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viernes, 3 de julio de 2020

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 193

Capítulo 193. Conocer La Verdad (2)



Finalmente, dudé y le pregunté a Mastas.

"Señorita Mastas. ¿Alguna vez Su Majestad la ha malinterpretado?"

Mastas dijo que era un caballero de Heinley, así que debe saber cómo actuaba él normalmente. 

En respuesta a mi pregunta, Mastas parpadeó y dijo.

"¿Hay algún tipo de malentendido?"

"No estoy enfadada, pero él cree que si..."

"He estado enfadada, pero a Su Majestad nunca le importó."

"¡!"

"Oh, ¿Quizá? ¿Su Majestad malinterpretó que la Reina estaba enfadada, y se sorprendió tanto que salió por la ventana?

"... algo así."

Mastas dijo, "Uh..." Miró hacia otro lado y volvió a hablar.

"Me imagino qué diablos pasó para que estuviera desnudo y se sorprendiera tanto, no realmente no puedo imaginarlo... bueno, lo que intento decir es que se ríe mucho, eso, solo se ríe."

"¿Solo se ríe?"

"Sí, no sé lo que piensa, pero lo esconde todo con una risa. Por eso nunca he visto a Su Majestad conmocionado."

Mastas añadió mientras me miraba.

Si Su Majestad se sorprendió tanto de que la reina estuviera enfadada como para salir desnudo por la ventana... ¿no sería mejor que fuera honesta con él?"

Pensé que Heinley era muy emocional. ¿Realmente no expresa su sentimientos? ¿Solo lo hace conmigo?

Estaba desconcertada por lo que me enteré inesperadamente.

Pero Mastas tenía toda la razón.

"Ser honesta..."

Asentí y salí sosteniendo su ropa.

"¡Reina!"

"Estoy pensando en ir a ver a su Majestad. Debo ser honesta y aclarar el malentendido."

"No, no es eso, debería envolver su ropa en otra tela para llevarla con usted porque... puedo verlo todo."

"¡!"

***

Vestido con ropa cómoda, Sovieshu estaba en la cama de Rashta, cantándole una canción que le ayudaría con su educación prenatal.

Rashta estaba recostada en una almohada suave y se reía de la canción cantada por Sovieshu.

El emperador le cantaba a su vientre. Hace un año, esto le habría parecido inimaginable.

Rashta movió su mano con el deseo de acariciar el cabello negro de Sovieshu.

¿Cómo puede ser tan encantador?

Alan había negado incluso a su  hijo por su propia posición. Sin embargo, este hombre, que tenía una posición mucho más alta que esa, hacía todo lo posible para evitar que su hijo se convirtiera en un plebeyo.

Venía a visitarla regularmente para la educación prenatal, hablaba y le cantaba a su vientre por la noche. Cada vez que Rashta veía los esfuerzos de Sovieshu en la educación prenatal, sentía que estaba a punto de llorar.

"Su Majestad también es muy bueno cantando."

"Lo aprendí."

"¿El canto está incluido en la educación de un príncipe heredero?"

"No. Son lecciones de la alta sociedad."

"El bebé recordará bien la voz de su padre."

Sovieshu sonrió y palmeó suavemente el vientre de Rashta con su mano.

Fue entonces cuando...

Alguien llamó a la puerta.

"¿Quién es?"

Sovieshu, se quitó la figura de padre y preguntó, mirando fijamente a la puerta.

Un momento después, la sirvienta Delise entró y dijo,

"Su Majestad, el Marqués de Karl ha venido a verlo."

La mirada de Sovieshu se dirigió al reloj de pared.

"¿A esta hora?"

"Sí. Dijo que tiene algo urgente que mostrarle..."

"Dile que me espere en mi salón."

"Sí," respondió Delise, y salió.

Cuando Sovieshu se levantó, Rashta lo miró con ojos redondos.

"¿Ya te vas?"

"El Marqués Karl no suele venir sin una buena razón."

Sovieshu la cubrió con la manta hasta el cuello y salió.

El Marqués Karl, ni siquiera se sentó en el sofá del salón, sosteniendo nerviosamente el periódico.

"¿Qué pasa?"

Cuando Sovieshu se acercó, el Marqués Karl le mostró rápidamente el periódico en su mano.

"Mire esto, Su Majestad."

Sovieshu frunció el ceño y aceptó el periódico.

Era un periódico del Reino Occidental.

El contenido del periódico era...

La expresión de Sovieshu se congeló.

"¿Navier... me escuchó prometerle a Rashta que me divorciaría?"

***

Era demasiado tarde, así que hice lo posible por calmar mi corazón acelerado y esperé hasta el día siguiente. Y tan pronto como amaneció, me vestí rápidamente y salí de la habitación.

Quería decírselo antes de que entrara en la sala de conferencias. 

Pero inesperadamente, mi hermano vino a visitar a Heinley, acababa de salir de su oficina.

"¿Hermano?"

Cuando salí corriendo hacia él sorprendida, los ojos de mi hermano se engrandecieron y él también corrió hacia mí, extendiendo sus brazos.

Nos abrazamos rápidamente, mi hermano me apretó y murmuró algo incomprensible.

Entonces, levanté la vista cuando sus hombros comenzaron a temblar, y estaba llorando.

Después de un momento, mi hermano finalmente me soltó cuando McKenna salió de la oficina, y se rió mientras sacaba su pañuelo y se limpiaba los ojos.

"Debería haber estado a solas contigo."

"Hermano..."

"Cuando me enteré de tu divorcio,sentí mi corazón destrozado, Navier."

"..."

"Que te hayas casado con Su Majestad Heinley no significa que las cicatrices dejadas por tu divorcio desaparecerán."

"..."

Mi hermano me abrazó fuertemente una vez más.

Después de un tiempo así, cuando McKenna hizo un fuerte ruido, mi hermano finalmente me soltó y se rió.

"Pensé que vería a mi hermano tan pronto como llegara aquí."

Se lo dije un poco molesta, y mi hermano respondió, doblando su pañuelo y poniéndolo de nuevo en su bolsillo.

"Te he estado evitando por miedo a causarte problemas."

"¿Por qué dices eso?"

"Eso fue lo que pasó en el Imperio del Este. Desde que escuché que te ibas a divorciar, he estado pensando en ello. Tal vez fue mi culpa que te divorciaras, si me hubiera quedado quieto, eso no habría pasado..."

Era verdad hasta cierto punto, incluso si no fuera por mi hermano, Sovieshu igual me habría dejado.

Porque él ama a Rashta.

Inevitablemente para que ella se pudiera sentar a su lado, Sovieshu tenía que deshacerse de mí de alguna manera.

De hecho, después de desterrarlo, Sovieshu usó el nombre de mi hermano para deshacerse de mí.

En lugar de seguir hablando de ello, sonreí y bromeé deliberadamente.

"Me has estado evitando. Sin embargo, ¿has estado reuniéndote con Heinley?"

"Su Majestad me dijo que pondría mi nombre en la 'Expedición de Caballeros' antes de la boda."

"¿Expedición de Caballeros?"

"Es una de las tradiciones del Reino Occidental. Al parecer, los caballeros del rey recorren la ciudad para ayudar a la gente."

Oh... sí. Ahora que lo pienso, he oído algo similar.

Ya veo por qué Heinley le pidió que hiciera esto. Parecía querer elevar la reputación de mi hermano en el Reino Occidental.

Abracé con más fuerza la ropa de Heinley.

Mi hermano también sonrió torpemente y lo elogió.

"He oído muchos rumores frívolos sobre él. Sin embargo, es alguien considerado de muchas formas..."

"Sí."

"Debes estar muy feliz."

"Eso... Sí."

Respondí avergonzada, 'estar feliz' no necesariamente significa que lo nuestro sea una historia de amor.

Después de saludar a mi hermano y acordar reunirnos luego, entré cuidadosamente en la oficina.

Heinley estaba de pie torpemente en el medio de la habitación, y sonrió ampliamente cuando nuestros ojos se encontraron.

"Reina."

Después de llamarme, vaciló, no se acercó a mí como solía hacerlo. Como lo había evitado, parecía inseguro de si estaba bien acercarse más.

Todavía me sentía avergonzada al mirarlo a los ojos, pero...

Esta vez me acerqué a él con valentía.

Heinley juntó sus manos y me miró con ojos temblorosos.

"Reina, yo..."

"Realmente no estoy enfadada contigo."

"Pero me has estado evitando. Reina, yo... espero que no me evites."

"No estaba evitándote porque estuviera enfadada."

Se lo repetí, tragándome las ganas de darme la vuelta e irme, y le pregunté.

"¿Puedo ser honesta contigo sobre por qué te he estado evitando?"

Heinley dijo apresuradamente.

"Sí, si no estás enfadada conmigo, dime la verdad."

"Puede que te sorprendas."

"No puedo dormir ya que estoy ansioso e inquieto. No quiero que me odies, Reina."

Sus ojos temblaban, sus pupilas se veían notablemente más oscuras de lo normal.

Respiré profundamente y abracé su ropa como si se tratara de un amuleto.

Es difícil decir la verdad. Pero Heinley lo hizo, aunque temía que me enfadara.

Él demostró su valentía, y yo también tenía que demostrarla.

Después de respirar hondo, se lo confesé lo más inexpresivamente posible.

"Te vi desnudo."

"¡!"

"Es difícil porque tu imagen sigue apareciendo en mi mente."

"¡!"

"Por eso no podía verte a los ojos, ya que no dejo de pensar en ello."

"¡!"