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domingo, 15 de noviembre de 2020

Bajo El Roble - Capítulo 44

Capítulo 44. Tengo Sed De Ti (2) 



Max sintió que su mente se agitaba ante la sensación, su lengua caliente moviendo la punta, girando alrededor de ella, rozando sus dientes con gran maestría. Chupo como un bebé recién nacido, haciendo que ella jadeara mientras un calor familiar se acumulaba en su estómago. 

"Rif-Riftan..." jadeó, inconscientemente extendiendo la mano para agarrar su cabeza, sin saber si al empujarlo más cerca o lo contrario cesaría el fuego en su interior. 

"No digas que no lo quieres. Dilo. Di que me quieres". 

Exigió insensiblemente, mirándola con una mirada llena de pasión. Ella sintió que su corazón saltaba bajo sus intensos orbes. 

"Yo, yo..." 

"Déjame llenarte" continuó, sonando como si ronroneara. "Déjame sentir tu calor. Soy como un hombre en un desierto, muriendo de sed. Tengo sed de ti". 

La desesperación en su tono no fue olvidada cuando se sumergió en los labios de Max una vez más, y sus brazos se enlazaron automáticamente alrededor de su cuello, ya que ambos cayeron en la cama en un montón de extremidades enredadas y ropa desparramada. 

La vergüenza, la excitación, el miedo y el éxtasis se extendieron por su corazón. Max fue enterrada bajo las sábanas que la rodeaban, haciéndola sentir como si estuviera flotando en las nubes mientras aceptaba vagamente sus labios. 

Él le sacó la horquilla, deshaciendo el peinado que le habían hecho con mucho cuidado, sus mechones cayeron en cascada por su cara. Cuando terminó de deshacerle el peinado, se bajó y le quitó la falda. 

Cuando el aire fresco rozó su cuerpo sonrojado y vulnerable, sintió que volvía a sus sentidos y empezó a sentarse. 

"Primero, primero tenemos que lavarnos..." se excusó, pero él impidió que se sentara más y la empujó de nuevo hacia abajo. 

"¿Así puedes volver a dormirte? Ni hablar." 

Él cortó cualquier otra excusa con otro beso ardiente y agarró uno de sus senos. El húmedo y suave bulto de carne estaba siendo exprimido. 

"Te lavaré más tarde así que..." le dijo mientras continuaba tocando su cuerpo. 

Ella no pudo evitar seguirlo, siguiendo cada sensación mientras se derretía ante él. Max jadeaba de placer, sus manos luchaban por agarrar las sábanas mientras intentaba anclarse a la realidad. 

Él no detuvo sus movimientos, tirando implacablemente y retorciendo el sensible nudo de sus senos. 

"Se, se siente r-raro". murmuró 

Riftan movió su otra mano, acariciándola detrás de su oreja, acunando su cara, colocándose entre sus muslos y envolviendo sus piernas alrededor de su cintura. Se cernió sobre ella, su cuerpo empequeñeció su figura, sus caderas se acercaron a la zona inferior de Max, antes de que su miembro se frotara contra su entrada. 

No está bien, algo faltaba. 

"Siento que no puedo respirar". 

Con su mano libre, desató rápidamente sus pantalones y la besó de nuevo, bajándoselos hasta los tobillos y empujándolos fuera. Sus lenguas se enredaron suavemente alrededor del otro mientras se besaban, luchando por el dominio. 

Max se perdió en la ardiente pasión mientras la punta del miembro de Riftan se frotaba contra su ,ya húmeda, entrada lista para él. Inconscientemente, sus piernas se ensancharon, haciendo su descenso un poco más fácil mientras se empujaba hacia adentro en un lento empujón, cubriéndose completamente en ella. 

Ella se retorció ante la sensación. Sus uñas se clavaron en su piel, formando medias lunas mientras se aferraba a él. El cuerpo de Riftan se sintió tenso cuando entró en ella. Dejó escapar un gemido cuando sintió un su calor se apoderaba a su alrededor. 

"Maldición... no aprietes tanto". le dijo, casi suplicándole. 

"Lo-lo siento, lo-lo siento..." 

"Respira, deja salir un largo respiro... sí, así". 

Ella podía saborear el vino en su lengua, olerlo en su aliento mientras continuaba abrumándola. Se sentía como un pez fuera del agua, jadeando por aire. Podía sentir que aquel miembro empezaba a palpitar dentro con cada empujón. 

“¿Se sentirá así sumergir tu cuerpo en una crema caliente...?" 

Sus dulces palabras no coincidían con su rostro, que tenía una mirada sombría, casi como si lo estuvieran torturando. Max hizo todo lo posible para adaptarse de alguna manera a la sensación de él dentro de ella, sus caderas moviéndose. El tejido ligeramente grueso estimulaba de alguna manera constantemente su ya sensible piel. 

Incapaz de resistirse por más tiempo, Riftan comenzó a mover sus caderas. 

"¡Ah, ah!" 

Su miembro palpitante la empujó hacia adentro, tirando hasta que solo quedaba su punta antes de retroceder de una manera casi insoportable. Nunca se había sentido tan húmeda y caliente por dentro, y él se derritió con cada empujón. Max sintió que la sensación apasionada barría su cuerpo hasta el olvido. 

Se agachó, succionando el pecho abandonado, y ella sintió que la sensación de ardor se intensificaba con la acción adicional. Su cuerpo temblaba incesantemente, sus muslos se deslizaban mientras sus piernas se empujaban más lejos, más profundamente en Riftan con cada empuje. 

Muy cerca. Podía sentir que se acercaba a su propio orgasmo, y también lo hacía Riftan por la ligera presión que sentía de sus manos a su alrededor, agarrándola con fuerza. 

"No, no quiero..." ella jadeó alarmada cuando empezó a retorcerse debajo de él, pero su cuerpo no la escuchaba ya que seguía apretándose. 

Y así como así, sintió que se perdía en una luz blanca brillante mientras la empujaban hacia el borde. Su corazón golpeó contra su pecho. Mientras temblaba, se dio cuenta de que Riftan no se había detenido todavía. 

Se aferró más fuerte a él mientras sentía que se perdía completamente por el placer. Y mientras él la golpeaba con la misma necesidad de extinguir el calor en su cuerpo, ella sintió como si se ahogara más cerca de él. 

Max no sabía que era posible sentir placer y dolor simultáneamente. 

Su cuerpo se retorcía mientras él seguía moviéndose, acelerando el ritmo, acercándolos si era posible. Los sonidos decadentes de su región inferior golpeando contra sus muslos llenaban sus oídos. Ella no podía soportarlo más. Justo cuando estaba a punto de alejarse, Riftan la levantó y la sentó en su regazo, empujándola más profundamente que antes. Sus piernas se abrieron a horcajadas, ensanchándose a medida que ella se hundía más, tomando su longitud cuando golpeaba el cuello de su útero. 

"Ah, ahh..." Hubo una pausa mientras la llenaba hasta el borde, y sus caderas se movieron inconscientemente ante la electrizante estimulación de sus cuerpos entrelazados en el centro... 

Él agarró su trasero y murmuró. "Un poco más... siénteme un poco más, Maxi..." Y luego la movió lentamente contra él, resbaladiza y caliente piel frotándose entre sí. 

Max se aferró desesperadamente a su cuello, emocionada por la posición en que entró a su interior. 

Justo cuando ella no pudo soportar más el calor y la estimulación, él detuvo sus movimientos, una tosca exhalación saliendo de sus labios. Cerró los ojos con fuerza al sentir que algo tibio se extendía en lo profundo de su vientre y una gota de sudor rodaba alrededor de sus ojos, goteando por sus mejillas como una lágrima. 

"Pensé que iba a morir". 

Murmuró mientras lamía la gota de sudor. Max, aún incapaz de recuperar su autocontrol, miró su cara sonrojada con una visión confusa. Sus pupilas negras la miraban de arriba a abajo a través de su ahora desordenado cabello, como si no estuviera aún satisfecho con su festín.