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viernes, 19 de junio de 2020

No Quiero Ser Amada - Capítulo 34

Capítulo 34. Hombre Nuevo


Rihannan durmió toda la noche solo y con el corazón lleno de preocupaciones.

Entonces, la noche pasó y la mañana llegó pacíficamente.

Rihannan viajó al palacio de la princesa. Dentro de los muros del palacio, Helena estaba muy conmocionada. Tan pronto como vio a Rihannan, la muchacha que parecía segura, Helena inmediatamente corrió hacia ella y envolvió con sus brazos a la muchacha de cabello plateado, dándole un fuerte abrazo.

"Escuchaste las noticias anoche, ¿Verdad?" Helena dijo. "¿Qué crees que nos pasará ahora?"

"No te preocupes demasiado, princesa. El rey de Arundell debe saber que es peligroso convertir a Chrichton en su propio enemigo. No es un tonto." Rihannan le dio una suave palmada en la espalda a Helena y la consoló.

"¿Realmente lo crees?"

"Sí, además, la amenaza del Imperio de Toulouse se cierne sobre nosotros. En primer lugar, nunca le gustó la constante interferencia de Chrichton en los asuntos internos de Arundell. Hacer una guerra total no proporciona ningún beneficio a ambas partes."

Rihannan no consoló a la princesa con falsas palabras. Ella no encontraba razones lógicas para que Igor librara una guerra total con Chrichton, debido a que sus conflictos sólo beneficiarían al Imperio de Toulouse. Arundell le había dado a Chrichton suficiente vergüenza aplastando su ego y su confianza. Igor seguramente retrocedería y probablemente le presentaría a Chrichton una carta de disculpas.

Helena se recuperó de su ansiedad y miró a fijamente Rihannan.

Rihannan inclinó su cabeza. "¿Por qué me miras de esa manera, princesa?"

"Así que eso es lo que piensas de ti misma todo este tiempo."

"... ¿Qué?"

Rihannan estaba confundida.

"Quiero decir Chrichton. No crees que eres un Chrichton."

Fue un simple pensamiento. Rihannan miró a Helena y suspiró.

"Princesa, eso es..."

"Rhia, no es que te culpe. Sé que no eres una Arundell sino una Chrichton, sigues repitiendo eso con demasiada frecuencia. Pero... siento como si pensaras que no perteneces a ningún lugar. Y tengo miedo de que termines marchándote sólo porque no sabes dónde encajas."

Rihannan sonrió amargamente. "¿Adónde iría? No tengo nada en Arundell. Me siento más en casa aquí."

"¡Entonces cásate!" Helena elevó su tono de voz. "¡Cásate con un hombre de Crichton y sienta cabeza de una vez por todas!"

Rihannan se rió. "No dejas de molestarme con esto. No quiero casarme."

"Rhia, ¿Por qué no te casas? ¡Hay toda una línea de nobles ansiosos por hablar contigo! ¿O tienes a alguien en mente? Dímelo. ¡Lo arrastraré hasta ti y haré que se ponga de rodillas pidiendo tu mano en matrimonio!"

"Cuento contigo". Rihannan se rió.

"Prepárate. Una vez que todo este caos termine, te presentaré un nuevo hombre todos los días hasta que el amor florezca." Helena se rió.

"Sí, sí. Ahora ven acá. Tu cabello está desordenado. Déjame peinarlo de nuevo."

Rihannan recogió el peine que estaba sobre la mesa mientras Helena se sentaba en la silla. A la princesa le encantaba que Rihannan le peinara el cabello. Era como un perrito manso al que le encantaba que lo acariciaran. Helena cerró los ojos y disfrutó de la agradable sensación.

"Sabes, Rhia, siento que eres mucho mayor que yo."

"¿En serio?"

"Sí. No creo que se trate de la personalidad. Siempre lo he pensado. Es un poco raro."

"¿En qué sentido?"

"¿Siempre distante? Es como si no esperaras con ansias el mañana y lo que te depara el futuro."

Rihannan se detuvo un momento y luego continuó cepillando su cabello mientras una risa amarga se escapaba de su boca. Hizo todo lo posible por actuar como una niña de su edad, pero fracasó. No pudo hacerlo perfectamente porque ya había experimentado toda una vida de dolor. Afortunadamente, la gente de Chrichton ayudó a aliviar el dolor que estaba encerrado en su corazón. Aunque la mayoría piensa que es una niña madura mucho más allá de su edad, en el pasado, había sido sólo una niña normal, una mucho más tímida, débil y llorosa.

"Rhia, desearía poder quedarme contigo de esta manera el resto de mi vida."

Por las palabras de la princesa, Rihannan estalló en risas. "¿No me instaste a casarme enseguida hace un rato?"

Helena resopló. "Bueno, si te casas, no necesitarás ir a un lugar lejano."

"Pero, ¿Y si la princesa tiene que irse lejos por culpa de su esposo?"

"Imposible. Madre, padre y hermano no aceptarían eso, ¿Verdad?"

Rihannan asintió. Helena tenía razón. El rey la atesoraba y su hermano la quería mucho. Nunca harían algo así.

Al terminar, ambas escucharon un ruido afuera y la puerta se abrió de repente. Era la niñera de la princesa. Parecía demacrada.

"¿Niñera?" Helena dijo.

"¡Princesa!", gritó la niñera.

"Niñera, ¿Qué pasa? ¿Qué está pasando?"

"Princesa, ¿Qué debo hacer?" La vieja niñera corrió hacia Helena y se echó a llorar.

Rihannan sabía que algo inusual había sucedido, se acercó a la vieja niñera y le preguntó: "¿Qué está pasando?"

La niñera miró a Rihannan con ojos llorosos y dijo: "Arundell ha exigido un matrimonio nacional con la princesa a cambio de las pérdidas de esta batalla naval..."