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miércoles, 30 de septiembre de 2020

Bajo El Roble - Capítulo 23

Capítulo 23. Calidez Inesperada (1)



"Vamos, salgamos."

Dijo Riftan, luego de hacer que se pusiera los zapatos de cuero. Ella asintió con la cabeza sonrojada. Salieron de la habitación y bajaron por las escaleras de madera tomados de la mano. Los caballeros con armadura estaban sentados dentro de la revuelta taberna, donde las mesas y sillas estaban muy apretadas.

"Líder, pensé que nos terminaríamos quedando. ¿Así que nos vamos ahora?"

Uno de ellos refunfuñó con los brazos cruzados sobre su pecho. Pero Riftan sólo tomó la mano de Max y salió, ignorándolos completamente. Entonces un caballero de pie junto a la puerta lo persiguió y se quejó.

"Líder, ¿vas a seguir actuando así? No estamos muy acostumbrados, así que no lo des todo por sentado."

"¡Silencio! Dije que no dijeran nada."

Max miró al caballero que había estado hablando con una mirada intrigante. El joven de gran estatura y pelo rizado la fulminó con la mirada a cambio. Ella se escondió detrás de Riftan, intimidada por la mirada penetrante que no tenía nada de buena voluntad. El hombre rubio que estaba de pie detrás del caballero resopló con fuerza.

"No es gracioso. Sólo porque es la hija del Duque de Croix."

"Dije que cerraran la boca."

Riftan gruñó con fuerza. Los hombres se callaron ante su espíritu feroz de inmediato. Se giró de nuevo hacía ella y la subió al carruaje.

"No te preocupes por lo que dicen."

Riftan continuó, después de también subir al carruaje y cerrar la puerta bruscamente.

"No miran con buenos ojos a tu padre. Pero tú eres la Señora de Calypse, ya no eres Croix. Eres mi esposa. Les advertiré que no vuelvan a ser groseros."

No pudo encontrar una palabra para responder, sólo mirando el dorso de su mano en su regazo. 

'Sólo porque es la hija del Duque de Croix' Sus palabras le recordaron cómo se produjo esta relación con él.

"¿Te sientes ofendida por mis hombres?"

Viéndola sentada en silencio, preguntó en un tono nervioso. 

Ella levantó la vista sorprendida. ¿Alguien se ha preocupado alguna vez por sus sentimientos? Sonrió inconscientemente mientras miraba su cara de preocupación. 'Qué hombre tan extraño,' pensó.

"... ¿sabes qué?"

"Sí, ¿q-qué?"

"Me sonreíste... es la primera vez."

Riftan, que miraba su cara con una expresión indescifrable, extendió lentamente la mano y le acarició la mejilla. Max quedó atrapada en su intensa mirada y dejó de respirar. El hombre, cuyos labios estaban medio abiertos, como para decir algo, pronto apartó la mano. Luego, gritó a los hombres de afuera, como si nada hubiera ocurrido hace un momento.

"¿Qué están esperando? ¿Quienes fueron los que estaban rogando para que nos fuéramos?"

Escuchó murmullos desde afuera y pronto el carruaje comenzó a rodar. Miró su cara en un silencio incómodo. Riftan tenía la cabeza contra la ventana del carruaje, cerrando los ojos como si estuviera cansado. Sintiéndose un poco relajada ahora, también apoyó su cabeza contra la pared.

El carruaje se agitó y se sacudió, sintiéndose como el ritmo de una cuna. Tal vez, con la tensión de varios días alcanzando finalmente su punto máximo, ella se durmió gradualmente.

***

Dejando la aldea donde se quedaron el primer día, viajaron a través de la vasta vegetación durante todo el día. Conducir un carruaje por un camino de tierra mal construido sólo les hizo llegar a una pequeña aldea cerca del bosque cuando estaba completamente oscuro. Después de viajar en un espacio reducido por primera vez, Max estaba más que exhausta. Riftan, que había salido primero para identificarse, volvió al carruaje para recoger su saco de dormir y su lámpara.

"Nos quedaremos aquí hoy. Hace frío, así que ajústate bien la ropa."

Ella siguió sus palabras, presionándose la capucha más abajo sobre su cabeza y sujetándose cuidadosamente la correa de su abrigo. Bajó del carruaje y se dirigieron a donde se estaban reuniendo los caballeros, con el brazo de Riftan alrededor de su cuello. Uno de los caballeros, que tuvo una larga charla con el guardia, le miró y le preguntó con una mirada avergonzada.

"Líder, ¿cuáles son sus órdenes? No tienen ninguna habitación para acomodarnos..."

Riftan tomó la lámpara y miró a su alrededor rápidamente. Cuatro o cinco oscuras casas de campo estaban alineadas al lado del sinuoso camino de tierra, con sus luces apagadas. El caballero rápidamente añadió una explicación.

"Hay cinco pequeñas cabañas, pero están llenas de siervos que fueron trasladados aquí para la época de la cosecha. Hay un almacén de granos vacío. Podemos pedirlo prestado por un día..."

El caballero miró la cara de Max al final de su discurso. La frente de Riftan se arrugó y miró al guardia.

"¿Hay algún lugar donde mi esposa pueda quedarse por separado?"

"Esas pequeñas cabañas destartaladas sólo fueron construidas para albergar a los siervos durante la época de la cosecha. Si me lo indica, puedo desocupar una para usted ahora mismo... pero le diré de una vez que no es un lugar apropiado para una dama."

"Pero es mejor que el almacén. Si pudieras despejar una pequeña cabaña para ella, me gustaría darle un generoso–"

"Está, está bien, todo está bien."

Max lo agarró del brazo en un ataque de miedo. No sólo era una carga para los siervos, que habían sufrido trabajos forzados durante todo el día, ser expulsados a causa de ella, sino que además no deseaba pasar la noche sola en este lugar espeluznante y desconocido. Mirando a su alrededor con ojos asustados, Max se aferró a la manga de Riftan.

Yo, yo no quiero quedarme sola..."