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sábado, 26 de septiembre de 2020

Bajo El Roble - Capítulo 18

 Capítulo 18. Su Adoración Por Ella (2)


Max presionó su cara contra su hombro y esperó a que pasara la intensa sensación. Sus caderas se estremecieron, algo cálido goteaba entre sus piernas...

"Shh, buen trabajo. Lo hiciste muy bien." Él murmuró, como si estuviera calmando a un niño.

Ella se sintió débil sobre las sábanas de la cama, incapaz de salir de la cima de las nubes. Él rápidamente se quitó toda su ropa y se levantó de la cama. Estaba segura de que no era la primera vez que lo veía, pero en el momento en que vio su cuerpo brillando en la oscuridad tan sensiblemente, un leve escalofrío brotó de su pecho.

La belleza del hombre que tenía ante ella penetró en su corazón.

"Abrázame."

Él rápidamente volvió a la cama y se postró sobre su cuerpo. Algo comenzó a rozar lentamente sus muslos y a acercarse a sus pétalos. Ella rodeó su cuello con sus brazos, su cuerpo caliente y palpitante pesaba mucho sobre el suyo. Una sensación tan extraña prevalecía.

¿Es el acto de ahora y el de antes realmente el mismo? Pensó. La cálida longitud que entraba en su interior aún se sentía incómoda como la primera vez, pero no era tan dolorosa como recordaba.

"Sólo un poco más..." Él murmuró, acariciando su espalda.

La luz parpadeante al lado de la cama proyectaba una sombra sobre su rostro, donde gotas de sudor en la frente del hombre fluían por sus mejillas y por la punta de su barbilla como perlas.

Las gotas brillaban etéreamente en su suave y bronceada piel. Sin quererlo, extendió la mano y lo toco, los ojos del hombre temblaron.

"¡Joder!"

Él se hundió pesadamente en un movimiento fluido, el golpe audible de su cuerpo contra el de ella tomo a Max por sorpresa. Sin aliento por la repentina presión, ella se retorció y se aferro a él.

Un doloroso gemido salió de su boca.

"Joder... hazlo bien."

"Yo, lo siento..." Ella lo miró con los ojos a punto de llorar.

Se sentía como una masa de arcilla moldeada a él, encajando en su forma mientras trataba de retorcerse. ¿Era aceptable sentir a alguien tan cerca? Su respiración áspera, sus fuertes latidos, las abrasadoras temperaturas de su piel húmeda... no podía decir cuál era de él y cuál era de ella.

Lo único que Max sintió en ese momento fue como si su cuerpo y el de ella se convirtieran en uno solo.

"Me siento tan bien..." Riftan gimió mientras se adentraba, más profundamente en sus paredes húmedas, las gotas de sudor en sus hombros goteaban por su pecho y hacia el cuerpo de ella.

Max miró hacia arriba con ojos temblorosos. A primera vista, vio que su frente se arrugaba como si le doliera y sólo pudo pensar, ¿es realmente bueno?

"¿T-Te sientes bien?"

Cuando la pregunta salió de sus labios, la boca del hombre se retorció en risas.

"¿Por qué crees que me aferro a ti haciendo esto hasta desmayarme?"

Él la agarró de la cadera, estirando sus piernas para un mejor acceso y se movió hacia delante con fuerza. Mientras la sensación de una masa de carne caliente y pulsante se deslizaba de nuevo hacia su interior, ella emitió un sonido doloroso, con la boca abierta. Cada vez que su miembro salía, ella respiraba, y cuando volvía a empujar, trataba de mantener la calma.

Riftan murmuró con una voz tensa, exhalando una corta respiración.

"Soy como un lunático... no era mi intención hacer esto. Sólo iba a dejarte descansar. Pero tú en ropa interior... ¡oh!"

Su duro estomago le pesaba mucho, mientras sus cuerpos mantenían un contacto íntimo entre sí. Ambos calientes. Las uñas de Max habían encontrado su camino en su espalda para rascar su piel en un esfuerzo inconsciente para sofocar el placer interior.

"Yo también estoy intentando soportar... Realmente lo hago..." Lo que decía ya no pasaba por sus oídos.

Ya no tenía el control de su cuerpo. Las olas se volvieron más desgarradoras, más duras, empujándola de un lado a otro.

Había llegado al punto en que le era imposible saber cuándo debía relajarse y renovar sus fuerzas. Su cuerpo se volvió rígido por su incapacidad para seguir sus movimientos cambiantes. Él aumento la velocidad, llevándola al punto de no retorno, y agito las piernas de Max para que temblaran debajo de él.

"Maxi..." susurro, sus ojos apenas se abrieron cuando ella lo miró.

Al sentir su gran mano agarrando su mejilla, pensó, ¿por qué me llama así? Su corazón se aceleró ante la solemnidad de su rostro.

Por un momento, se sintió como un confidente cercano. El hombre envolvió sus manos alrededor de su cara y la besó frenéticamente mientras sus cuerpos se amoldaban a uno. Ella sintió su enorme cuerpo temblando como un semental, endureciéndose. Él no podía soportarlo más, sin embargo, seguía persistiendo en tener más.

Al llegar al clímax, su agarre en las piernas se hizo más fuerte con sus empujones voraces, un delicioso calor llenó repentinamente su región inferior.

Un hormigueo viajó por todo su cuerpo, una sensación que había experimentado por segunda vez pero que aún no le resultaba familiar. Ahogada en un aturdimiento de éxtasis, sus puños se debilitaron sin querer, convirtiéndose en un abrazo en su espalda sudorosa mientras él se inclinaba sobre ella con su aliento áspero. Ella podía sentir su corazón latiendo tan rápido como el de ella contra su piel.

"Joder... traté de no ser rudo esta vez..."

Él jadeó y murmuró, pero ella apenas podía levantar los párpados para mirarlo. Sus ojos negros brillaban como una bestia curiosa en la oscuridad mientras la besaba en sus hombros y cuello. Se quedó dentro de ella, sin querer separar sus cuerpos que se habían convertido en uno solo...