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domingo, 15 de noviembre de 2020

Bajo El Roble - Capítulo 43

Capítulo 43. Tengo Sed De Ti (1) 



Riftan acunó su cabeza en una de sus manos, antes de que su mano libre se arrastrara hasta el collar que descansaba alrededor de su cuello. 

"¿Qué...? ¿Por qué estás...?" 

Max jadeó, sus palabras se detuvieron cuando la mano de Riftan se alejó del collar para tocar la piel desnuda sobre el escote de su vestido. Ella miró a su alrededor avergonzada. Afortunadamente, todo el mundo estaba demasiado absorto en su propia conversación y ni una sola persona había mirado a su alrededor. Ella dejó escapar un tembloroso suspiro de alivio, antes de intentar apartar su brazo, pero él no se movió. 

Riftan la vio con una mirada profunda, el fuego reflejado en sus ojos oscuros. Jugó con los pocos mechones de pelo suelto que habían caído por su nuca, acariciando ligeramente el área alrededor del hueso del hombro con la punta de los dedos. 

Su cuerpo temblaba ante la sensación eléctrica que experimentaba, desde la espalda hasta los dedos de los pies. Su mano se enrolló lentamente, desde su espalda hasta su cintura, envolviendo su brazo alrededor de ella. Max sintió que su cara se enrojecía por la suavidad del contacto con la piel, la mirada de Riftan nunca se alejó de su cara. 

"Ri-Riftan..." ella le tartamudeó, y él dejó escapar otra pequeña sonrisa. 

"Mi esposa parece estar ebria, así que me iré primero". Le dijo a los caballeros que estaban totalmente absortos en la conversación. 

Los caballeros que estaban charlando hace un momento los miraron y les dieron una mirada de comprensión. Max estaba segura de que su cara estaba teñida de un rojo intenso y sentía que podía morir en cualquier momento por la vergüenza que estaba sintiendo. 

"Vámonos". Le susurró al oído antes de empezar a apartarla de la multitud y acercarla a la entrada, ignorando el estímulo y los silbidos que los caballeros les daban cuando se iban. 

Max salió a trompicones del comedor tras él mientras la alejaba, con la muñeca en su mano. Pasaron por un lavabo, limpiándose las manos sucias del festín antes de que Riftan caminara de nuevo. Ella no pudo evitar mirar el cambio de escenario mientras continuaban alejándose. A pesar de que las lámparas de la pared iluminaban el pasillo exterior, algunas partes seguían siendo demasiado oscuras para que las viera claramente. Parpadeó mientras intentaba ajustarse a la falta de brillo. Ni siquiera la luz de la luna pudo arrojar algo de luz, gracias al vidrio opaco de las ventanas. 

Aun así, no fue capaz de protegerla del frío natural que la noche trajo a los pasillos, provocando escalofríos en sus brazos. 

"Ri-Riftan solo, solo un poco más le-lento..." 

Max tartamudeaba, pero él no parecía escucharla, ya que ella seguía tropezando con él para seguirle el ritmo. Cuando estaba claro que no la escuchaba, ella intentó apartar su brazo de su agarre antes de sentir que el aire la golpeaba mientras su espalda golpeaba la pared. 

Ella sofocó un jadeo cuando vio a Riftan atraparla con su cuerpo. Se detuvieron en la escalera, y Max pudo sentir su respiración acelerada, antes de que sintiera que el aire salía de su cuerpo una vez más mientras Riftan conectaba sus labios. 

El beso fue salvaje, lleno de dientes y mordiscos, y posesivo. Ella sintió que empezaba a perderse en el beso, su agarre apretando su brazo, sus uñas clavadas en la tela. No era su primer beso, lo había probado varias veces, pero aun así la dejaba tambaleándose como si se besarán por primera vez. 

Riftan se alejó de sus labios, dejando besos húmedos desde su mandíbula hasta el lado de su cuello. Succiono su suave piel, antes de volver a su boca una vez más, donde sus lenguas comenzaron a enredarse. 

"He estado pensando en esto todo el día" Riftan se ahogó entre besos. "Cada vez que te vi mirar a otro tipo en vez de a mí, apenas y pude contenerme para marcarte como mía". Gruño. 

Max apenas pudo contener un gemido cuando sintió vibraciones estallar en su pecho. 

Ella estaba segura de que su corazón ya estaba latiendo muy fuerte contra su propio pecho, amenazando con estallar. Sus manos callosas se movieron hasta la nuca de Max, empujándola más hacia él, si es que eso era posible. 

La subió por la escalera, dando un paso a la vez, tomando el dulce tiempo de besarla sin sentido, sin romper el contacto ni una sola vez. Ella se aferró a él en la desesperación y el éxtasis, el miedo a caer haciendo que su cabeza diera vueltas. ¿Por qué cada vez que él la tocaba, ella no podía pensar correctamente? 

Incluso cuando sabía que una vez fue alguien que la hizo sentir incómoda, alguien que la asustó... 

"Maldita sea, ¿por qué las escaleras son tan largas?" Gimió con frustración, antes de que sus manos subieran por su falda, acariciando sus muslos. Max soltó un chillido involuntario al tocarla. 

"¡No! No quiero... en-en un lugar como este..." se quejó, jadeando por las sensaciones dentro de ella, antes de que sus palabras se ahogaran en un beso ardiente. 

Sus brazos se aferraban a su cuello, su cuerpo temblaba. Sus dedos subieron por sus muslos, alcanzando el borde de su ropa interior, antes de deslizarse por ella, encontrando su punto dulce. 

Podía oír su aliento justo al lado de su oreja. Su corazón latía tan fuerte, que le dolía mientras se sentía más y más extasiada. 

"Quiero entrar así". 

Se aferró a su hombro, hundiendo sus dedos más profundamente mientras dejaba salir bocanadas de aliento caliente. Luchó ferozmente. 

De alguna manera, estaba lo suficientemente lúcida para temer que alguien los observara mientras estaban ocultos por las sombras. 

Otro escalofrío subió por su columna vertebral, ya fuera por miedo o por pasión, no pudo distinguirlo más. 

Sus labios calientes iban y venían por los lóbulos de las orejas, el cuello y la clavícula mientras sus firmes dedos frotaban lentamente la tierna piel. Ella se movía como él le había enseñado, antes de que Riftan le mordiera la piel y la chupara con fuerza hasta que le doliera. Se movía como un lobo hambriento que no podía esperar a comer la primer presa que atrapaba en años. 

"No puedo resistirme" murmuró contra su piel. "Incluso si muero, quiero hacerlo esta noche". 

Con su último ataque de fuerza del día, saltó el tramo de escaleras que quedaba con gran prisa, mientras Max se aferraba a su torso. Tan pronto como llegaron a su habitación, abrió la puerta de un tirón, antes de cerrarla casi inmediatamente, rasgando su ropa, hasta que sus senos quedaron claramente expuestos en la luminosa habitación. Ella silenció un grito mientras miraba su pecho agitado, todo sonrojado y tenso antes de que él se sumergiera, devorando sus pezones con el calor de su boca.