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lunes, 4 de mayo de 2020

Beatrice - Capítulo 20

Capítulo 20. Qué Chica Más Extraña (1)



Sin dudarlo, se desató el cinturón y se metió la mano dentro de los pantalones, rebuscando para sacar más hierbas.

"¡¿Cómo te atreves a hacer tal cosa frente a Su Excelencia?!"

Chloe hizo un gesto de dolor ante el regaño del guardia, pero después de sacar con calma las flores y arreglarse los pantalones, respondió, "No tenía una bolsa para llevar las hierbas... así que tuve que usar mis pantalones."

El guardia chasqueó la lengua ante la indecencia. Demasiado avergonzada para observar sus reacciones, se volvió a sentar y comenzó a alimentar al caballo con más hojas.

Aunque Alexandro permaneció en silencio, su rostro sin cambios; estaba secretamente sorprendido por las acciones de Chloe.

¿Una chica haría algo así? Las mujeres que conocía— independientemente de su clase social— eran perfectas por fuera como muñecas bien vestidas, pero astutas como serpientes por dentro. Harían cualquier cosa para conservar su imagen y asegurar que sus intereses estuvieran a salvo. A pesar de que siempre sonreían y fingían preocuparse por él, bajo sus máscaras, estaban llenas de codicia.

Solo hablan y no actúan.

Alexandro no tenía ninguna relación con las mujeres desde hace algún tiempo, ni tampoco hablaba con ellas, lo que provocó rumores de que simplemente las odiaba. A diferencia de la mayoría de los otros hombres de la aristocracia, que tenían vínculos con ciertas damas que dirigían burdeles de clase alta, él se negaba a hacer negocios con mujeres.

Sin embargo, esta ansiosa esclava estaba actuando como un hombre, sin ningún rastro de orgullo o vergüenza— no, peor que eso. No solo estaba vestida como un chico, sino que también tenía el cabello corto y despeinado. A pesar de sus piernas blancas y delgadas y sus senos redondos, podría hacerse pasar fácilmente por un hombre, si usara una camisa suelta.
Qué chica más extraña. Descartó los pensamientos sobre la esclava frente a él.

"Se comió todas las hierbas que recolecté hoy. Lo continuaré chequeando y alimentando unos días más," informó Chloe, girándose lentamente hacia ellos e inclinando la cabeza. Esto evitó que Alexandro viera su rostro.

"¿Cuándo estará completamente recuperado?"

"Quizá... necesitará una semana para recuperar sus fuerzas, y como mucho otra semana hasta que se pueda montar de nuevo."

"Me has dado tu palabra."

"Yo, yo haré todo lo posible, señor."

Él dejó los establos tan pronto como ella respondió. Ya no tenía nada que hacer aquí. El sonido de sus pasos imparables se desvaneció en la distancia.

Chloe levantó la cabeza solo cuando ya no pudo escucharlo.

"Uf..."

El Archiduque pone a las personas al límite. Había estado sudando frío durante su conversación con él. Esto no la sorprendió— ¿no había sido testigo de lo que él era capaz? A diferencia de las largas caminatas por Nalusuwan, su interacción de veinte minutos con el Archiduque la agotó por completo. Sintió debilidad en todo su cuerpo y sus piernas comenzaron a temblar.

Espero no volver a verlo nunca más. Chloe era consciente de que ver a este hombre aterrador regularmente terminaría agotándola, destruyendo su alma. Sus palmas estaban húmedas de sudor.
"Oye, esclava, te quedarás aquí hasta que el caballo se haya recuperado por completo."

Chloe miró al guardia con incredulidad.

"Debes hacerte responsable si algo le sucede. No puedes irte a ninguna parte." Como diciéndole que nadie echaría de menos a una esclava, el guardia se dio la vuelta para irse.

"¡E-Espere! Señor, por favor dígale a la Dama Anna de la Mansión Cupiheat que no podré ir a atenderla."

El guardia se volteó y miró a Chloe. "Bien," contestó a medias y se pavoneó fuera de los establos.
Los establos en realidad estaban bastante limpios, y mucho más bonitos que las habitaciones de los esclavos. Solo el olor la molestaba. Chloe se sentó en una pila de heno cercana, luego, una avalancha de pensamientos la invadió.

Estaba preocupada por Anna, pero con el evento anterior, se sentía más preocupada por sí misma. Su inesperado encuentro con el archiduque seguía inquietándola.

Gracias a Dios, no me reconoció. Ya habían pasado unos dos meses desde su primer encuentro en el palacio de Elpasa, pero lo recordaba claramente. Por otro lado, él parecía no tener recuerdos de ella.

Ella se rió para sí misma. Por supuesto, no me reconoció. En el palacio, ella era una princesa elegante, con un vestido exquisito y con el cabello largo peinado por las sirvientas. Además, dada la gran cantidad de extranjeros que viven en el imperio, podría haber visto a algunas otras con cabello oscuro. Se sintió aliviada de esto.
No importa si sabía o no que yo había sido una princesa— no, en realidad— era mejor que no lo supiera. Ella deseaba seguir siendo una simple esclava, nada memorable para el Archiduque. Ser notada por él nunca sería algo bueno. Tembló al recordar al loco caballero Leo.

Entonces, debo curar a este caballo lo más rápido posible y volver a la vida tranquila en la farmacia.

Se arrojó sobre la pila de heno. Y deja de preocuparte por el Archiduque, sabes que preocuparse no resolverá nada. Ya sea que la reconociera o no, ella estaba agradecida de seguir con vida y ahora se apresuró a dejar de lado las cosas que estaban fuera de su control. Su vida como esclava le había enseñado que esta era la mejor manera de llevar una vida más tranquila y satisfactoria.

"Caballo negro, por favor mejórate pronto y sálvame." Le echó un pequeño vistazo cuando lo alimentó, y confirmó que era macho. Salvarlo era la única forma de que ella saliera viva de los establos. Afortunadamente, el animal recibió las flores de anclaje bastante bien.

Debería volver a la montaña mañana y recoger más. Para hacer esto, Chloe tenía que mantenerse firme y recuperar sus fuerzas. Desgastada por su terrible experiencia con el Archiduque, estaba abrumada por la fatiga y ya no podía resistir el peso de sus párpados...