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viernes, 30 de abril de 2021

El Retorno Del Gran Mago Después De 4000 Años - Capítulo 109

 Capítulo 109. Riki (4)



"Se-Señor..."


Tartamudeó Leyrin.


Leyrin miraba la escena que tenía delante con el rostro tembloroso.


No había muchas cosas que pudieran agitar a un Demigod que había vivido durante miles de años.


Esto se debía a que la experiencia que acumulaban a lo largo de los años les permitía manejar casi cualquier situación.


Pero en ese momento, Leyrin no pudo evitarlo.


Esto se debía a que Riki, el Demigod que más le importaba a Señor, estaba ahora tendido en el suelo en un estado increíblemente miserable.


Su brazo derecho estaba severamente quemado, su brazo izquierdo estaba infectado con un veneno mortal, su pierna derecha estaba llena de energía de muerte y su pierna izquierda había sido desgarrada por vientos feroces.


Estaba claro a quién se le había ocurrido este método de castigo.


Señor bajó el dedo.


[¿Puedes sentir el dolor de tu raza, Riki?]


Riki, como un muñeco, no mostró ninguna reacción a la tortura de Señor.


Ser un Demigod no significaba que no sintieran dolor, ni que éste se aliviara rápidamente.


Por el contrario, los Demigods eran en realidad más susceptibles al dolor, porque era algo que raramente sentían.


Sin embargo, Riki ni siquiera frunció el ceño.


"Mátame".


En cambio, habló con voz tranquila.


Señor le miró un momento antes de darse la vuelta sin decir nada.


[Me voy... Leyrin, cuida de Ananta, Agni y Nozdog].


"¿Cuidar?"


[Han sufrido heridas mortales y necesitan ser tratados con urgencia. Voy a viajar por el continente por el momento y preparar lo necesario. Así que, cuida de ellos hasta que regrese].


"Espere. ¿Qué pasa con Riki?"


[...]


Señor miró a Riki antes de alejarse sin decir nada más.


Leyrin le vio marcharse con expresión aturdida.


"¿Qué demonios se supone que debo hacer...?"


Su mirada se posó entonces en Riki.


Había sido herido de muerte.


Ni siquiera un Demigod sería capaz de sobrevivir con semejantes heridas.


Incluso si lo dejaba como estaba, estaba segura de que moriría.


Después de todo, no había nadie que conociera la anatomía de un Demigod mejor que ella.


Nada podría salvarle ahora. La muerte de Riki era una conclusión inevitable.


Leyrin levantó la mano y un violento vendaval la envolvió.


En su actual estado de debilidad, incluso esto era suficiente para acabar fácilmente con Riki. Su cuerpo quedaría destrozado.


Pero Leyrin no pudo hacerlo.


Huk.


El vendaval desapareció.


"Deberías lamentarte hasta el momento en el que mueras, Riki... No sé cómo puedes ser tan estúpido".


"..."


"La única razón por la que no te mataré ahora es porque no quiero ver el miserable final de alguien a quien una vez consideré un hermano".


Riki no respondió.


Leyrin se mordió el labio.


"Vete a otro sitio, a algún lugar al que no lleguen mis ojos y muere allí".


Con esas palabras, Leyrin desapareció.


Siguiendo las instrucciones de Señor, probablemente había ido a ayudar a los que Riki había herido.


Riki se puso lentamente en pie.


Luego se alejó lentamente tambaleándose, con su espada destrozada sostenida con fuerza en la mano.


* * *


Frey estaba solo en la cueva una vez más, una repentina sensación de impotencia le golpeó claramente.


‘Si no hubiera sido por la ayuda de Iris, habría muerto en este lugar…’


El hecho de que su oponente había sido el más fuerte entre los Demigods no era una excusa suficiente.


Después de todo, regresó en primer lugar para matar a ese mismo ser.


Pero el recordar lo patético que había sido hace no mucho...


Frey se mordió el labio con tanta fuerza que sangró. 


'Maldición…’


Era débil.


Demasiado débil.


Si alguien más hubiera escuchado eso, le habría lanzado una mirada de desprecio.


Había alcanzado las 8 estrellas, había firmado un contrato con Asura, el gobernante del Infierno de la Matanza, y ahora, incluso podía controlar el poder divino, y, sin embargo, se llamaba a sí mismo débil.


Sin embargo, en cierto modo, esto era inevitable. 


Porque sus oponentes eran Demigods. Seres trascendentales contra los que los mortales no podían hacer nada.


Pero, ¿podía realmente convencerse a sí mismo con tal excusa?


¿No fue su determinación de luchar contra ellos lo que le ayudó a regresar en primer lugar?


‘Siento haberte mostrado un espectáculo tan vergonzoso, Lucid’. 


Había mostrado una escena tan desagradable frente a la tumba de su amigo.


Miró la espada que había sido clavada en la tumba.


Aunque habían pasado 4000 años, el filo de Diukid no se había embotado en absoluto.


"Dime, Lucid… ¿Qué le hiciste exactamente a Riki?"


¿Qué hizo que ese hombre traicionara a su especie?


La respuesta vino de detrás de él.


"...Me dio... una amonestación".


"¡...!"


Frey se dio la vuelta.


Sin embargo, inmediatamente se quedó sin palabras. 


Riki estaba de pie en un estado miserable.


Frey nunca había visto a alguien que pudiera seguir moviéndose después de sufrir tales heridas.


Había lugares quemados, lugares morados por el veneno, lugares que parecían haber sido rebanados por algún tipo de cuchilla, y lugares donde la piel se había descolorido y muerto por completo.


Estaba tan malherido que era increíble que fuera capaz de mantenerse en pie.


"Tus heridas..."


"Está bien".


Al decir eso, Riki comenzó a caminar hacia adelante con pasos lentos.


La sangre descolorida goteaba a cada paso.


Golpe.


Se desplomó después de unos pocos pasos.


Sin embargo, incluso cuando se desplomó pesadamente en el suelo, no apareció una expresión de dolor en su rostro.


De hecho, era casi como si su cara y su cuerpo pertenecieran a dos entidades distintas.


Sólo frunció ligeramente el ceño mientras decía.


"...Lo siento, pero, ¿puedes echarme una mano?"


Frey nunca pensó que habría un día en que escucharía tal petición de un Demigod.


Tras un breve silencio, Frey se acercó a Riki y lo apoyó.


Riki parecía querer apoyarse en la lápida de Lucid, así que Frey lo ayudó a hacerlo.


Riki respiró profundamente antes de decir.


"Parece que Señor estuvo aquí…"


"Sí".


"Es mi culpa. Huhu. Pensé que tenía una oportunidad, pero resulta que vino aquí. Se supone que no debía conocer este lugar".


Riki se rio con desprecio antes de toser una bocanada de sangre.


Ni siquiera se molestó en limpiarse la sangre de la barbilla mientras preguntaba.


"¿Cómo has sobrevivido?"


"..."


"Bueno... Eso no es muy importante ahora".


Entonces, la expresión de Frey se puso rígida.


El brazo izquierdo de Riki, que se había llenado de veneno mortal, cayó al suelo.


Riki sólo miró su brazo izquierdo antes de decir.


"Te he comprado un año".


"¿Un año…?"


"Sí. Ananta, Agni y Nozdog han sido gravemente heridos. Especialmente Nozdog... ese es fatal. Tardarán al menos un año en curarse. Hasta entonces, no podrán hacer ningún movimiento".


"¿Y Señor?"


"Él los ayudará junto con Leyrin. Si los deja como están, podrían morir".


"¿Estás diciendo que has vencido a los otros cuatro por tu cuenta…?"


Riki no lo negó. 


Parecía agotado.


Era una visión muy extraña. Su cuerpo estaba lleno de horribles heridas, y, sin embargo, Riki no gimió ni una sola vez.


‘Está más allá de la salvación’.


Frey, que había matado a varios Demigods, podía darse cuenta inmediatamente de que Riki había recibido muchas heridas mortales.


Riki, el Apocalipsis de la Espada, estaba muriendo.


En circunstancias normales, esto era algo que habría recibido con los brazos abiertos.


Pero Frey no podía ser feliz en este momento.


En cambio, su corazón se sentía pesado.


"¿Por qué traicionaste a los Demigods…?"


Hizo la pregunta que había guardado en su interior desde el primer día que se conocieron.


Riki giró la cabeza para mirar a Frey.


Mirando de cerca, su ojo izquierdo ya estaba medio cerrado.


"...Hace 4.000 años... luché contra un hombre".


Frey sabía quién era ese hombre.


"El Rey de la Espada Lucid".


"Cierto. Era un hombre increíble. Sus habilidades físicas eran grandes, pero su fuerza de voluntad era absolutamente extraordinaria. Tenía una convicción fuerte e inquebrantable que no se dejaba vencer por nada".


Riki recordó con calma su batalla con Lucid.


Los recuerdos fluyeron por su mente como si hubiera sido ayer.


Entre ellos, fueron las palabras de Lucid las que le habían dejado una impresión especialmente fuerte.


No habría sido una exageración decir que esas palabras habían cambiado todo en él.


"Una espada sin convicción es sólo un trozo de metal".


"¡...!"


Frey tembló ligeramente.


Eso fue porque, en ese momento, vio que el rostro de Lucid se superponía al de Riki mientras recitaba esas palabras.


"Al principio, pensé que eran tonterías. La convicción es la convicción, y la violencia es la violencia. Siempre creí que los fuertes no necesitaban un propósito. Pero... cuanto más aprendía su manejo de la espada, más entendía sus pensamientos".


Fue una experiencia misteriosa que nunca podría repetirse. 


En ese momento, Riki no había ido a por todas. Esto era porque quería robar las técnicas de espada de Lucid. 


Para poder controlar completamente el poder de la espada, era necesario que presenciara y dominara muchos tipos diferentes de esgrima.


Y el Dreadment de Lucid era la técnica de espada más perfecta que había encontrado.


Pero no fue sólo eso.


La voluntad de Lucid era firme. Nunca vaciló.


Parecía que sería capaz de mantenerse firme, aunque su espada fuera destruida y su corazón atravesado.


En ese momento, Riki había comprendido.


Que era la fe de Lucid en su espada.


Pero cuando miró su espada, no sintió nada.


"Lo que tenía en la mano era sólo un trozo de metal. Entonces, me di cuenta de lo ridículo que era. Cuando se trataba de habilidad pura con la espada, sin el poder de la espada con el que nací... no podía ni arañar los dedos de Lucid".


Quería aprender más.


Sentía que esa misteriosa hambre que le llenaba se saciaría si seguía luchando contra ese hombre.


Sin embargo, su deseo no se hizo realidad.


"Señor mató a Lucid".


Había sucedido en un instante.


Señor había aparecido de una grieta espacial y había matado inmediatamente a Lucid.


Su pelea había sido interrumpida. 


Riki nunca se había sentido tan enfadado.


"Ataqué a Señor en ese momento, pero él trató de calmarme suavemente. Incluso se disculpó. Me dijo 'Esa era tu presa, lo siento'".


¿Presa?


¿Qué quería decir con presa?


No fue así.


Lucid no era su presa.


Riki sólo se había dado cuenta en ese momento de la clase de ser que era Señor.


Riki miró a Frey con un solo ojo aún abierto.


Tenía algo que decirle.


Para él mismo, para Frey, para todas las especies del continente e incluso para los Demigods.


"Escucha, Frey. En el mundo de Señor... sólo hay Demigods".


Si había un defecto en Señor, que parecía ser una existencia absoluta, era éste. Para Señor, los Demigods lo eran todo.


Esa era su única debilidad.


Pero Riki no se sentía cómodo hablando de ello. Porque sentía que era tanto su culpa como la de Señor.


Él había estado de acuerdo con ese ideal. Había creído que era correcto.


Había pensado que el continente debía pertenecer a los Demigods.


Pero no era así.


¿Cómo podía ser así cuando había innumerables seres viviendo en el vasto continente?


¿Cómo podía pertenecer todo a los Demigods, cuyo número no llegaba al centenar?


"Nosotros... no estábamos destinados a existir en primer lugar".


Fragmentos de energía que se habían desprendido de la ley del mundo y que habían adquirido sensibilidad y podían ejercer su poder.


Era algo que se suponía que nunca debía ocurrir.


Riki había reflexionado sobre ese hecho durante mucho tiempo.


Entonces, ¿qué debía hacer?


Si todo seguía progresando al mismo ritmo, era sólo cuestión de tiempo que los Demigods fueran realmente la única existencia absoluta en el continente que lo gobernara hasta el fin de los tiempos.


Su único rival, los dragones, estaban casi extintos.


Los otros seres trascendentales de otros mundos que eran comparables a los Demigods no podían ejercer todo su poder en el continente y ni siquiera estaban interesados.


Entonces sólo quedaba una opción.


Tendría que acabar con él con sus propias manos.


Pero Riki había fracasado.


Psss.


"¡...! Tu pierna..."


Los dedos de los pies de Riki se convirtieron en ceniza y se dispersaron en el aire.


Frey se sorprendió, pero Riki estaba tan tranquilo como siempre. 


Habló con su tono normal y contundente.


"Ve con la familia Blake... Ellos deben tener algunas pistas sobre el Illuminium. Si los Demigods consiguen producirlo en masa, todo habrá terminado. Tienes que detenerlos de alguna manera".


"Entendido…"


Frey sólo pudo asentir.


La vacilación floreció en su rostro.


No sabía cómo reaccionar si Riki moría ante él.


¿Debería consolarlo?


¿Debería hacer una promesa?


Ninguna de las dos cosas tenía sentido. 


No sólo no podía hacer nada, sino que Riki tampoco querría que hiciera nada.


"En las Tierras Heladas del norte... hay un Demigod llamado Elliah..."


"¿Elliah...?"


"...Es una rara que no se preocupa por los Demigods ni por el Círculo. Incluso Señor ha renunciado a intentar que haga algo... si hay algún Demigod que te ayudaría... sería ella".


Su voz se fue apagando poco a poco.


"Para Snow... dile que lo siento... y que no tiene nada de qué preocuparse. Incluso si muero, no la afectará..."


La visión de Riki era cada vez más borrosa.


Sabía que estaba al límite. 


La muerte para los Demigods era diferente para otros seres.


Significaba el colapso de sus conciencias y el fin de sus vidas eternas.


No le daba miedo, pero no podía evitar pensar que era un poco lamentable


"Lucid... si me vieras ahora... y si lucháramos..."


¿Qué diría?


Sólo podía preguntarse.


Era lamentable que nunca escuchara la respuesta, pero no era algo que pudiera evitar.


Fue entonces.


"Fue una esgrima genial".


"¡...!"


Riki miró a Frey, y éste continuó hablando sin evitar su mirada.


"Si hubieran luchado ahora mismo, eso es lo que diría Lucid".


"¿Tú... quién eres...?"


Frey guardó silencio por un momento. 


Sin embargo, no tardó en contestar.


"Lucas Traumen".


"¡...!"


En los ojos de Riki se veían emociones complejas.


Miró a Frey durante mucho tiempo antes de cerrar finalmente los ojos.


"Ya veo... tú... huhu. Estoy aliviado..."


"..."


"Gracias, Lucas..."


Luego esbozó una sonrisa de satisfacción que se extendió por su rostro.


Al tiempo, todo su cuerpo se convirtió en cenizas.


El Demigod con el poder de la espada, el Apocalipsis de la Espada, Riki.


Murió.