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martes, 16 de febrero de 2021

Una Villana Perfecta Para Un Tirano - Capítulo 12

Capítulo 12. Una Noche Salvajemente Caliente


'¡Aquí es donde estaba ese hombre!'

Si pudiera, lo llevaría para mostrárselo a las sirvientas de la villa real. Cecile miró aturdida al Emperador durante un momento más, antes de que le hiciera una pregunta importante. "Espera un momento. ¿Por qué estás encima de mí?" 

Le parecía bien que se desnudara y todo eso, pero ¿Por qué lo hacía encima de ella? Él pensó brevemente sobre su pregunta, antes de responder, "¿Me quieres abajo? ¿Así como te gusta?"

"No, ese no es el problema."

"¿Entonces cuál es?" 

La boca de Cecile reveló sus pensamientos libremente. "En primer lugar, creo que darle a alguien afrodisíacos no es bueno."

El rostro del Emperador se puso rígido ante sus palabras. "¿Afrodisíacos?" 

"Sí, afrodisíacos. ¿Qué tan inseguro te sientes para dárselos a alguien? Sólo la escoria usa esas cosas. Todos los que lo usan deberían ser eliminados."

Tal vez su corazón la instaba a morir esta noche, puesto que había sobrevivido durante el día. Cecile continuó hablando, incluso sintiéndose asombrada por lo atrevida que estaba siendo en este momento. "Había escuchado sobre  la existencia de esas dr0gas, pero por Dios, no esperaba que un Emperador recurriera a ellas."

"Un momento. Creo que parece haber un malentendido."

"No hace falta que te pongas excusas. De todos modos soy la única que lo sabe. Ah, claro, los asistentes que lo prepararon también deben saberlo. Pero querido... supongo eres consciente de que el s3xo sin consentimiento es un delito, ¿No? Lo mismo ocurre con los afrodisíacos". Cecile expresó sus pensamientos. 

El Emperador se levantó de la cama ante sus palabras y se acercó a la mesa. Miró la botella que Cecile había abierto y le preguntó: "¿Dices que has bebido esto y crees que es afrodisíaco?"

"Sé que no es alcohol. ¿Qué tipo de bebida te debilita el cuerpo y te deja duerme los sentidos?"

"Como tú dices, no es alcohol."

'Lo sabía'. Pero justo cuando Cecile estaba a punto de soltar otra oleada de maldiciones en su interior...

"Esto es un 'suero de la verdad'."

"...¿Perdón?"

"Te dije que es un suero de la verdad. Uno muy puro. ¿Por qué estabas bebiendo esto? Iba a usarlo si las cosas se ponían problemáticas."

Cecile se sintió estupefacta ante la revelación. '¿Por qué, oh, por qué pondría algo como eso en la mesa de todos los lugares?'

"Suero de la verdad... ¿Ibas a usar eso para...?"

"Esa no era mi intención". En ese momento, los ojos del Emperador se entrecerraron, y echó un vistazo a la pared de la habitación. Luego, se acercó a la cama y se abalanzó sobre Cecile, inmovilizándola.

"¿Qué estás haciendo?" 

"Lo que debo hacer esta noche". El Emperador respondió a su pregunta con un tono apático. Entonces la puso boca abajo y la agarró bruscamente por los hombros.

"¡Agh!" Cecile chilló ante el repentino dolor que sintió en sus hombros. Había estado agitada durante varios días durante la preparación de la boda, y además su cuerpo estaba rígido por la tensión que sintió mientras estuvo de camino al palacio imperial. Además, debido a que se había dormido en una mala postura cuando el suero la dejó inconsciente hace un rato, le dolía el cuello. El Emperador presionó con sus dedos aquellos músculos tensados, lo que hizo que Cecile soltara un grito. La mano del Emperador volvió a moverse.

"¡Ahhh! ¡Augh! ¡Detente!" Cecile gemía continuamente ante el despiadado agarre del Emperador.  Antes de darse cuenta, estaban cubiertos por las sábanas de la cama. En medio de la oscuridad, Cecile se retorcía y giraba en una lucha por evitar sus manos, gimiendo todo el tiempo. "¡No! ¡Ahí no! ¡Para, para! ¡Aghh!"

"Quédate quieta, ¿Quieres?" 

"¡No! ¡Deja de hacerlo!" Ella suplicó.

Cada vez que las manos del Emperador se movían se producían intensos sonidos. Cuando una lágrima brotó de uno de sus ojos, a Cecile le pareció algo extraño.

'¿Se siente increíblemente bien?'

Aunque le dolía porque el Emperador sólo se dirigía a las zonas de los músculos tensados, lo que vino después del dolor fue una sensación de liberación totalmente nueva. En poco tiempo, su cuello, que antes estaba dolorido, se sentía perfectamente bien. Tras darse cuenta de ello, Cecile dejó de luchar y se confió en el Emperador.

"¡Augh! ¡Allí...! ¡Ahh...! ¡Un poco, un poco más...!" Cecile gimió mientras daba vueltas en la cama por la mezcla de dolor y euforia que sentía, pero de repente un pensamiento pasó por su cabeza. En una habitación oscura. En la primera noche de matrimonio. Su cuerpo curvado bajo las sábanas. Gimiendo.

'Espera un segundo. ¿No es esta una situación perfecta para darle a alguien una idea equivocada?'

Fue en ese momento...