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jueves, 3 de septiembre de 2020

Dama A Reina - Capítulo 113

Capítulo 113. [Historia Alternativa] Capítulo 5. El Destronamiento Ha Sido Decidido




"Ella es una reina sabia y benevolente," -respondió la Duquesa Ephreney inmediatamente-. "Maneja bien los asuntos del Palacio Interior y es la única que recibe el amor de Su Majestad."


"Ya veo," -respondió Lauren-, luego sonrió elegantemente. "Entonces, ¿qué tal acerca de la anterior reina?"


"... Princesa."


"Ah, ¿me pasé de la raya?"


"¿Qué propósito tienes al preguntarme tales cosas?" -dijo la Duquesa Ephreney con recelo-.


Lauren agitó su cabeza. "No existen motivos ocultos, Duquesa. Solo me sentía curiosa."


"..."




La Duquesa Ephreney no respondió y Lauren continuó hablando.


"¿Puedo hacerle una última pregunta?"


"..."


"¿Es cierto que usted estuvo involucrada en la ejecución de la anterior reina?" -dijo Lauren sin rodeos-.


"¡Señorita Lauren!" -dijo la Duquesa Ephreney con un jadeo-.


"... Está actuando de manera bastante sensible."


"Encuentro ese tema bastante desagradable. Además... ¿no cree que es impropio que una dama de compañía de la reina hable de tales cosas?"


"Por supuesto, eso es cierto desde ese punto de vista," -respondió Lauren sin el mínimo indicio de emoción-. "Yo ya sé que cuando la reina era todavía la Marquesa Phelps, usted la ayudó a destronar a la entonces Reina Petronilla. Aunque la Reina Rosemond no estaba embarazada, ella tomó una medicina que la haría ver como si hubiera abortado y luego usted escondió esa misma medicina en el domicilio de la anterior Reina Petronilla. Debido a usted, la Reina Petronilla fue acusada falsamente y tanto su familia como ella fueron ejecutados."


"¿Qué... estás...?" -dijo la Duquesa Ephreney tartamudeando-. La Duquesa Ephreney no sabía que decir. Su cara se tornó pálida. ¿Cómo... ella sabe eso? Todas las personas involucradas, a excepción de Rosemond, Glara y ella misma, fueron eliminadas. Furiosa, la Duquesa Ephreney fingió inocencia.


"¿¡Pero qué demonios significa esto!? ¿¡Cómo te atreves a decir esas cosas sin pruebas...!? ¿Esta es quién eres realmente, Princesa? ¿¡Una persona que acusa a otros de haber cometido crímenes sin prueba alguna!?"




"Duquesa." Lauren comenzó a hablar con voz fría. "No actúe así, por favor. ¿Creías qué serías capaz de esconder algo que los cielos y la tierra misma sabían solo matando a unas cuantas sirvientas?"


"..."


"Tu expresión me dice que quieres saber cómo lo descubrí." Lauren continuó con sequedad. "De entre las sirvientas que mataste, una de ellas era miembro de nuestra familia."


"..."


"Ella era una chica muy inteligente... incluso ahora, siento arrepentimiento."


"... Princesa."


"¿No sientes curiosas sobre porqué estoy diciéndote estas cosas, Duquesa?"


Finalmente, había llegado al punto central de la conversación. La Duquesa Ephreney se quedó mirando a Lauren, quien no retrocedió en ningún momento mientras cambiaba de tema con calma.


"Escuché que tienes una sobrina la cual aprecias mucho, casi como una hija..." -dijo Lauren provocadora-.


"¿Por qué estás hablando de ella tan de repente?" -preguntó la Duquesa Ephreney-.


"No tienes que estar tan sensible, Duquesa." Lauren sonrió antes de continuar. "Su cumpleaños se acerca, ¿verdad? ¿Qué te parece darle la corona de la reina de regalo? Dado que ya está en edad, puede ser candidata a reina sin problema alguno."


"¡Princesa!" -exclamó la duquesa-.


"Una señorita de una familia de clase baja convirtiéndose en reina. ¿Está bien que la sangre de la Familia Imperial sea ensuciada de esta forma? ¿Planeas llevar este gran imperio que nuestros ancestros construyeron a la ruina?"


"..."


"No puedo darte mucho tiempo para que tomes una decisión, Duquesa. No soy tan paciente."


"¿Por qué me estás diciéndome esto a mí, Princesa?"


"Hay muchos nobles que están en contra de que la hija de un simple barón sea la reina. ¿Puedes decir con total seguridad que no estás de acuerdo con ellos?"


"Ella tiene el favor de Su Majestad. Estás seriamente equivocada, Princesa."


"Este imperio no es solo del Emperador. Es un imperio que la Familia Imperial estableció con la ayuda de los nobles. El destronamiento de la anterior reina y la instauración de una nueva solo fue posible porque existía una razón. Sin embargo, ¿qué pasa si la razón es errónea? ¿Piensas qué Su Majestad todavía será capaz de proteger a la reina?" -señaló Lauren-.


"..."


"Piénselo sabiamente, por favor, Duquesa. Incluso si no coopera con nosotros, tenemos toda la intención de desenmascarar la verdad. Las pocas sirvientas que no fueron asesinadas están bajo nuestra protección. Si decides continuar fingiendo inocencia, entonces ya no seremos capaces de protegerla del daño."


"Si ese es el caso, ¿entonces no significa que son capaces de exponerlo todo incluso aunque no me hubieras dicho todo esto? ¿Por qué me ofrecerías esta 'oportunidad'?"


"¿En serio no lo sabes, Duquesa?" La voz de Lauren bajó de tono. "¿Hay alguna necesidad de sacrificar algo grande por algo pequeño? No se deberían sacrificar inocentes y personas de sangre noble por el bien de eliminar sangre de mala calidad."


*


"¿La Duquesa Ephreney aceptó cooperar con nosotros?" -preguntó el Duque Witherford-, y Lauren asintió en respuesta.


"Sí, Padre."


"Estás muy segura. ¿Qué piensas hacer si todo el plan se arruina?"


"La Duquesa Ephreney es una sangre pura hecha y derecha. Es una noble de nacimiento. No tengo idea de cómo una mujer así puede estar relacionada con la Reina Rosemond... pero sospechó qué la Reina está chantajeando a la Duquesa." -dijo Lauren con una sonrisa-. "De otro modo, no habría forma de que la Duquesa le fuera leal."


El Duque Witherford asintió. "Después de que destronemos a la Reina, el Emperador será el siguiente. Te aseguraste de no revelar eso, ¿verdad?"


¿Piensas qué soy una tonta?" -murmuró Lauren-. "No te preocupes. Cuando el golpe tenga lugar, los Ephreneys no saldrá ilesos. No hay forma de que un Witherford deje escapar a un Ephreney."


*


"Haaah."


Con un suspiro, Rosemond se levantó de la cama. Ya era mucho después del mediodía. Después de tener un tiempo de descanso en su cama, Rosemond jaló la cuerda para llamar a Glara.


"Su Majestad."


En ese momento, Glara entró al dormitorio con urgencia. Al ver tal expresión preocupada tan pronto como había abierto los ojos, Rosemond sospecho.


"¿Qué pasó?" -preguntó-.


"Hay un gran problema, Su Majestad."


"¿Un gran problema? "¿A qué te refieres?" -preguntó Rosemond con total calma-. "¿Acaso Petronilla se levantó de entre los muertos o algo así?"


"Mucho peor, Su Majestad," -dijo Glara con voz temblorosa-. "La Duquesa Ephreney está dando testimonio en la conferencia de los nobles justo ahora."


"¿Testimonio? ¿De qué?"


"Sobre el asunto de Su Majestad sentenciando a la anterior reina. Ella está diciendo que usted fingió su embarazo para poder destronar a la anterior reina."


"... ¿Qué?" -gritó Rosemond-. La cara de Rosemond se tornó increíblemente pálida. "¿¡Cuál es el significado de esto!? -gritó Rosemond antes de saltar de la cama-.


"¿A dónde está yendo, Su Majestad?" -dijo Glara casi llorando-.


"¿Siquiera tienes que preguntar? ¡Obviamente estoy yendo hacía la conferencia de los nobles! Tengo que confirmar esto yo misma. Glara, ayúdame a estar lista."


"Su Majestad, no creo que haya alguna diferencia si usted--"


Justo en ese momento, alguien abrió la puerta con urgencia. Lauren se paró frente a la entrada con otras sirvientas detrás de ella. Al ver esto, Rosemond se sintió aliviada.


"¡Lauren!"


"..."


"¿Qué está pasando? ¿¡Qué rayos está haciendo la Duquesa Ephreney!? -exclamó Rosemond-.


"Su Majestad," -dijo Lauren en voz más baja-. Tan pronto como Rosemond escuchó ese tono, se dio cuenta de que la dama de compañía estaba detrás de todo esto. Rosemond miró a Lauren con ojos feroces, pero Lauren ni siquiera inmutó mientras seguía hablando con calma.


"Su Majestad el Emperador nos ha ordenado que la confinemos en este lugar por ahora, Su Majestad."


"¿Tú hiciste esto, Lauren? ¿¡Fuiste tú!?"


"Usted fue la que hizo algo mal, Su Majestad. No yo," -respondió Lauren controladamente-. "Tiene completamente prohibido cualquier tipo de contacto con personas en el exterior y la declaración de Su Majestad será tomada mañana por los nobles en uno días. Hasta entonces, tiene que quedarse aquí en silencio."


Rosemond estaba furiosa. "¡No permitiré que me hagan esto! Debo encontrarme con la Duquesa Ephreney."


"Como ya le había informado antes, tiene prohibido todo contacto con personas en el exterior." Luego, Lauren se volvió hacía las demás sirvientas e hizo un gesto apuntando a Glara. "Esa sirvienta también está acusada de haber jugado un papel importante en el complot contra la anterior reina. Por lo tanto, ella también deberá ser encarcelada. ¡Sáquenla de aquí!"


Glara comenzó a gritar. "¡Aaah, déjenme! ¡Su Majestad! ¡SU MAJESTAD!"


"Amordazarla."


"¡Esto no puede estar pasando! ¡Sálvame, Su Majestad!"


"¡Glara!"


Presa del pánico, Rosemond corrió en dirección hacía Lauren y la abofeteó. Con un fuerte ruido, la cabeza de Lauren viró hacía la izquierda. Aunque Lauren se sentía totalmente insultada por el hecho de que la mera hija de un barón la hubiera abofeteado, ella seguía siendo la reina. Por ahora. Lauren mordió su lengua para calmar su ira.


Luego, comenzó a hablar con firmeza. "Dado que usted sigue siendo la eminente reina, toleraré esto."


"¡Tú...!" -escupió Rosemond-, pero Lauren la ignoró y salió de la habitación, dejando a Glara detrás.


Justo después, un ruidoso grito hizo eco a lo largo de todo el Palacio de la Reina.


*


Debido al testimonio de la Duquesa Ephreney, el caso sobre el crimen de la anterior reina fue reabierto. Aunque el Emperador fue sorprendido por el giro de los eventos, la evidencia circunstancial mostró que él no estaba involucrado en los planes de la Reina Rosemond. La verdad era que él mismo no conocía estos planes hasta que la Duquesa Ephreney dio su testimonio.


"¿Qué pasó, Padre?"


Unos días después, se confirmó que la Reina Rosemond había fabricado la evidencia en contra de la Reina Petronilla y los nobles se reunieron de nuevo para discutir su castigo.


"Se ha decido que será destronada," -respondió el Duque Witherford-.


"Ah... como era de esperar."


"Su ascenso a reina fue ilegitimo. Además, alguien que conspiró contra otros no está calificada para ser la reina. Dado que ni siquiera está embaraza de un heredero del trono, este es simplemente un desenlace natural."


"Gracias a los dioses." -dijo Lauren dejando salir un largo suspiro-. "Finalmente una de las partes se ha completado. El final está cerca."


"El banquete de cumpleaños de Su Majestad no está lejos. Planeo entregarle un regalo ese día," -dijo el Duque Witherford-.


"Ah." Lauren preguntó entre risas: "¿Ya ha sido decidido?"


"Eso es correcto. No hay mejor momento para hacerlo."


"Entonces, ¿cuándo será la ejecución...?"


"Eso también será pronto." Con una sonrisa benevolente, el Duque Witherford acarició la cabeza de Lauren. "Solo espera un poco más, hija mía. El día en el que serás coronada reina se acerca."


*


"¡Eso no puede ser!"


Después de escuchar el veredicto de los nobles a través de Glara, Rosemond dejó salir un grito de desesperación.


¿¡Destronada!? Imposible. ¡Después de haber trabajado tanto para obtener esta posición! ¡Después de manchar sus manos con tanta sangre!


"¿Q-qué hay acerca de Su Majestad? ¿Su Majestad también ha estado de acuerdo con esto?" -murmuró Rosemond-.


"... Su Majestad no tuvo otra opción. Los nobles insistieron muchísimo en el destronamiento."


"¡Incluso así! ¡Su Majestad es el Emperador! ¡Debería ser capaz de hacer lo que sea! ¡LO QUÉ SEA!"


"Su Majestad, no sea irracionable, por favor. Sin importar que él sea el Emperador o no, no puede hacer todo lo que le plazca," -intentó explicar Glara-.


"¡Maldición!" -maldijo Rosemond-.


El único final para una reina destronada en Mavinous era la muerte. Esa fue la razón por la cual Petronilla murió. Al menos Rosemond no tenía ningún familiar que tendría que morir con ella. Rosemond rechinó los dientes ansiosamente.


"¡No quiero morir! Peleé con dientes y uñas por esta corona... tengo que pensar en algo. Lo que sea..."


"Su Majestad..."


Aunque Glara quería decirle a Rosemond que no había nada que pudiera hacer, eso solo haría que tuviera que lidiar con su violento temperamento. Glara decidió mantener su boca cerrada.


"¿¡Qué hago!? Aaah, ¿acaso no hay esperanza?" -dijo Rosemond con un gemido-.


Después de un largo rato sopesando sus opciones, Rosemond repentinamente aplaudió como si hubiera tenido una idea brillante. Sorprendida por el ruido, Glara miró a Rosemond con los ojos bien abiertos.


"Su Majestad, ¿qué pasa?" -preguntó la dama de compañía-.


"Se me ocurrió una brillante idea." -dijo Rosemond con los ojos llenos de emoción-. "Necesito ir al Palacio Central en este instante, Glara. Prepárate."