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domingo, 17 de mayo de 2020

Dama A Reina - Capítulo 0

Capítulo 0. Prólogo: Me Arrepiento De No Haber Sido Reina.



Era el día de la ejecución de Petronilla.
 
Grandes cantidades de personas se habían ido congregando en la capital de Kadye desde esa misma mañana. Normalmente, los días solían ser tranquilos en el Palacio Imperial, pero la gran cantidad de personas y la atmósfera sombría fueron un presagio de los sucesos que estaban por venir.

El lugar de la ejecución estaba localizado cerca del palacio; en la plaza Gervianen. Dentro de la multitud, las personas se empujaban las unas a las otras para poder tener una mejor vista del centro de la plaza y de la guillotina puesta en el medio de la misma. La hoja de acero relucía perversamente anhelando víctimas.

Patrizia estaba arrodillada, atada con cuerdas y a la espera de su castigo. Patrizia había estado mirando al suelo todo este tiempo, pero en algún punto, levantó la mirada en busca de sus padres, los cuales también estaban arrodillados. Lagrimas amenazaron con salir sin cesar de los ojos de Patrizia, debido a las injusticias sufridas por su familia y su miserable persona, pero ella sabía mejor que nadie que no valía la pena.

"Rizi."

Patrizia giró su cabeza en dirección a la suave voz que la llamaba. Las ataduras lo hicieron difícil, pero logró arreglárselas para poder mirar a los ojos de su padre.

"Lo siento," dijo su padre con una expresión sombría.
 
"... ¿Por qué te disculpas, padre?"

Patrizia quería saber. ¿Por qué su padre se disculpó con ella? No había razón alguna por la cual debía disculparse. Todos eran víctimas, mientras que el verdadero culpable había salido impune. Patrizia no le echaría la culpa a su padre de esa manera. Sin embargo, contenerse no detuvo las injusticias que sufrían ni tampoco alivio su resentimiento.

"No tienes nada por lo que disculparte," dijo Patrizia en el tono de voz más bajo que pudo lograr. Lo decía en serio. Ninguno de los aquí presentes, esperando su turno en la guillotina, tenían nada por lo que disculparse. Todos ellos eran víctimas. "Si no, solo tendré remordimientos."

Patrizia no pudo ocultar el dolor en sus ojos. Si solo pudiera volver atrás en el tiempo, al día en el que todo comenzó, entonces esta tragedia pudo haber sido evitada. Las lágrimas que Patrizia había estado fuertemente conteniendo, por fin comenzaron a caer de sus ojos.

Mientras tanto, los murmullos de la multitud crecieron. Alguien acababa de llegar.

"Todos saluden a su Majestad, el Emperador."

Un sirviente anunció ruidosamente la llegada del Emperador. No estaba solo. Una mujer caminó imperiosamente hacía él y se colocó a su lado. Esa mujer era la marquesa Phelps, la amante favorita del Emperador y la que siempre estaba presente a su lado. Al ver la cara de esa maldita mujer, la cara de Patrizia se retorció de furia, pero pudo volver a poner su expresión normal en poco tiempo.

El Emperador y la marquesa Phelps tomaron asiento. El Emperador tenía una expresión de aburrimiento, como si los eventos que estaban a punto de tener lugar no tuvieran ninguna relevancia. Patrizia sintió un nuevo brote de furia al ver la indiferencia del Emperador, pero no había nada que ella pudiera hacer. Nada de nada.

"Traigan a la reina." dijo el Emperador con tono apático. Tan pronto como la voz del Emperador se desvaneció, alguien fue llevado lentamente al andamio en el que estaba colocada la guillotina. Dos guardias escoltaron a una mujer joven que llevaba puesto un vestido blanco destrozado.

Era la hermana gemela de Patrizia; Petronilla. La cara de Petronilla estaba más golpeada y dañada que la última vez que Patrizia la había visto. 

"Nilla..." Patrizia llamó silenciosamente a su hermana usando su apodo. Sin embargo, sus palabras fueron eclipsadas por la voz del verdugo, al igual que por los sollozos desesperados de sus padres detrás de ella.

"Petronilla Laura Le Grochester," dijo el verdugo, "ha actuado de manera inadecuada a su posición de reina. Ha cometido innumerables actos inmorales, causó daño a la mujer que cargaba con el hijo real e incluso intento matar al Emperador mismo; Lucio Karrick George de Mavinous."

La voz resonó de manera inquietante en el viento mientras se preparaba para anunciar su destino. 

"En el nombre del Emperador, todos los miembros de la familia Grochester serán sentenciados a morir decapitados."

La tragedia es lo único que les espera. Patrizia cerró sus ojos sintiéndose derrotada.

Se acabó, todo se acabó.

"Qué comience la ejecución de la reina."

Patrizia abrió los ojos para ver a su hermana hasta el último segundo. Petronilla estaba caminando como si estuviera siendo arrastrada a un matadero. En su cara se podía ver abandono y desánimo, al igual que...

'Amor atormentado.'

Su estúpida hermana todavía estaba enamorada del Emperador. Estúpida y bondadosa hermana. Patrizia no podía creer que Petronilla todavía mirara a ese hombre antes de morir.

Lagrimas cayeron sin control de los ojos de Patrizia. Oh, hermana. Mi querida hermana. Patrizia observó con los ojos bien abiertos el momento en el que Petronilla murió.

"¡Kyaaaag!"

"¡Huuuug!"

La hoja de la guillotina cayó y cortó el cuello de Petronilla. Jadeos y gritos resonaron desde la multitud. Patrizia mordió su labio tan fuerte que la sangre salía de él.

Todo había acabado. Su hermana estaba muerta. Ahora, Patrizia y sus padres enfrentarían el mismo destino que Petronilla.

"Traigan al resto de la familia."

La esposa enamorada había muerto. La reina había estado perdidamente enamorada de su esposo por tres años y ahora su cabeza yacía en el suelo, separada de su cuerpo.

Patrizia apretó su corazón al mismo tiempo que el dolor se expandía a través de su pecho. No podía respirar.

"Corten sus cabezas."

Entonces, Patrizia dejo salir una risa carente de toda alegría al escuchar la orden. No había razón alguna para evitar llorar o incluso reír cuando ya era el final. Toda persona que no se volviera loca en una situación como esta debería ser considerada anormal.

Patrizia ensanchó su sonrisa más que cualquier otra persona en el mundo, al mismo tiempo que su cabeza era colocada debajo de la guillotina. Sin embargo, cuando ella miró al Emperador, su antiguo cuñado, tuvo un instante de arrepentimiento.

'Deseo haber sido reina.'

Patrizia no era una asesina de amantes, ni tampoco era lo suficientemente afectuosa para que el emperador actuara precipitadamente en el ascenso del gobierno. Si Patrizia hubiera sido reina, todos habrían sido felices y nunca habrían sido condenados a muerte. Quizás su hijo se hubiera convertido en emperador algún día y se vengaría de la marquesa Phelps.

'Me arrepiento de no haber sido la reina.'

Fue un error enviar a su hermana mayor al palacio. Desde el primer momento en el que Petronilla vio al Emperador, se enamoró de él a primera vista.

Sin embargo, era muy tarde para arrepentimientos. Ya nada se podía cambiar, la única cosa que quedaba era que el cuello de Patrizia fuera cortado por el acero frío. Junto con el resto de su amada familia.

Al mismo tiempo que la pesada hoja de la guillotina caía, Patrizia tuvo un último pensamiento.

'Si solo pudiera volver atrás... nunca hubiera dejado que mi hermana se convirtiera en reina.'

Finalmente, el cuello de Patrizia fue cortado. Al igual que antes, la multitud gritó y jadeó mientras miraba como pasaba.

Derramando sus últimas lágrimas, Patrizia de 22 años de edad, murió.