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sábado, 21 de noviembre de 2020

No Quiero Ser Amada - Capítulo 133

Capítulo 133. La Furia de la Duquesa, Otra Vez 


Igor besó ligeramente sus labios, subiéndose encima de ella. Los ojos de Rihannan se agrandaron, dándose cuenta de lo que planeaba hacer.

Mirando su linda expresión de sorpresa, Igor sonrió y levantó una ceja. "Te lo dije la última vez, ¿No? Cuando los hombres se despiertan por la mañana, quieren hacerlo aún más."

Antes de que ella pudiera obtener una respuesta, su virilidad estaba sobre su abdomen. Se incrementaba en tamaño.

"Sólo estoy así porque te dormiste justo después de hacerlo... una vez... apenas pude contener mis deseos de atacarte mientras estabas dormida..."

Ah...había sido por...ella.

Rihannan se quedó atónita.

"...Igor..."

Sin embargo, Igor abrió firmemente sus piernas, sus dedos recorrieron la piel de sus piernas mientras bajaba su mano. También, le mordió ligeramente sus muslos, como una forma de castigo.

"Se sentirá bien, se sentirá bien... no te molestes."

Igor le dio ligeros besos en la parte interior de sus muslos. Miró su flor; estaba ligeramente húmeda por lo que hicieron anoche. La abrió para mirar dentro. Se veía rosa y perfectamente lisa, creada a la perfección.

Igor enterró su lengua dentro de su flor húmeda.

Su cuerpo se había vuelto rígido por la repentina conexión. Ella murmuró palabras incoherentes mientras él luchaba por mantener su lengua dentro de sus pliegues.

"¡Ha...!"

Después, Igor se levantó y colocó su virilidad en la entrada de su jardín. Empujó hacia adelante, el interior de Rihannan se separó con facilidad para recibir con alegría su virilidad.

Ella lo agarró con tenacidad mientras soltaba un gemido. Igor soltó un gruñido bajo.

El brazo de Rihannan tembló; lo envolvió alrededor de su cuello y se dejó llevar por la sensación de placer. Había gastado toda su energía anoche; no le quedaban fuerzas, así que dejó que Igor hiciera lo que quisiera.

No se movió ni muy rápido, ni muy lento... simplemente perfecto.

Los ligeros sonidos de respiración y de piel golpeándose entre sí, eran los únicos sonidos que se producían en la habitación al amanecer.

Su empuje lento y tranquilo se aceleró. Igor podía sentirla agitándose mientras su respiración se hacía más pesada. El pl4cer desenfrenado del @rg@smo recorrió a ambos.

Y luego, llegando al cl!m@x, Igor gruñó y Rihannan gimió, sus cuerpos temblaban fuertemente.

Igor bombeó dentro de ella, sintiendo su feminidad apretándolo desesperadamente mientras ella alcanzaba el cl!m@x. Entonces, la besó fervientemente, sintiendo la necesidad de tocarla.

Después de eso, se derrumbó encima de ella.

Rihannan pudo sentir los cálidos flu!dos en su interior mientras cerraba los ojos. El gran peso del hombre no le resultaba incómodo. La presencia de Igor se había vuelto reconfortante.

Igor le frotó ligeramente los labios inferiores mientras la veía inhalar y exhalar.

"...Debe haber sido doloroso", murmuró. Le lamió los labios, que estaban hinchados y se magullados por sus besos. "Lo siento. Esto no volverá a suceder."

Ella quiso responder, pero había cerrado los ojos y se estaba durmiendo lentamente.

Igor miró su expresión somnolienta y dejó escapar un suspiro. "¿Te vas a dormir otra vez?"

Rihannan había caído en un sueño profundo.

***

"Ese tonto me está volviendo loco", dijo la Señora Cessley mientras ayudaba a Rihannan a lavarse en la bañera.

Había ordenado a las sirvientas que salieran mientras ella atendía personalmente a Rihannan.

"Tus labios están todos magullados y tienes marcas en tu cuello... ¡Hmmph!"

Parecía que ella había salido de un campo de batalla..

Antes, cuando entró en la habitación, la Señora Cessley no esperaba encontrar a Rihannan con labios rasgados y marcas de mordeduras a primera hora de la mañana después de dormir con el rey.

Inmediatamente echó a las sirvientas y tomó la mano de Rihannan, preguntando sinceramente si algo había pasado anoche entre ella e Igor.

Rihannan le aseguró que no había pasado nada, lo que tranquilizó un poco la mente de la Señora Cessley. Pero. a pesar de todo, las quejas de la Señora Cessley no cesaron mientras lanzaba interminables maldiciones y quejas hacia el nada amable rey.