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lunes, 26 de abril de 2021

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 302

Capítulo 302. La Decepción De Rashta (2)


Esto no puede ser. Definitivamente tenía que ser un niño.

Una profunda sensación de desesperación se elevó lentamente en su interior como si estuviera hundiéndose en un pantano viscoso.

Rashta se agarró la cabeza con ambas manos mientras las lágrimas se derramaban por sus mejillas.

"Huh..."

Tanto por el bien del bebé como por su propio bien, definitivamente tenía que ser un niño.

Pero era una niña. 

Rashta se estremeció con una vaga ansiedad.

Los dolores de parto se calmaron, pero ahora le dolía el corazón.

"Su Majestad. Mire a la bebé."

La Vizcondesa Verdi intentó darle la bebé, pero Rashta negó con la cabeza y agitó la mano.

"Después."

Ahora estaba tan decepcionada que no quería ver a la bebé.

"La abrazaré más tarde."

Cuando la bebé comenzó a chillar de nuevo, la Vizcondesa Verdi enderezó su espalda ligeramente inclinada.

En ese momento, una sirvienta se acercó corriendo y le preguntó a Rashta.

"Su Majestad, el Emperador me pidió que le preguntara si podía entrar."

"¿El Emperador ha venido?" 

"Lleva horas esperando en la puerta."

Rashta se frotó los ojos, estiró los brazos y dijo a la Vizcondesa Verdi,

"Dame a la bebé."

 En los brazos de Rashta, la bebé se calmó en un instante.

"Dile a Su Majestad que entre."

Agitando sus pequeños brazos, movía sus dedos como si pudiera reconocer a su madre.

Un profundo amor por la bebé y una decepción persistente. Estos dos sentimientos contrarios hicieron que Rashta volviera a llorar.

"¿Rashta?"

En ese punto, Sovieshu entró en la habitación y llamó a Rashta sorprendido.

Rashta se esforzó por reprimir sus lágrimas y sonrió con tristeza a Sovieshu.

"Su Majestad, es una bebé realmente hermosa."

Sovieshu se apresuró a acercarse sin decoro a la bebé y la sostuvo en sus brazos.

"Hermosa... es una niña hermosa." Repitió Rashta.

El rostro de Sovieshu se iluminó en cuanto vio a la bebé, pero Rashta no pudo verlo porque se estaba limpiando las lágrimas.

Sovieshu sostuvo al bebé con cuidado en sus brazos, un poco nervioso al no saber dónde debía poner las manos.

Aún no había leído ningún libro de paternidad ni había conseguido una niñera. Estaba desconcertado por lo repentino que había sucedido.

Tal vez sea porque es prematura. Incluso si la bebé hubiera cumplido todos los meses, era demasiado pequeña.

Sin embargo, Sovieshu veía la piel arrugada de la bebé amorosamente.

Él tampoco pudo contenerse y se le salieron las lágrimas.

Para proteger a esta bebé, se divorció de la mujer que más amaba.

Por el bien de esta bebé.

''Su Majestad, debe cargarla de esta manera."

La Vizcondesa Verdi, que lo observaba ansiosamente, corrigió cuidadosamente su postura.

"¿Así? ¿Está bien?"

"Sí."

Sovieshu sostuvo adecuadamente a la bebé en sus brazos, y acarició cuidadosamente con sus grandes manos su piel roja y arrugada.

***

"¿Rashta dio a luz? ¿Tan pronto?"

La noticia no llegó en un buen momento.

Nos habíamos reunido en familia para celebrar el regreso de mi hermano tras resolver el problema con los mil bandidos eternos.

Era un momento muy malo.

Los rostros de mi familia se distorsionaron de diferentes formas al conocerse la noticia.

El secretario, que trajo la noticia del nacimiento del bebé de Rashta, había murmurado que se trataba de una 'noticia urgente', examinando la cara de Heinley y la mía.

De hecho, el secretario había advertido a Heinley de antemano. Indicó que traía una noticia del Imperio Oriental, pero que sería mejor que Heinley la evaluara primero por separado. 

Pero Heinley dijo que la escucharía en presencia de todos, probablemente queriendo mostrar una imagen digna delante de mis padres, de mi hermano y de mí.

Al final, la celebración del regreso de mi hermano se desmoronó.

Dejando atrás a mis padres y a mi hermano, Heinley preguntó a su secretario con voz pesada.

"Si dio a luz ahora, es un bebé prematuro, ¿no?"

"Sí. Es una princesa."

El secretario respondió, esta vez mirándome a mí.

Mantuve mi expresión inexpresiva y me limité a caminar casualmente.

"Hmm... Su Majestad. Además... Envió una invitación."

"¿Qué invitación?"

"Una invitación a un banquete para celebrar el nacimiento del primer descendiente de la familia imperial."

"¿Nos invitó a los dos?"

"Bueno. Al final de la invitación había una frase que decía, 'No se preocupen en venir, si están ocupados'."

Las comisuras de mi boca se curvaron por reflejo.

No se solía añadir la frase, 'no vengan si están ocupados,' a una invitación.

Lo que quería decir en otras palabras es— tenía la obligación de enviar una invitación, pero no vengan.

Podía entenderlo. Si Heinley y yo apareciéramos el día de la celebración del nacimiento del bebé, Sovieshu se quedaría perplejo.

"El bebé nació prematuramente. Qué ironía."

Después de que el secretario se alejara, Heinley resopló con voz fría.

"¿No es así, Reina?"

"¿Qué quieres decir?"

"¿No atacó indiscriminadamente a Lady Nian por lo de su bebé prematuro? Pero ahora su bebé también nació prematuramente."

Había escuchado que no hacía nada, así que no creo que diera a luz prematuramente porque estuviera abrumada.

"Debe haber sucedido algo malo."

Cuatro horas después, pude escuchar de Nian qué era lo 'malo'.

"Escuché que esa mujer donó una enorme suma de dinero en su boda. Al parecer, se han levantado sospechas de que ese dinero podría ser de Su Majestad la Emperatriz."

Sorprendentemente, parecía que el incidente de los pagarés que había destapado para proteger a mis padres fue lo que conmocionó tanto a Rashta que dio a luz prematuramente.

Bueno, no creo que esa sea la única razón por la que dio a luz prematuramente.

"Es placentero. ¿No le parece, Su Majestad?"

"Así es..."

Nian, que no sabía que había sido yo quien sacó a relucir lo de los pagarés, sonrió con satisfacción por lo sucedido.

Pero me sentía extraña.

Aunque sin intención, ¿no era la primera vez que hería a Rashta?

Me preguntó cómo reaccionaría Sovieshu si se enterara de esto.

Aunque sabía cómo reaccionaría si fuera la emperatriz y Rashta la concubina, ahora no lo tenía claro.

"¿La bebé está sana?"

"Aunque nació prematuramente, no lo es tanto. Es un poco pequeña, pero parece estar sana."

"Sovieshu debe estar muy feliz por haber conseguido lo que más deseaba."

No podía evitar sonreír al imaginar a Sovieshu.

No de alegría, sino de disgusto.

Para Sovieshu, esa bebé simbolizaba la familia feliz que quería proteger, incluso si eso significaba deshacerse de mí.

Y para mí, fue el fruto de la discordia que me alejó por completo y casi me arrastró al fondo.

No era culpa de la bebé recién nacida, pero no me sentía feliz.

Bueno... seguramente Sovieshu la criará bien.

Tal vez sea porque cada vez me importaba menos. Estaba más somnolienta que sorprendida por la noticia.

Por un momento me recosté aturdida en un reposabrazos del sofá, escuchando apenas la conversación de Nian y mis damas de compañía.

Entonces debí quedarme dormida.

Cuando volví a abrir los ojos, no pude ver a Nian ni a mis damas de compañía.

"¿Lady Nian? ¿Condesa Jubel? ¿Señorita Rose? ¿Señorita Laura?"

Confundida, las llamé una por una y me di cuenta de que había pasado demasiado tiempo dormida.

Supongo que me había quedado profundamente dormida, así que todas se fueron sin despertarme.

Creo que me he relajado demasiado desde que llegué aquí.

Como la Emperatriz, no debería ser así.

Mientras me reprochaba a mí misma, vi el extremo de una pluma dorada a través de la puerta entreabierta.

"¿Reina?"

Lo llamé mientras me levantaba. 

¿Qué está haciendo Heinley allí?

"Reina."

Volví a llamarlo con voz suave, pero cuando abrí la puerta, Reina ya no estaba allí.

"¿Reina?"

Cuando levanté la vista desconcertada, vi un trasero regordete que se escapaba rápidamente, meneándose de un lado a otro.

¿Quería jugar al escondite?

Se veía realmente adorable corriendo como un pingüino, así que deliberadamente lo seguí con pasos lentos.

Pero extrañamente, salió al pasillo convertido en pájaro.

"¿Reina?"

¿Podía salir en esa forma?

Cuando aceleré el paso sorprendida, Reina batió sus alas y también aceleró el paso.

Aunque era difícil atraparlo por lo rápido que movía sus pies, debía hacerlo. No sé por qué, pero sentía que debía atrapar a Reina con firmeza.

Me levanté la falda y corrí hacia él.

Corrí por un largo pasillo y bajé por unas escaleras de caracol.

Reina se acercó al trono del salón y finalmente se detuvo.

"¿Por qué viniste hasta aquí?"

Aliviada por haberlo atrapado finalmente, levanté apresuradamente a Reina.

Reina señaló entonces con una de sus alas hacia el trono, gimiendo ansiosamente.

¿Qué pasa con el trono?

En cuanto miré a la dirección que Reina señalaba, me sorprendí y di un paso atrás.

Un águila enorme, un águila monstruosa, se aferraba firmemente al trono con sus alas, con los ojos completamente abiertos.

Como si le perteneciera.

¿Qué significa esto? ¿Está codiciando el trono de Heinley?

Cuando me abalancé furiosa y palmeé el trasero del águila monstruosa, ésta dejó el trono a regañadientes, me miró fijamente y de repente comenzó a encogerse.

En un parpadeo, el águila monstruosa se encogió hasta el tamaño de Reina, después se hizo más pequeña que Reina, y finalmente mucho más pequeña. Tanto como un bebé.

Además, las hermosas plumas doradas se convirtieron en pelo blanco suave como la piel de un bebé.


Cuando abracé al águila monstruosa por lo adorable que era, ésta chirrió y empezó a actuar como si fuera dócil, frotando su cara contra la palma de mi mano.

Era tan astuto como Heinley... en el momento en que pensé esto.

"¿Su Majestad?"

Al escuchar la voz de Nian, me desperté repentinamente.

"¿Se encuentra bien?"

"¿Dónde está el bebé monstruo?"

"¿Qué?"

Miré a mi alrededor.

Las damas de compañía estaban sentadas alrededor comiendo galletas.

¿Eh?