Reciente

sábado, 27 de febrero de 2021

Una Villana Perfecta Para Un Tirano - Capítulo 33

Capítulo 33. Suelta El Dinero


Al mismo tiempo, en el palacio de la Emperatriz. 

Cecile parecía haberse dormido tranquilamente en una amplia cama... pero, en realidad, se había desmayado.

Preocupado por el cuerpo de Cecile, Estian había apuntado al lugar que menos le dolería y la había noqueado hábilmente. Además, la había despojado meticulosamente de parte de su ropa y la había envuelto en mantas, con la intención de que descansara cómodamente. 

Fue entonces cuando, de repente, un pequeño cúmulo de luz verde comenzó a formarse sobre Cecile.

La luz fue creciendo poco a poco hasta que comenzó a tomar forma humana. Sin embargo, lo que apareció no podía llamarse humano: cabello largo verde, ojos verdes, labios verdes, ropa verde, e incluso uñas verdes. El ser, que parecía un pequeño muñeco bañado en pintura verde, miró por la habitación antes de divisar la Esmeralda de Aled agrietada y acercarse a la misma. 

"Mi hogar... Todavía tengo que pagar 248 años de cuotas..." Murmuró para sí mismo con voz afligida.

Se limpió la nariz con el dorso de la mano antes de girar la cabeza. Vio a Cecile, inconsciente en la cama. La entidad verde voló frente a Cecile y extendió una mano, llamándola.

"Despierta, humilde mortal."

***

Cecile abrió los ojos y miró a su alrededor al escuchar la voz de alguien que la llamaba, pero no había nada más que la ausencia absoluta de luz. Se dio cuenta de que ni siquiera podía mirar su propia mano.

'¿Estoy soñando?'

Pero pensó que la voz que le hablaba parecía demasiado vívida para ser un sueño.

"Escucha, mortal inferior y despiadada". La voz volvió a resonar en la oscuridad. Cecile pudo notar algo en la voz.

'Quien sea parece enfadado'.

La voz parecía temblar un poco más que la primera vez que la escuchó. Incluso tuvo la sensación de que el interlocutor estaba queriendo llorar. ¿Me están llamando de verdad? Más bien, ¿Quién está tan enfadado? Cecile estaba en medio de sus pensamientos cuando la voz volvió a sonar.

"¡Humana inferior, despiadada y violenta! ¿Quieres despertarte de una vez? ¿Cuánto tiempo vas a dormir?" La voz le gritó y de repente ella salió volando.

"¡Aagh!"

Ella abrió los ojos y se encontró volando por los aires hasta caer al suelo, rodando sin parar hasta chocar con la pared.

'¿Por qué no duele?' Desconcertada, Cecile miró las sábanas extendidas frente a ella.  'Me he revolcado... No, pero me he desmayado...'

Definitivamente, su último recuerdo consciente era que el Emperador le había preguntado, '¿Tienes intención de seguir llorando?', a lo que ella había respondido: 'Sí. Voy a llorar durante un día más o menos'. El Emperador entonces había asentido de forma comprensiva y se había acercado a ella. Su memoria se cortó después de eso, en el momento en que percibió que algo golpeaba su nuca.

"Su Majestad, malvado", hizo un puchero con los labios. ¿Cómo podía noquearla porque no quería escucharla llorar? Las lágrimas comenzaron a brotar de los ojos de Cecile mientras se frotaba la nuca, algo dolorida. Fue entonces cuando algo extraño apareció en su visión. 

Un cúmulo de luz flotaba en el aire a unos metros de ella. Cualquiera podría decir que no se trataba de un ser humano. La entidad comenzó a hablar de nuevo. "Suéltalo."

"¿Qué?"

Ella se preparaba para un momento profundamente memorable, sintiendo un aire misterioso y sagrado en la luz, pero lo que obtuvo en su lugar fueron palabras amenazantes como las de un pandillero.

"He dicho que sueltes el dinero."

"...¿Qué...?" 

¿Qué estaba pasando? ¿Por qué una entidad desconocida le pedía dinero de repente?

"En primer lugar, ¿Quién eres y por qué debería...? ¡Auuchh!" De la nada, algo voló hacia la frente de Cecile y la impactó. El objeto que había golpeado su frente y luego rebotado en el suelo era la Esmeralda de Aled.

"Si tienes conciencia... no, si te queda una pizca de moralidad, no fingirás que no sabes lo que es esto, ¿Verdad?" La voz dijo.

¿Cómo podría no saberlo? Fue la misma razón por la que derramó un torrente de lágrimas y la dejaron inconsciente. La joya se rompió y ahora una entidad verde había aparecido en el aire. Cecile comprendió instintivamente que la figura verde era lo que contenía la Esmeralda de Aled, el ser que el Rey de los elfos temía. Cecile estaba a punto de retroceder, pero entonces recordó lo que la entidad le había dicho.

'Espera. ¿Qué suelte el dinero? ¿No me va a matar?'