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sábado, 11 de julio de 2020

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 194

Capítulo 194. Ansiedad De Rashta (1)


Heinley me miró boquiabierto. Parecía no poder entender lo que estaba escuchando.

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 194

Tomé un respiro para fingir estar lo más calmada posible. Me resultaría difícil volvérselo a decir.

"Ya... Ya veo."

Finalmente, murmuró mientras se cubría la cara con las manos entreabiertas.

"Me viste... ah, así que por eso estabas evitando mis ojos..."

"¿Estás sorprendido?"

"Siendo tan honesta... espera un momento."

Se dio la vuelta y se abanicó con sus manos rápidamente.

No solo la parte de atrás de su cuello estaba roja, sino también sus orejas. Heinley se giró nuevamente después de un tiempo, pero lo que hizo pareció no tener ningún efecto.

Heinley siguió abanicándose y preguntó.

"Por cierto, ¿dónde me viste?"

"Te vi en la fuente del palacio abandonado."

"Oh. La fuente. Entonces yo..."

"Estabas empapado en agua."

Heinley volvió a cubrirse la cara con las manos.

Por otro lado, después de decir la verdad, mi vergüenza, que antes me desconcertaba, se redujo a la mitad.

El poder de la verdad era grande.

Todavía estaba avergonzada, pero podía hablar con él cara a cara. Sin embargo, ahora Heinley no era capaz de verme a la cara.

Por un momento la habitación se quedó en silencio. No era incómodo, pero extrañamente no podía abrir la boca. Quería hablar con él ahora mismo, pero a la vez no quería decir nada.

Es solo que... ¿no sería mejor tomarnos de la mano en silencio en un momento como éste?

Tan pronto como lo pensé, Heinley extendió su mano y me tocó las puntas de los dedos, como si estuviera pensando en si tomar mi mano o no. 

Miré hacia otro lado, y agarré la punta de sus dedos. Entonces su cuerpo tembló débilmente.

Lo miré de reojo y vi que Heinley me sonreía. Tan pronto como nuestros ojos se encontraron, me tomó de la mano por completo y me preguntó con una sonrisa.

"¿Comiste?"

"Todavía no..."

"¿Quieres comer conmigo?"

Asintiendo, nos dirigimos al escritorio y nos sentamos, luego presionó la campana que estaba a un lado.

Inmediatamente se abrió la puerta y entró un sirviente. Cuando nos vio agarrados de la mano, tembló ligeramente. 

Giré la cabeza hacia la ventana, sintiéndome aún más incómoda.

***

Estábamos en medio de la comida.

Fue incómodo al principio, pero a medida que comíamos y hablábamos, la sensación fue desapareciendo gradualmente. Al sentirse más cómodo, Heinley preguntó con cuidado.

"Reina. Por cierto, ¿sigo apareciendo desnudo en tu mente?"

Tan pronto como escuché eso, el extremo del repollo de la ensalada se atascó en mi garganta.

Cuando comencé a toser, rápidamente me ofreció un vaso de agua.

"Supongo que estás realmente sorprendida por haberme visto así."

Después de tomar un trago, dije categóricamente.

"Ya no."

Por supuesto que era una mentira, pero no lo demostré en absoluto.

Desafortunadamente, Heinley era muy agudo.

"No, es imposible cambiar de opinión en tan poco tiempo."

"Estás equivocado."

Volvía a mentir, pero él me preguntó de nuevo, naturalmente no considerando mis palabras.

"Reina, ¿sigo apareciendo desnudo en tu mente?"

"Dije que no."

"Reina."

"¿?"

"Después de nuestra boda ya no tendrás que imaginártelo."

Tomé otro trago de agua para calmarme, pero fue peor, al recordar lo que acababa de decir, comencé a toser hasta el punto de que se me salieron las lágrimas.

Cuando lo miré con asombro, Heinley miró tímidamente hacia abajo y me ofreció su pañuelo. Pero al instante, se estremeció y lo guardó. Sin embargo, ya lo había reconocido, era el pañuelo que una vez até alrededor del cuello de Reina.

"¿Eso no es mío?"

Cuando se lo pregunté con convicción, Heinley se excusó a regañadientes mostrándome el pañuelo.

"No me pidió que lo devolviera, así que..."

"Se lo di al pájaro."

"Yo soy el pájaro. Así que Reina me lo dio."

Estaba a punto de discutir con él, pero de repente, el cuello de Heinley me llamó la atención.

Heinley está desnudo cuando se convierte en Reina. ¿Eso significa que estaba desnudo y tenía un pañuelo alrededor del cuello?

... no pienses en ello.

Una imagen muy embarazosa apareció en mi mente, así que dejé que se quedara con el pañuelo en lugar de tomarlo.

"¿Reina?"

"No pensé en nada."

Heinley, que estaba doblando el pañuelo, se mordió el labio con fuerza.

"Reina, si quieres ver algo, puedes decírmelo."

"¡!"

"Puedo hacer realidad la imaginación de Reina."

"¡!"

***

Sovieshu dobló y desdobló repetidamente el periódico durante toda la noche.

Leyó la entrevista de Navier de principio a fin una y otra vez, ya no tenía ni idea de cuantas veces lo había hecho.

Incluso después de memorizar la entrevista palabra por palabra, Sovieshu no podía apartar los ojos del periódico.

Le dolía el corazón, era tan fuerte que no podía dormir.

¿Escuchó cuando le prometí a Rashta que me divorciaría?

¿Navier lo escuchó con sus propios oídos?

Ni siquiera podía hacerse una idea de cuánto eso la afectó, debido a la personalidad orgullosa que ella tenía. 

Apenas podía respirar, como si se estuviera ahogando. A medida que su corazón se apretaba, sentía que su cabeza estaba a punto de explotar.

Sovieshu golpeó su corazón varias veces con su puño. Por alguna razón, el solo hecho de pensarlo era doloroso.

Se quedó despierto toda la noche haciendo eso, y cuando amaneció sintió que el resto de sus huesos hormigueaban por los golpes en esa zona.

Mientras lo ayudaban a cambiarse de ropa, sus sirvientes notaron sus moretones púrpuras. Después de instruir a sus alarmados sirvientes que no hicieran ningún alboroto por la sorpresa. Sovieshu ordenó llamar al Marqués Karl, se sentó en la cama y cerró los ojos.

A medida que pasaba el tiempo, comenzó a pensar que debía haber algún... malentendido.

Le conté a Rashta sobre el divorcio y estoy seguro que también le dije sobre el plazo de un año. Sin embargo, no dije quién sería la emperatriz después de ese tiempo.

Tal vez por eso Navier lo malinterpretó. Quizá pensó que traería a otra emperatriz después del plazo de un año.

No, no creo que haya escuchado esa parte en absoluto.

Sí. Eso debe ser. Entonces tengo que decirle la verdad.

Navier, que ya se había vuelto a casar, no podría regresar pronto, pero él sentía que al menos el malentendido tenía que ser aclarado.

Según los rumores Heinley es un playboy, un hombre así terminará lastimándola. Navier unió sus manos con él en un momento de shock, pero está claro que al final resultará herida.

Tengo que hacerle saber que no quería dejarla. Solo entonces, cuando sea herida, volverá conmigo.

Sovieshu se levantó de la cama y fue a su escritorio. Sacó un trozo de papel y rápidamente escribió una carta.

Para él lo más importante era aclarar el malentendido. Aunque no sabía que hacer después, estaba seguro de que las cosas funcionarían de alguna manera una vez que todo se aclarara. Consideraba que lo único que se interponía entre él y Navier era esto.

Después de escribir la carta y sellarla con cera, llegó el Marqués Karl.

"Su Majestad, ¿me ha llamado?"

Sovieshu le entregó la carta sellada al Marqués. La carta no tenía el nombre del remitente ni el del destinatario.

El Marqués Karl la aceptó desconcertado.

"Esto..."

"Es para Navier."

"¿Para la Reina?"

Al escucharlo decir Reina, el rabillo de los ojos de Sovieshu se levantó, y el Marqués se calló rápidamente.

Sovieshu continuó.

"Debes hacérsela llegar en secreto directamente a Navier, ya que Heinley puede impedir que la reciba."

***