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miércoles, 30 de diciembre de 2020

No Quiero Ser Amada - Capítulo 206

Capítulo 206. Intranquilo


Aprovechando la noche, Rode se escabulló por los terrenos del palacio y esperó a la persona en el lugar acordado. Estaba acostumbrado a esto. Lo había hecho durante mucho tiempo. 

Rode pronto escuchó sonidos de pasos y rápidamente se dio vuelta. Se trataba de un sirviente que venía de parte del Conde. Se quedó parado, esperando a recibir la información.

"Hoy llegas bastante tarde", Rode chasqueó su lengua. 

El sirviente se encogió de hombros. "Tomé la precaución de recorrer otro sendero. Me hizo llegar tarde. Trajiste la información, ¿Verdad?"

Rode asintió, sacando un trozo de papel. Detallaba todo lo que supo, escuchó y vio dentro de los pasillos del palacio. 

El sirviente se iluminó, lo agarró rápidamente y lo puso en su bolsillo. A cambio de la información, puso un montón de dinero en la mano de Rode.

"Entonces, ten cuidado en tu camino de..." 

Pero antes de que pudiera pronunciar su última palabra, un grupo de guardias armados salieron de los arbustos. Rode se dio cuenta de que la situación se había estropeado e intentó escapar. Pero lo hizo demasiado tarde. Alguien se puso en medio y bloqueó su camino de escape. La cara de Rode palideció rápidamente en el momento en que vio la cara del hombre.

"Gran Chambelán..."

Basil siempre estaba sonriendo, pero en este momento, parecía un emisario del infierno. Basil agarró fríamente el papel de la mano del sirviente y revisó el contenido, su temible mirada se dirigió inmediatamente a Rode.

Rode abandonó cualquier intención de decir una excusa y bajó la cabeza. Lo habían atrapado mientras estaba entregando información interna a un extraño. No podía escapar de esto. Era culpable. Sabía lo duro que sería el castigo por cometer este crimen.

¡Puch!

Basil golpeó la cara de Rode con su puño y Rode cayó al suelo, rodando.

"¡¿Cómo te atreves a vender la información privada de Su Majestad la Reina mientras trabajas bajo mi mando?! ¡¿Crees que puedes salirte con la tuya?!"

"Por favor perdóneme... ¡Me disculpo por lo que he hecho!" Rode bajó la cabeza y se postró en el suelo. 

Basil apenas pudo contener su ira reprimida. Si se hubiera salido con la suya, le habría cortado la cabeza al traidor. 

"¡Lleven a este hombre ante el rey y arresten al Conde Clovis de inmediato!" Basil dijo enfurecido. 

***

El Conde Clovis fue llevado en medio de la hermosa noche, a una prisión subterránea debajo del palacio. El Conde estaba familiarizado con este lugar. Fue diseñado para aquellos que se atrevieron a traicionar a la familia real. Se dio cuenta de que algo estaba mal.

Para que lo hubieran traído a este depravado lugar, el Conde Clovis supuso que habían descubierto algo, pero no podía saber qué. Lo pensó una y otra vez, pero no tenía idea de lo que podría haber salido mal. Vivía una vida tranquila y aislada, lejos de los ojos del rey. También, se aseguró de mantener controlada su ambición de usurpar el puesto del rey.

¿Qué había salido mal?

Finalmente, el rey apareció. Tenía una fría en su rostro. No había ni una pizca de emoción en ella. El Conde se dio cuenta de que estaba condenado. Se sentía intranquilo.

"Su Majestad... ¿Qué es todo esto? ¿Por qué me trajo a este lugar?"

El Conde Clovis no tenía ni idea de cómo había llegado a esta situación. No obstante, necesitaba hacer bien su papel y negar cualquier fechoría. Era la única manera de que pudiera salir de este lugar sin ser condenado por crímenes.

Igor se sentó lentamente en una silla colocada de antemano. Lo hizo con calma y muy despacio. El Conde Clovis miraba con nerviosismo. Parecía que al rey no le importaba que la gente se enterara que había arrestado y encarcelado al Conde Clovis.

El Conde ocultó sus temores ante la mirada del rey.

"Sí tal vez está tratando de inculparme de un crimen, sería mejor no hacerlo. ¿Lo olvidó, Su Majestad? ¿La promesa hecha después de la tragedia que ocurrió en Arundell?"