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miércoles, 10 de febrero de 2021

Bajo El Roble - Capítulo 79

Capítulo 79. Una cabeza por cada rasguño (2) | +18


Max parpadeó confundida. "¿Qué?" solo pudo pronunciar eso como respuesta.

"Por cada rasguño que encuentre, una de sus cabezas rodara por sus hombros" aclaró él en un cálido susurro, y Max sintió que se le ponía la piel de gallina por todos los brazos con sus palabras. Había un tipo diferente de intensidad cuando lo decía en voz baja, como una oración silenciosa. Ella estaba acostumbrada a oírlo gritar con rabia, como un incendio forestal.

Max temblaba bajo su contacto como una libélula atrapada en una telaraña.

Sus hábiles dedos se ocuparon rápidamente de los tirantes que sujetaban su vestido, ella sintió que empezaban a aflojarse. Sus ojos oscuros recorrieron su figura.

Desde los pálidos omóplatos hasta la clavícula, pasando por los pechos, aún cubiertos por una fina tela. Ella sintió que su respiración se agitaba por la anticipación.

"Una cabeza" dijo finalmente, sus ojos detectaron rápidamente un rasguño antes de arrastrar el vestido hacia abajo para exponer más su piel. Cuando llegó a su antebrazo, vio la piel descolorida y fea, y sus labios se curvaron en un gruñido.

Intrigada, Max trató de disimular el moretón.

"Me lo hice en la b-biblioteca" se excusó ella "cuando me tropecé ".

"No mientas" le espetó él.

"¡No miento!" murmuró ella mientras él presionaba suavemente un beso en su moretón, las palabras murieron en su garganta, viendo como él bajaba lentamente. Riftan se enderezó, enganchó uno de sus brazos bajo las rodillas de ella y la levantó sin esfuerzo, con el otro brazo sosteniendo su espalda.

En un acto reflejo, Max le rodeó la nuca con los brazos. Bajó la cabeza y le dio una serie de suaves besos en el cuello mientras se dirigía lentamente hacia la cama.

"R-Riftan, de verdad, n-no e-estoy herida" insistió ella, pero Riftan se mostró obstinado y la tumbó suavemente en la cama mientras se elevaba sobre ella.

"Dije que lo comprobaría yo mismo" le dijo, desechando finalmente su vestido, quitándoselo de la cintura para abajo y tirándolo al azar en el suelo. Sintiéndose totalmente expuesta con solo la pintoresca tela que cubría su pecho, Max desvió la mirada con nerviosismo.

Sus manos recorrieron sus piernas, deteniéndose en los tobillos mientras le quitaba los zapatos, y luego la otra, remangando la falda. Ella no pudo contener su mueca cuando él rozó el rasguño que se había hecho al caer al suelo.

Inmediatamente, Max se cerró, cerrando las piernas.

"¡E-esto n-no es nada!" continúo "¡S-solo me c-caí por m-mi c-cuenta!"

"Han sellado su destino con esto" gruño por lo bajo, con la mirada fija en la herida, un brillo oscuro destello en sus ojos. Por reflejo, Max le apretó el brazo suavemente, llamando su atención.

"D-de verdad, n-no duele. N-no hagas e-eso por m-mí" le suplico, y él frunció el ceño.

"No solo intentaron invadir mis tierras, sino que también hirieron a mi esposa. Estoy en mi derecho de matarlos para que paguen por sus crímenes" le dijo "eso ni siquiera será suficiente para satisfacer mi sed de sangre. Necesito ponerlos de ejemplo ahora, para evitar que algo de naturaleza similar ocurra en el futuro" explico.

"P-pero tú... t-tú s-solo has llegado..." su sollozo ahogado se derramó mientras él rápidamente la miro sorprendido. Max se negó a desviar la mirada mientras continuaba a pesar del temblor en su voz: "S-si vamos a la g-guerra, t-tendrás que i-irte lejos o-otra vez. Y y-yo tendré que estar s-sola".

"Demonios" maldijo en voz baja, una mano subió inmediatamente por detrás de la nuca de ella y tiró de ella hacia abajo, aplastando sus labios en un beso abrasador. Podía sentir su deseo por ella, sus ganas de devorarla, de acercarla más de lo que era físicamente posible.

Y a pesar de sus mejores deseos de hacerlo también, le dolía el cuello junto con su cuerpo por la forma incómoda en que se estaba doblando. Al notar su incomodidad, Riftan se apartó y acomodo en consecuencia, su mano se estiro hasta la cintura de Max, y tomo su trasero mientras la levanta.

Sintió que la cabeza le daba vueltas cuando él la levantó, y jadeó ante el frío metal de su coraza al entrar en contacto con ella, en contraste con la cálida palma de su mano. Gimió cuando la lengua de él se abalanzó sobre ella, saboreando cada rincón de su boca, enredándose en la de ella antes de que él se apartara con un hilo de saliva que conectaba sus bocas.

Los ojos de él se clavaron en los de ella intensamente. "Tú... ¿qué estás haciendo conmigo?" murmuró en tono angustiado.

Se lamió los labios, quitándole el resto de la ropa y arrojándola entre las demás en el suelo. Max estaba ahora acurrucado cómodamente, desnuda como una bebé recién nacida para que él la viera. Sus cálidas manos se acercaron inmediatamente a su pecho, ahuecando sus suaves senos, amasándolos antes de sumergirse y envolverlos en su cálida boca.

Sus manos inmediatamente enterraron sus dedos en su pelo, tirando ligeramente de él mientras ella emitía un gemido.

La sensación de su armadura contra su piel desnuda era extraña. Se sentía débil, indefensa y vulnerable. Sus ojos alcanzaron a ver su cuello, su sudor brillando mientras la armadura reflejaba su luz, dándole a su lustroso cabello negro un brillo hipnotizante.

Riftan sintió que su visión se nublaba frente a él a medida que su hambre por ella se hacía más intensa. Sintió que perdía el control de sus facultades, y la atrajo contra él con tanta fuerza que temió que la hiciera pedazos.

Jadeó ante la creciente sensación de sus puntas rozando el frío hierro con rudeza mientras una sensación eléctrica recorría su cuerpo y se retorcía de placer.

"Siempre estuviste en mi mente, mierda" exhaló en un tono ronco, plantando besos feroces en cada centímetro de sus pechos "Cada día desde que nos separamos estas últimas semanas. Ha sido muy duro".

Un grito ahogado se escapó de sus labios mientras él amasaba su pecho. "Es casi como si hubieran pasado años desde la última vez que te vi" le dijo mientras su boca se traga su otro seno.