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viernes, 12 de febrero de 2021

Una Villana Perfecta Para Un Tirano - Capítulo 1

Capítulo 1. La Proposición


'No voy a tolerar esto'. 

Cecile rechinó los dientes mientras miraba a través de la ventanilla del carruaje el hermoso y amplio castillo blanco que se veía a lo lejos. Las sirvientas sentadas frente a ella no sabían qué hacer, pero eso no importaba en absoluto. Cecile estaba tan furiosa que ni siquiera las miraba.

Miró su propia vestimenta. Un velo de novia con encaje finamente tejido, un vestido de seda blanca muy suave, y en el dobladillo del vestido había un conjunto de brillantes perlas cristalinas.

Sí. Lo que Cecile llevaba era un vestido de novia.

Cecile iba a casarse, pero no estaba nada contenta. Cuanto más se acercaba al castillo, más sentía que se le estrangulaba la garganta. Cuando el carruaje de Cecile atravesó las puertas de la ciudad, una banda que había estado esperando su llegada comenzó a tocar música. Aunque la melodía era hermosa, para los oídos de Cecile sólo sonaba como una música fúnebre.

'Si entro... moriré'. En el instante en que este pensamiento cruzó su mente, el rostro de Cecile se volvió aún más pálido.

"Sálvenme... " 

No pudo evitar pedir ayuda inconscientemente. Pero las sirvientas sentadas frente a ella no hicieron nada al respecto. Simplemente asintieron con compasión en sus rostros. 

Una de ellas dio una respuesta, le dijo. "Moriremos si huyes."

"......"

'Vamos, ¿No pueden consolarme un poco?'

Cecile volvió a rechinar audiblemente los dientes antes de dirigir una mirada al ramo que sostenía. La razón por la que Cecile rechinaba sus dientes en lo que debería haber sido el día más feliz de su vida era simple. 

'¿Por qué tengo que casarme con el emperador? '

Había un gran problema con el hombre que iba a convertirse en su esposo

El Emperador Estian.

Se casaría con ese hombre. Sin embargo, el problema radicaba en que se trataba del peor y más loco tirano del continente. Tanto que nadie se sorprendería incluso si asesinara a su prometida el mismo día de su boda.

'¿Cómo terminaron las cosas de esta manera...?'

Cecile recordó los acontecimientos de hace un mes.

***

Cecile era una hija ilegítima del rey de Navitan. El rey se acostó con una sirvienta en estado de embriaguez, y nació una niña que era la viva imagen de la familia real de Navitán; un hermoso cabello platino y ojos verdes. Cuando Cecile nació, el rey no tuvo más remedio que reconocerla como su hija.

Sin embargo, eso no significaba que Cecile creciera siendo amada.

Su madre, que era una sirvienta, falleció poco después de que Cecile naciera. Por esa razón, Cecile fue enviada a una villa real situada en un rincón del palacio real, donde crecería. Aunque recibió una educación mínima como princesa, su trato no era mejor que el de una sirvienta en comparación con las princesas del palacio principal. Sin embargo, Cecile no se sentía ofendida.

'Al menos se me reconoce como princesa'.

Si no hubiera sido reconocida, hace tiempo que habría sido expulsada del palacio. En cierto modo, tenía una vida cómoda. El rey nunca la llamaba, y ella podía pasar el tiempo ociosamente en su villa. Una vida de comer, dormir y jugar sin tener que trabajar. Le resultaba ligeramente tedioso repetir los mismos días una y otra vez, pero era mejor que sufrir.

Ocasionalmente, como hoy, Cecile ofrecía flores a la tumba de su madre en un rincón de la villa real mientras murmuraba para sí misma.

"Madre. Seguiré viviendo de esta manera, hasta que algún día me vendan como segunda pareja matrimonial de un viejo y rico aristócrata militar, ¿Verdad?"

El único mundo que Cecile conocía existía estaba dentro de los libros que leía, pues no podía salir libremente. Incluso esos libros eran traídos en su mayoría por las sirvientas de la villa.

"Siempre sucede eso en los libros."

Si su madre aún estuviera viva, le habría gritado, '¡Eso es porque todo lo que lees son novelas románticas!', y le habría dado un golpe en la espalda. Pero los muertos no pueden hablar, así que Cecile siguió murmurando sola.

"Yo no vivo en un cuento de hadas. Estoy segura de que no hay ninguna posibilidad de que un compañero de matrimonio forzado sea un gran duque del norte dedicado únicamente a su esposa, y que además sea un hombre extraordinariamente guapo..." 

Cecile leía las novelas que disfrutaban las sirvientas de la villa real y llegó a saber cuál sería el final de una princesa en su posición. Una princesa ilegítima que no era amada, pero que tenía todas las características de la familia real. Era un excelente producto para que el rey la vendiera sin culpa.

Si al menos hubiera nacido fea, podría sentir algo de seguridad.