Capítulo 86. La Búsqueda Continúa
Noah regresó a su habitación. El sol se ocultó rápidamente. Ella había observado impotente como el brillante sol se hundía por completo bajo el mar, y el mundo entero quedaba enterrado en la oscuridad.
Noah había planeado esperar hasta la medianoche. Si bajaba a la sala de operaciones, no habría vuelta atrás. Asustada, había rezado fervientemente para que Kyle regresara sin que ella tuviera que bajar.
Sin embargo, se le acabó el tiempo cuando las manecillas del reloj apuntaban exactamente a las once. Todavía faltaba una hora para la medianoche, pero intuitivamente, sabía que había llegado el momento de moverse.
El paisaje más allá de la ventana redonda estaba casi totalmente negro, y algo se sentía extraño. Ella exhaló un profundo aliento y se levantó de su asiento.
"Mu, vamos."
El niño, que miraba por la ventana con ella, saltó de la silla. Noah había terminado de prepararse. Ella llevaba una pijama ligera con un chal envuelto a su alrededor, de modo que, si alguien la veía pudiera excusarse, diciendo que había salido a caminar un rato También compró la bolsa que contenía artículos de utilidad.
Abrió lentamente la puerta y salió al pasillo. El pasillo estaba brillantemente iluminado a pesar de que la oscuridad de la noche. Noah avanzó con cuidado, caminando rápidamente por el largo pasillo hacia el ascensor.
De repente, hubo un sonido de pasos. Noah se puso rígida hasta que vio a un camarero que se acercaba, empujando un pequeño carro de servicio.
"¿Señora? ¿Qué es lo que pasa? ¿Puedo ayudarla?" Preguntó.
"...No, sólo quiero tomar un poco de aire fresco."
"La puerta de la cubierta del barco está hacia ese lado, señora."
"Gracias". Noah abrió la puerta que estaba señalando y llegó a la cubierta. La brisa marina sopló contra ellos, agitando su chal.
"El barco se detuvo", murmuró Muell.
"...Sí."
Eso explicaba la extrañeza que había sentido antes en su habitación. El barco había dejado de moverse. Noah se inclinó sobre la barandilla. Podía observar las olas chocando contra el barco, pero éste permanecía estable.
Muell, que caminaba peligrosamente sobre la barandilla, habló de repente. "No puedo sentir el flujo de maná bajo el barco."
Como los trenes, el ferry era impulsado por una máquina de vapor que utilizaba maná para funcionar perfectamente. Si se cortaba el suministro de maná, naturalmente dejaba de funcionar.
Noah colocó su cabeza sobre la barandilla y miró hacia arriba. Si la máquina de maná se hubiera averiado, habría sido el primer informe a la oficina del capitán, pero aún así no había ninguna reacción. Sus peores suposiciones se estaban haciendo realidad.
'Entonces el barco, incluso antes de que empezara, podría haber sido tomado por un grupo de personas que estaban detrás de nosotros...'
"...Vamos, Mu."
No había tiempo para más retrasos. Tenían que bajar y sacar a Kyle. También, debía averiguar quién estaba tras ella y Lenia. Ella abrazó fuertemente a Muell, desesperada por consuelo, y regresó adentro. Pronto, estaban parados frente al ascensor.
Justo a tiempo, el ascensor se detuvo en el cuarto piso, donde estaban. El guía del ascensor no estaba presente nuevamente. Abrió la puerta con manos temblorosas y entró en la caja de madera cuadrada, sintiéndose completamente atrapada.
"Dios, Buda, Jesús. Por favor, no dejen que nada malo suceda..." Noah presionó el botón, rezando a los dioses en los que nunca había creído en toda su vida.
Primer piso, el botón que lleva a la sala de operaciones de maná.
El ascensor sonó tan pronto como su dedo tocó el botón. Entonces ella colocó sus brazos alrededor de Muell, estaba al borde del colapso.
"Está bien, Noah." Dijo el niño, acariciando la espalda de Noah. Sin él, Noah podría haber tenido un ataque al corazón en este momento.
El ascensor comenzó a descender lentamente. Pasaron unos segundos, que parecieron una eternidad para Noah, y el ascenso llegó al piso con un sonido sordo.
'Calmémonos, Noah. Mantén la calma, Noah. ¿Puede alguien hipnotizarme?'
Abrió bruscamente la puerta del ascensor, y una vista panorámica de la sala de operaciones de maná se reveló ante sus ojos.