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sábado, 11 de abril de 2020

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 97

Capítulo 97. El Significado Del Regalo (2)



No era el Vizconde Roteschu, pero era un hombre al cual quería evitar incluso más.

El hombre de pie allí, de ojos verdes y cabello marrón oscuro era Alan Rimwell. Conocido como un hombre de trato amable, era el hijo del Vizconde Roteschu y antiguo amante de Rashta.

Ella le devolvió la mirada. El shock de su aparición llegó un momento demasiado tarde cuando se dio cuenta de que no se estaba despertando.

¿Cómo? ¿Por qué estaba él aquí? El Vizconde Roteschu dijo que lo traería a la capital, pero...

Rashta se puso blanca como una hoja de papel mientras cubría protectoramente su vientre con ambas manos.

'Si Alan dice una sola cosa fuera de lugar...'

Alan no se movió, y simplemente miró a Rashta como si fuera una estatua de piedra. Aunque él no estaba tan aterrorizado como ella, parecía estar al borde de las lágrimas.

"¿Señorita?"

El Duque Elgy la llamó desde un costado, ella precipitadamente reacomodó su expresión y se volteó para sonreírle.

"¿Cuándo llegaste?"

En lugar de responder, el Duque Elgy giró la cabeza en la dirección que ella había estado mirando.

"¿A quién estabas viendo?"

Rashta agarró la manga del Duque Elgy alarmada, y él se volteó para mirar la delgada mano llena de cicatrices que lo sujetaba.

"Nada. Sólo estaba pensando."

Rashta se inventó una historia y rápidamente soltó su mano. El Duque miró de regreso en la dirección que ella estaba observando, pero Alan ya se había ido.

Rashta dio un suspiro de alivio. No sabía lo que sería capaz de hacer Alan, aunque según las palabras del Vizconde Roteschu, su hijo no revelaría la verdad.

"¿Tuviste un mal pensamiento?"

El Duque Elgy se impulsó con una mano hasta el sofá donde Rashta estaba sentada. Él se veía como un lobo en el buen sentido, y las damas cercanas se desmayaron por ello. El Duque Elgy no evitaba la atención como persona de la alta sociedad, y en cambio hacía su postura aún más atractiva. Rashta se rió de sus jactancias.

"En realidad no."

"No te veías muy bien."

"No, en absoluto."

Rashta inclinó su cabeza tiernamente y le mostró la espada.

"Mira esto."

El Duque Elgy se sentó al lado de Rashta, y los nobles de alrededor comenzaron a murmurar. El duque era conocido por ser un playboy, y ahora estaba sentado cerca de la concubina del Emperador. Sin embargo, ni el Duque Elgy ni Rashta prestaron atención a la reacción de la multitud.

"¿Esto fue un regalo?"

"Sí. La Emperatriz se lo dio a Rashta."

"¿La Emperatriz?"

"Es un regalo para el bebé."

Rashta sonrió ampliamente para dejar de lado el nerviosismo acerca de Alan.

"¿Puedo verla?"

"Por supuesto."

Ella le entregó el regalo, y el Duque Elgy sacó la mitad de la espada de su vaina. Una sonrisa se dibujó en su rostro mientras inspeccionaba la empuñadura y la cuchilla con cuidado.

"¿Qué te parece?"

El duque asintió satisfecho.

"Es una espada muy fina."

Rashta irradiaba orgullo, pero sentía que algo andaba mal con el Duque.

"¿Qué pasa? ¿Hay algo extraño acerca de la espada?"

"Nada extraño, pero..."

"¿?"

"¿La Emperatriz dijo algo especial al dártela?"

"Bendijo a mi bebé para que sea tan hermoso como la espada."

La sonrisa se volvió más clara en el rostro del Duque Elgy. Rashta lo miró curiosamente, y él le explicó.

"Señorita. Es cierto que esta espada es muy cara, pero es puramente decorativa."

"¿Decorativa...?"

"No tiene uso práctico como arma. No puede ser usada en un duelo, mucho menos en una guerra."

El Duque Elgy miró en dirección a la Emperatriz. Estaba rodeada de personas cercanas a ella, y también observaba al duque. Continuó hablando con Rashta mientras mantenía su mirada fija en la Emperatriz.

"Darle esta espada significa vivir en el esplendor y la belleza, pero también significa no trabajar."

"¡Eso— eso...!"

'Bueno, eso también es una bendición.'

El Duque Elgy murmuró para sí mismo mientras soñaba con poder vivir sin trabajar, pero Rashta ya estaba en un estado de shock. Las palabras resultaban desagradables en sí mismas, pero lo que más la avergonzaba era que había elogiado este regalo delante de todos los demás. Los nobles eran inteligentes, así que debieron entender el propósito de la Emperatriz. Siendo Rashta la única que no lo sabía. ¡Qué ridícula tuvo que haberse visto al aceptar un regalo que fue dado en forma de burla!

"La Emperatriz... me insultó..."

Rashta presionó sus labios con fuerza mientras las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos. Era patética. Eventualmente las lágrimas se derramaron por sus mejillas, y Sovieshu corrió a su lado.

"¿Que pasó, Rashta? ¿Qué sucede?"

Sovieshu miró al Duque Elgy, pero el duque hizo una reverencia con elegancia y se alejó del sofá.

"Rashta, ¿por qué estás llorando en un día tan feliz?"

Sovieshu ignoró la reverencia del duque e hizo lo mejor que pudo para consolarla. Pero a pesar de sus esfuerzos, ella no paró de llorar. Ya se había asustado al ver a Alan anteriormente, y no le salían las palabras.

Sovieshu acarició el hombro de Rashta, y miró a los nobles para que le dieran una explicación. Rápidamente se acercaron y reportaron la conversación entre el Duque Elgy y Rashta. Sus hombros comenzaron a temblar con más fuerza, y Sovieshu suspiró.

"El Duque Elgy tiene una lengua despreocupada."

"El duque solamente ayudó a Rashta a no verse estúpida, Su Majestad."

"No llores, eres la mujer de honor hoy."

"Pero... pero estoy tan triste."

Seguía sollozando, y miró a Sovieshu con sus ojos oscuros, como joyas.

"¿Por qué no me lo dijiste? ¿Tu sabías lo que la Emperatriz quiso decir, no es cierto?"

"..."

En lugar de darle una respuesta, le dio unas palmadas en el hombro. Su respuesta tácita fue clara como el día. Rashta estaba aún más convencida de que el Duque Elgy era mucho más confiable. Sintió que su decisión de confesarle al duque lo de su otro hijo en vez de a Sovieshu fue acertada.

Mirando sus labios y pestañas temblorosas, Sovieshu dio otro suspiro.

"No pensé que pudieras mantenerlo bajo control, Rashta."

Rashta cubrió su vientre con sus manos e inclinó su cabeza.

"Tengo miedo."

"¿Miedo?"

Ella habló en voz baja.

"La Emperatriz nos miró con desprecio a mí y al bebé delante de todos. Si lo hace tan abiertamente, ¿qué sucederá si la Emperatriz acosa al príncipe o a la princesa en el futuro...?"

Todo lo que ella quería era consuelo y la promesa de que Sovieshu protegería a su bebé. Debido a que la Emperatriz hablaba tan duramente, esperaba que Sovieshu se pusiera de su lado.

No obstante, Sovieshu estaba más sorprendido por otra cosa. Fue porque Rashta llamó al bebé un príncipe o princesa.

Sovieshu no fue el único. Los nobles que escuchaban la conversación se pusieron rígidos y se miraron entre sí.