Reciente

lunes, 22 de febrero de 2021

Una Villana Perfecta Para Un Tirano - Capítulo 28

Capítulo 28. Muéstrame Lo Que Prometiste


"Pueden levantar su postura", dijo la recién coronada Emperatriz con una voz clara y hermosa. Los funcionarios se pusieron erguidos al escucharla, sintiéndose aliviados por dentro. Había parecido estar un poco loca durante la boda, pero afortunadamente su Emperatriz parecía normal. Entonces, algo sucedió en el mismo momento en que bajaron sus guardias, la Emperatriz se giró para encarar al Emperador, preguntando, "¿Cuándo me mostrarás lo que prometiste, Su Majestad?"

De repente, la Emperatriz se abalanzó hacia el Emperador y comenzó a hablar de forma aduladora. Los funcionarios se quedaron boquiabiertos. Estian era una persona a la que le repugnaba completamente el contacto físico con los demás. Por eso, a diferencia del anterior Emperador y de otros nobles, no permitía ningún servicio de asistencia. Incluso Kane tenía que mantenerse a un paso de distancia de Estian, sin embargo la Emperatriz se había lanzado a sus brazos... No cabía duda de que el Emperador le cortaría la cabeza en el acto.

Pero, en contra de lo que se esperaba, Estian abrazó a Cecile por la cintura en lugar de desenfundar la espada, respondiendo con calma: "No pensé que lo pedirías tan pronto."

"Me lo dijiste repetidamente antes de venir, Su Majestad. Que me sorprendería al llegar aquí. Y ciertamente lo estoy. No veo nada de lo que mencionaste. ¿Me has mentido? Me dijiste que aquí encontraría los tesoros del imperio."

"¿No lo ves? Todos estos funcionarios son los tesoros de nuestro imperio."

Los funcionarios sintieron repentinamente náuseas ante las palabras del Emperador. Incluso uno de ellos pensó, '¿Perdón? ¿Perdón? ¿Tesoros del imperio?  ¿No fuiste tú el que dijo que si no demostrábamos nuestra valía, seríamos colgados en los muros del palacio?'

"Verás, ellos dedican su carne, sus huesos y su alma a su trabajo. Trabajando como perros para el imperio."

La sensación de náuseas en sus vientres finalmente se calmó al escuchar sus habituales palabras frías. Quién hubiera imaginado que estaban llevando una vida en la que sentían alivio al escuchar semejante maltrato.

Justo cuando los funcionarios comenzaron a reflexionar sobre el tema de la vida y se preguntaron hacia dónde se dirigían sus vidas, escucharon las severas palabras de la Emperatriz. "Sabes que este no es el tipo de tesoro que quería. Quiero volver ahora."

"Oh, querida. Qué impaciente eres, mi Emperatriz."

Los funcionarios comenzaron a sentir de nuevo el malestar en sus entrañas. Llevaban un rato pensándolo, pero parecía que el Emperador y la Emperatriz estaban en su propio mundo de alguna manera. El tipo de mundo que uno podría encontrar en una novela romántica, donde los enamorados no tenían ojos para nadie más que para el otro. Pero sobre todo... ¿Era el Emperador un hombre capaz de hablarle a alguien en un tono tan cariñoso?

Sin mostrar un ápice de interés por el asombro de sus leales súbditos, el Emperador sujetó a la Emperatriz por la cintura y pronunció una orden. "Pero eso también forma parte de tu encanto. No se puede evitar entonces. Hombres. Traigan los objetos de los que hablé antes."

Poco después de la orden de Estian, un asistente entró respetuosamente sosteniendo un cojín rojo con algo colocado encima. Pero no fue el único en entrar. Decenas de asistentes se alinearon en la sala y se arrodillaron ante el Emperador, levantando reverentemente los brazos para mostrar lo que habían traído.

"¿Qué son todos estos asistentes?"

"Cielos, ¿No son todos ellos tesoros del imperio? ¿No es ése el collar de diamantes presentado al Emperador de hace dos generaciones por el dueño de las Minas de Regias?"

"¡Mira allí! ¡El Rubí de Piot! Dios mío, sólo lo he visto en los libros!"

Todas las personas reunidas en la sala comenzaron a emocionarse al darse cuenta de que los artículos que llevaban los asistentes eran tesoros imperiales. Todos y cada uno de ellos eran artículos legendarios que estaban escritos en libros..

"Espera un segundo. ¿Por qué se trajeron estas cosas?"

"Yo... no estoy seguro..."

Cuando su emoción se calmó un poco, todos comenzaron a preguntarse. ¿Por qué demonios se sacaron estas joyas de la tesorería imperial y se trajeron aquí?