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martes, 9 de marzo de 2021

Bajo El Roble - Capítulo 98

Capítulo 98. Sus sorprendentes facetas (1)


El viento gélido y áspero le alborotó el pelo, pero Max no se dio cuenta de nada. Acurrucada en el abrazo de Riftan y disfrutando del resplandor de su intensa relación amorosa al aire libre, se sentía segura. Una sensación novedosa, proveniente del hombre con el que antes temía incluso respirar el mismo aire.

Al llegar al castillo, Riftan abrazó estrechamente a la muchacha, totalmente agotada, y la llevó a la habitación. La lavó cuidadosamente con agua tibia, le cambió la ropa con delicadeza e incluso le dio de comer cariñosamente una buena comida caliente. Luego, como si estuviera adormeciendo a un niño, se recostó sobre su pecho y trató de dormir.

Era un comportamiento aparentemente inusual para un hombre brusco como Riftan. Porque ciertamente no era que usualmente hace. Siempre que estaba con ella, continuaba con estos actos como si fuera su niñera. Todos los días le daba de comer directamente, insistía en que se bañaran juntos e incluso llegaba a entrar temprano en la mañana, tomar el peine de Rudis y peinarla.

Ahora todo le resultaba un poco embarazoso. Nunca había experimentado tanta atención ni siquiera cuando era niña. Además, esto era contrario a la idea de matrimonio con la que estaba familiarizada.

Modales fríos, una indiferencia educada y obligación marital, según la ideología esto era lo que existía entre las parejas casadas. También había muchas pruebas "a pie" para corroborar la creencia. No había visto ni oído hablar de un marido que se desviviera por su mujer como tal, al menos no con tanto entusiasmo.

Esto era lo que le habían enseñado al crecer, pero la actitud de Riftan se desviaba de lo que le habían enseñado de un "hombre casado". ¿Quizás sólo era ignorante? Después de todo, las circunstancias que rodeaban su vida en el Castillo de Croix la habían confinado dentro de sus muros. Como mucho, podía visitar las barracas del templo. Pero incluso eso estaba prohibido una vez cumplidos los catorce años y, por tanto, era una vida de aislamiento.

Todo lo que sabía sobre el matrimonio venía de la boca de los que visitaban el Castillo de Croix. La mayoría venía a ver a su hermana Rosetta, algo inexpresiva y de sonrisa fría o a su padre, no había nadie que se interesara por ella, incluso dudaba de que supieran de su existencia.

Cuando comparó el entonces con el ahora, Max se sintió envuelta en la confusión.

¿Quizás el mundo que ella conocía estaba equivocado?, ¿Era normal su matrimonio?, ¿Era así como debía ser un marido?

Aunque estaba plagada de preguntas, no sabía dónde encontrar las respuestas.

💜💜💜

"Eres sorprendentemente hábil".

La voz de Ruth sacó a Max de su ensueño. Le lanzó una sonrisa de satisfacción mientras repasaba meticulosamente las fórmulas que había dispuesto. "Y eres mucho más rápida de lo que esperaba" añadió.

‘¿Se suponía que eso era un elogio?’ Max sonrió con amargura.

"S-si solo se está repitiendo lo m-mismo... es n-natural que se agilicen las cosas”.

"Es hora de terminar. A este ritmo, podremos completar el hechizo para mañana".

Ella dio un suspiro de alivio. Aunque fue emocionante durante un tiempo, acabó por aburrirse de los repetidos cálculos y bocetos, tanto que incluso odiaba mirar el pergamino. Se frotó el cuello rígido y se quejó.

"N-no sabía que la m-magia conllevara t-tanto papeleo. Pensaba que ha-haríamos algo más a-asombroso".

"La magia es un nivel avanzado de aprendizaje. Requiere cálculos e investigaciones sofisticadas. La única vez que un mago puede experimentar la emoción de la magia es en el campo de batalla. Los magos de la Torre del Mundo nunca la experimentan, aun así, dedican toda su vida a diseñar hechizos".

Max dejó lo que estaba haciendo y lo miró con asombro.

"R-Ruth, ¿también eres un mago d-de la Torre del Mundo?"

"Sí, solía residir allí" dijo Ruth con desagrado.

Sus ojos se abrieron de par en par.

La Torre del Mundo era una isla artificial construida por antiguos magos en el centro del Mar de Ishiria; se la llamaba Nornui. La inocente y aislada doncella, Maximillian, no oía hablar mucho de ella a menudo. Solo ella sabía que era la cuna de los hechiceros, un depósito de todo el conocimiento del mundo, un lugar no intervencionista, que se abstenía de interferir en los asuntos internos de cualquier país, y una isla de sabios que protegía el orden mundial... Nornui.

Pero la reacción de Ruth ahora mismo se refería a ella con disgusto, como si negara esos logros. Mirando su desconcierto, se dignó a explicar.

"Los magos que entran en la Torre del Mundo están restringidos en cuanto son ascendidos a un rango superior. En lugar de permitirles dominar toda la peligrosa y secreta magia que ofrece Nornui, se les vigila para asegurarse de que no utilizan su poder personal para perturbar el mundo. Los magos superiores pasan la mayor parte de su vida en la Torre del Mundo. Personalmente, no me gustaba, así que me escapé".

"T-todavía... ¿p-puedes volver?"

"No. Fue alta traición. Incluso ahora, cuando me encuentro con magos de la Torre del Mundo, me tratan como un simple criminal".

Ruth habló sin reparos, como si se tratara de un asunto trivial. Max se preguntó si todos los magos eran tan descarados.

"E-entonces... ¿conociste a R-Riftan mientras v-vagabas después de haber escapado de la Torre del M-mundo?"

"Sí, lo conocí poco después de convertirme en una espada de alquiler. El Señor Calipse ya era una figura conocida para entonces".

Max sentía cada vez más curiosidad, sus ojos brillaban.

"¿P-por qué?"

"¿No es obvio? Con su impresionante aspecto, su físico voluminoso increíble para un adolescente, su corazón valiente que siempre mira hacia adelante, ya era famoso a los dieciséis años. Desde entonces, el Señor Calipse es un loco".