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domingo, 18 de abril de 2021

Padre, No Quiero Casarme - Capítulo 41

Capítulo 41. Otra Vez Sola


Max se dio la vuelta con una expresión rígida. '¿Por qué no ha regresado?' Miró la puerta que ella había cerrado después de salir, pero no podía sentir su presencia por más que lo intentara. 

"¿Su Alteza?", preguntó el hombre con voz desconcertada. 

Max retorció su expresión. Cada vez que se decidía a marcharse, su cuerpo no le hacía caso. Le preocupaba la mujer, que podría buscarlo si desaparecía sin decir nada. 

"Espérame fuera. Sólo será un segundo."

El hombre se dio cuenta de que el Príncipe tenía una expresión desconocida y una mirada vacilante, pero obedeció en silencio sus órdenes, saliendo de la habitación. Max exhaló cuando ya no pudo sentir la presencia de su subordinado en la habitación. 'No puedo creer que esté haciendo algo como esto...' 

Se dirigió al escritorio de la mujer, sacó un papel y comenzó a escribir diligentemente.

'Esto debería ser suficiente'. Su rostro tenso se relajó. 

***

Había un silencio inquietante cuando regresé a mi habitación.

'Parece que se está escondiendo bien. Estoy orgullosa de él', pensé mientras me dirigía a mi armario. 'Espero que no se moleste conmigo por haber tardado tanto'.
 
Abrí la puerta del armario. '¿Eh?' En lugar de encontrar a un hombre acurrucado entre ropa, sólo vi mi ropa. '¿Se ha escondido en otro sitio?' Busqué en mis otros armarios, pero no estaba en ninguna parte. 

'¿Adónde se fue? Ya tengo muchas cosas en la cabeza ahora mismo...' Estaba a punto de colocar la carta de mi padre en mi escritorio para buscarlo en otra parte cuando vi un papel con palabras escritas. 

'¿Qué es esto?' Inspeccioné la carta con una extraña sensación de presentimiento y fruncí el ceño. 'La letra es horrible. Hasta un gato puede escribir mejor que esto'.

Me concentré en el contenido de la carta y leí lo que decía.

[No me busques. Regresaré cuando llegue el momento.]

"Nunca le dije que podía regresar". Suspiré inconscientemente y me tiré en el sofá que él solía ocupar.

'Por fin he recuperado mi sitio'. Me relajé en el cómodo sofá, que aún estaba cálido por el calor de su cuerpo. Me sentí como si hubiera vuelto a mis días tranquilos y pacíficos. 

'Dijo que regresaría, pero ¿Cuándo será eso?' Reflexioné sobre lo que había escrito, pero rápidamente se me ocurrió una explicación. 'Probablemente tiene la intención de regresar para ver a mi padre, así que eso no tiene ninguna relación conmigo'.

Fruncí el ceño cuando me comenzó a doler la cabeza. 'Ah, estoy muy cansada'. Estaba agotada de preocuparme por cómo evitar el desastre del Príncipe Heredero, mi posible pareja. 

'¿Qué debo hacer ahora?' Aunque estaba ansiosa, el cansancio que agobiaba mi cuerpo era persistente. Cerré los ojos.

***

Cuando Max salió de la mansión del Duque, su cuerpo se tensó y sus sentidos se agudizaron.

'He vuelto a ser como antes'. Vaciló. 'Esa mujer. Me pregunto si habrá leído mi carta'. 

Max miró inconscientemente hacia la mansión del Duque. Cuando divisó la edificación de mármol, se dio cuenta de lo que había hecho y torció su rostro. 

'Una carta...' No era normal que dejara algo como eso. '¿Por qué lo hice?' 

Cuando era niño, Max aprendió que los descuidos conducían directamente a la muerte, por lo que siempre estaba atento. Pero, extrañamente, sus días en la habitación de la mujer no habían transcurrido en perpetua alerta. Incluso había estado indefenso varias veces sin darse cuenta. 

'Si mi subordinado no hubiera venido, podría haber seguido quedándome en ese lugar'. Max no podía entender este cambio de opinión; era como si lo hubieran hechizado. Se preguntó si la mujer tenía un método secreto para eso, pero no se detuvo a pensar en ello. 

'Primero, tengo que hacer algo'. Max aceleró el paso y se dirigió a su destino. 

***

Acto 4. ¿Quién Será Mi Compañero?

'Hm... ¿Por qué hay tanta luz?'

Miré el reloj medio despierta y me sobresalté al comprobar la hora. Aunque sólo había planeado dormir un rato, ¡Había caído en un profundo sueño! 

Me preocupé por el discípulo de mi padre, que dependía de mí para comer. 'Debe tener hambre, ¿Por qué no me despertó...?'

'Oh.' Me di cuenta de que los hábitos resultaban difíciles de romper, puesto que estaba buscando a alguien que se había ido ayer. 

'Se fue tan abruptamente, probablemente encontró otro lugar para quedarse...' Ya le había empacado algunas necesidades de viaje para él por adelantado, pero no esperaba que se marchara tan abruptamente. 

'Al menos podría haberse despedido'. Rápidamente cambié mi ceño fruncido por una sonrisa. No debería estar triste. 'Es sólo un extraño'. Aunque intenté consolarme, no pude evitar sentirme un poco vacía por dentro. 

A duras penas conseguí recomponerme con un suspiro. 'Primero, debo ocuparme del problema inminente'. Anoche no dormí mucho porque estuve ocupada pensando en una solución para mi futuro matrimonio. Pero no logré pensar en nada.

'Ah, realmente no sé qué hacer'. Volví a suspirar, sintiéndome inquieta por mi situación cuando mi sirvienta habló al otro lado de la puerta. 

"Es Merilyn, Dama."