Barón Gordon estaba encantado de que la Dama Floyen hubiera reconocido a un noble de bajo rango como él.

"Soy realmente una persona afortunada al conocer a una dama como tú por casualidad."

Los hijos de los Duques solían ser tratados como si poseyeran el rango de un Conde o una Condesa. Incluso era raro que un Barón pudiera entablar una conversación con alguien como ella. 'Ella tiene mala fama, pero ¿Qué importa eso?' Si podía ganarse el favor de la Dama y eventualmente hacerse notar por el Duque... el Barón pensó que valía la pena usar todo el dinero que tenía. 'Es muy fácil complacer a una joven'. Los ojos del Barón Gordon brillaban cuando sus labios rojos se separaron. 

"¿De verdad? Porque ahora mismo estoy muy molesta."

El Barón se estremeció ante su frígida voz, que no contenía ni siquiera una pizca de calidez.