Reciente

sábado, 19 de septiembre de 2020

Bajo El Roble - Capítulo 4

Capítulo 4. Noche de Bodas (2)


"¡Aho...ahora, espera un segundo!"

El borde de su vestido caía contra la amenazante fuerza de Riftan. Ella sostenía su vestido, mientras él la miraba con irritación.

"Quita tus manos."

"¿Por qué, por qué? Mi ropa..."

Lo miró un poco confundida. El rostro del hombre estaba envuelto en una profunda sombra contra el fuego. Max sintió miedo porque no sabía con exactitud su expresión detrás esa oscuridad.

"¿Quieres que me quede o no? Necesito que estés segura."

Max se tragó un suspiro. Sus hombros temblaban cuando él sin mucho esfuerzo se deshizo de la parte superior del vestido, mientras el aire frío envolvía la piel expuesta.

"Ya no hay vuelta atrás."

Escuchar esas palabras en un susurro congeló su corazón. Acarició su cuerpo pálido y rígido por la tensión con sus cálidas y callosas manos. Mientras ella trataba de empujar instintivamente, el hombre la empujó contra él con más fuerza, lastimándole un brazo. Un extraño cosquilleo en la columna vertebral y un curioso calor era todo lo que salía de su cuerpo.

"S-solo aléjate un poco..."

Con voz temblorosa suplicó, pero ni siquiera se preocupó en escucharla. El hombre inclinó su cabeza y beso sus pechos. Ella instantáneamente abrió los ojos en shock.

Los labios ardientes de él se arremolinaron sobre su suave piel, toque que hizo estremecer a Max.

"Relaja tu cuerpo."

Acarició su espalda rígida y endurecida con la palma de su mano. Su aliento húmedo en contacto con su piel le puso la piel de gallina.

Frotó su áspera barbilla sobre su suave piel y empujó una mano en el borde de la prenda que había estado cubriendo su cintura. Ella saltó. La mano del hombre tocó un área que ella nunca había imaginado. Sus labios temblaron con asombro.

"Qué, qué estás..."

"Quédate quieta. Si sigues así, te dolerá."

Sus piernas temblaban de miedo. El hombre, que sólo intercambió miradas con ella varias veces, ahora estaba tocando su parte más íntima del cuerpo sin dudarlo. No podía creerlo.

"Por favor... no lo hagas."

Ella agarró sus gruesos hombros y rogó. Bajo su toque, podía sentir el cuerpo del hombre balanceándose y temblando. Su piel firme ardía bajo las palmas de sus manos. Se sentía como si estuviera sosteniendo una plancha muy caliente, ardiendo como el fuego.

Riftan, quién se aferraba a su piel con los labios, pasó a rozar su propia boca con más fuerza. El sabor de él era áspero y desconocido, lo que hizo temblar el hombro de Max. Mientras estaba distraída, él quitó lo que quedaba de su vestido y bajó su mano. Su grito fue absorbido por su boca.

"Mierda..."

La mezcla de su gemido y su maldición salió de sus labios entrelazados. Ella luchó ferozmente todo lo que pudo, ya que las profundas aguas en las que se sumergía eran un territorio desconocido que no podía reconocer. Sus piernas se agitaban instintivamente.

Pero no podría liberarse, se sentía aprehendida bajo su pesado cuerpo. Se sentía como un ciervo indefenso luchando contra los dientes de un depredador en su cuello.

"Maldición, no puedo esperar..."

Empujó su mano un poco más profundo, murmurando en una voz nerviosa. Max dejó de respirar. El consejo de la niñera, 'Tienes que obedecer a tu esposo incondicionalmente y aceptar lo que te pida sumisamente,' desapareció de su mente desde el momento que él la tomó entre sus brazos. Se revolvió bajo su cuerpo con todas sus fuerzas antes de que una sensación inimaginable sacudiera todo su cuerpo.

"¡Ja, no...! ¡Oh!"

No tenía sentido luchar para escapar. La besó furiosamente y tocó su cuerpo con firmeza. Max sólo podía morder la almohada.

Era difícil de creer que un acto tan espantoso estuviera sucediendo realmente. Le ardían los ojos y la cabeza le daba vueltas.

Era una completa ignorante frente a todo lo que le estaba ocurriendo.