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jueves, 21 de mayo de 2020

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 178

Capítulo 178. La Misma Estrategia (1)



"¿Qué deberíamos hacer? Tendré que hacerlo yo mismo."

"Pensé que dirías eso, solo..."

La respuesta de McKenna, frente a la de Heinley, se desdibujó al final de sus palabras. 

"¿Solo?"

"Sería lo mismo si el Rey la prepara." McKenna suspiró. "Terminarás haciendo una boda lujosa, ya que estás cegado por el amor—"

"Le daré el título."

McKenna dijo "dilo de nuevo—" mientras intentaba entender sus palabras.

Abrió los ojos expectante. 

"¿Si?"

Estaba pensando en lo que había oído mal.

"El día de la boda le daré el título."

Cuando Heinley repitió sus palabras, McKenna se cubrió la boca con una mano y sus ojos se abrieron de par en par.

Solo entonces le pareció entender lo que dijo.

"¡Bueno...!"

"Sin importar cuán grandiosa sea, no será lujosa."

"Oh, Mi corazón. Mi corazón está latiendo muy rápido." McKenna murmuró en blanco.

Era un poco pronto, pero tenía muchas más ventajas.

Navier sería la primera emperatriz del Imperio Occidental, y renovaría la imagen de su rápido matrimonio.

Además, los invitados que vengan con buenas intenciones serán huéspedes afortunados.

La sensación de heterogeneidad, provocada por el hecho de que Navier es extranjera, se cubriría con la gloria del título.

Pero a diferencia de McKenna, a quien le encantaba la idea, Heinley parecía tener una expresión pesada al hablar del título.

"¿Su Majestad?"

McKenna estaba tan preocupado que llamó a Heinley.

"Si todavía no quieres asumirlo, entonces..."

Heinley sacudió la cabeza.

"Tengo que hacerlo."

Pero también tenía una cara fría al hablar.

De hecho, estaba pensando en su hermano mayor.

El Reino Occidental no era un país que distribuyera la tierra a los nobles, siendo también limitado el número de aristócratas por méritos militares.

La razón por la cual el Reino Occidental podía reunir un ejército equivalente al del Imperio Oriental era porque la familia real poseía una enorme riqueza y el rey comandaba el ejército. Estos dos factores, su vasta riqueza y su poder militar concentrado, afianzaron naturalmente la autoridad real del Reino.

Pero bajo el reinado del hermano mayor de Heinley, Wharton III, la sólida autoridad real se debilitó ligeramente.

Wharton III fue débil desde un principio, pasando la mayor parte del tiempo tumbado en la cama. 

Como resultado, no podía dejar de pensar que si hubiera estado a su lado en momentos así, habría sido mejor.

Por supuesto, si lo hubiera hecho, la horrenda teoría del envenenamiento habría cobrado fuerza.

Heinley suspiró.

Afortunadamente, aunque la autoridad real es más débil que en la época de su padre, sigue siendo lo suficientemente fuerte.

Reducir el número de magos del otro lado no significa que aumente el número de magos de este lado, así que...

"Ah."

"¿Sí?"

"McKenna. ¿Qué hay de la estudiante de la academia mágica?"

"¿Evely o algo así? ¿A la que me pediste que le devolviera el maná?"

"Sí. ¿Cómo está ahora?"

"Bueno, lleva tiempo tomar el maná, pero más tiempo devolverlo."

"Está bien."

Heinley asintió, y ahora miró los papeles para concentrarse realmente en el trabajo.

McKenna preguntó mientras dudaba.

"Pero, Su Majestad, ¿en serio hay que devolverle el maná?"

Parecía un poco insatisfecho.

"Hay que devolvérselo."

Ante la respuesta inmediata de Heinley, la insatisfacción en su cara se hizo más fuerte.

McKenna movió sus labios y dijo sin rodeos.

"Cuesta demasiado. Demasiado. De todos modos, es del Imperio Oriental, así que aunque se le devuelva el maná, irá al Imperio."

"Es solo una persona. Hay que devolvérselo."

"..."

***

Mientras tanto, Sovieshu se movía nerviosamente de un lado a otro en la habitación, esperando noticias de la búsqueda de Navier.

No obstante, sin importar cuánto tiempo esperara, las noticias no llegaban.

"Su Majestad..."

Rashta miraba con ansiedad a Sovieshu.

Vino para la educación prenatal, pero parecía estar en otra parte, su mente estaba inquieta. En lugar de estar alegre por su divorcio, estaba ansioso por encontrar a la emperatriz depuesta con una mirada pesada todo el tiempo.

Incluso en ese momento, parecía estar pasando por alto la promesa de convertirla en la Emperatriz.

'Me alegro de que la emperatriz depuesta se haya ido al Reino Occidental.'

Si Navier se hubiera quedado en el Imperio Oriental y Sovieshu estuviera así, no habría podido dormir.

"Su Majestad, la gente dice que la emperatriz depuesta se fue como si estuviera huyendo."

Rashta no pudo evitar decir algo para consolar a Sovieshu.

"No tienes que preocuparte, su reputación ha caído mucho. Todos están del lado de Su Majestad."

¿Funcionó?

Sovieshu dejó de deambular, miró a Rashta por un momento y preguntó,

"Rashta."

Rashta rápidamente se acercó a Sovieshu y lo miró con ternura.

 "Dígame, Su Majestad."

"... ¿Quién te dijo eso?"

"Me lo contó el Duque Elgy."

Al escuchar el nombre del Duque Elgy, la expresión de Sovieshu se distorsiono.


Sovieshu estaba convencido de que el Duque Elgy fue quien ayudó a escapar a Navier.

El Duque Elgy también era de una familia real extranjera, así que no podía decir nada más, pero estaba lleno de ira.

Sovieshu le dio un consejo a Rashta presionando su voz en un esfuerzo por no enfadarse.

"No sigas viéndote con el Duque Elgy."

"¿Qué? ¿Por qué?"

"No es el tipo de persona que tú piensas."

Rashta no sabía que Sovieshu había enviado al Duque Elgy a la mansión Troby para que se llevara a Heinley.

Pensó que la ira del emperador eran celos hacia el Duque. Ahora sin la emperatriz Navier, es la única que puede llamarse mujer de Sovieshu.

Era evidente que estaba celoso porque ella estaba viéndose con el Duque Elgy.

"No tiene de qué preocuparse, Su Majestad. Es a Su Majestad a quien Rashta ama."

"¿Qué?"

"El Duque Elgy es solo un amigo..."

Sovieshu miró a Rashta, preguntándose qué significaba esto.

Rashta sonreía con una expresión tenue.

Sovieshu se percató de su malentendido, pero no pudo corregirla por temor a avergonzarla, solo asintió y dijo, sentándose en el sofá a su lado.

"Vine para la educación prenatal, pero solo hablamos de cosas pesadas. Entonces, ¿empezamos?"

***

A la misma hora de la noche.

Yunim, el capitán de la guardia de Heinley, recibió la orden del rey por parte de McKenna, y regresó a su casa, no a sus aposentos.

"¿Cuánto tiempo sin verte?" Rose, la hermana de Yunim, lo saludó medio dormida.

Después de bostezar, instruyó a la sirvienta para que le trajera algo de comida.

"Esto."

Yunim se quitó su pesado abrigo y le entregó a Rose una carta con el sello del rey.

"¿Qué es esto?"

Rose bostezó de nuevo y abrió la carta dada por Yunim.

"La orden real para hacer de mi hermana la dama de compañía temporal de la nueva reina."

"¿Yo?"