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sábado, 4 de abril de 2020

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 62

Capítulo 62.  Anillo Llama Roja (1)



"¿Qué?"

"Creo que debe ser algún tipo de plan. ¿Qué es?"

El Príncipe Heinley parecía sorprendido. No respondió, cerró la boca y miró hacia abajo. Cuando vi su rostro tranquilo, recordé mi primera impresión del Príncipe Heinley.

'Es cierto. Solo sonrió después de que nos conocimos. Antes, me pareció bastante frío.'

Aunque solo haya estado pensando, el estado de ánimo era escalofriante.

"Yo…"

No pasó mucho tiempo antes de que el Príncipe Heinley me mirara y hablara, su expresión se suavizó.

"Reina, no quiero mentirte."

Su respuesta tuvo muchas implicaciones. Buenas y malas.

"Sí."

En el lado bueno, estaba demostrando cuán seria era su amistad. No puso excusas cuando la otra opción era más arriesgada.

En el lado malo... estaba tramando algo, y no podía decírmelo. Se me pasó por la cabeza que lo que sea podría ser personal o contener información confidencial de su país. Pero era probable que el plan involucrara traer al Duque Elgy al Imperio Oriental...

"No tienes que responder si no puedes."

Sonreí y hablé en tono casual, él me miró con ojos nerviosos y suspiró.

***

McKenna se apoyó contra la pared de la habitación mientras esperaba que el príncipe regresara. Tenía la intención de quejarse por llamarlo un pájaro tonto delante de la emperatriz extranjera. Definitivamente no era un pájaro tonto. Se enfadó aún más al recordar cómo el Príncipe Heinley le dijo que hiciera de pájaro mascota.

Sin embargo, el estado de ánimo de McKenna cambió cuando el príncipe entró en la habitación y se desplomó en el sofá.

"¿Su Alteza? ¿Está bien?"

McKenna no estaba preocupado, no inicialmente. Sabía lo fuerte que era el Príncipe Heinley, y no era frecuente que tuviera que preocuparse por él. Sin embargo, el Príncipe inesperadamente sacudió la mano.

"¿Su Alteza?"

McKenna se inclinó para mirarlo cuidadosamente. Él fue el que se vio obligado a jugar como pájaro mascota frente a la Emperatriz, pero fue el Príncipe Heinley quien parecía derrotado.

‘¿No funcionó como él pensaba?’

"Su Alteza, ¿la Emperatriz dijo algo malo?"

Colocó su mano sobre el hombro del Príncipe Heinley, pero el príncipe se encogió de hombros. No había ira en su rostro por lo que había sucedido. McKenna estaba empezando a preocuparse un poco.

"¿Escuchaste algo malo?"

"Bueno, McKenna."

"?"

"Yo—"

"¡Sí! Te escucho. Habla."

"Creo que me gusta más de lo que pensaba."

Sin embargo, la respuesta del Príncipe Heinley, fue un completo disparate. McKenna frunció el ceño.

"¿Qué?"

El Príncipe Heinley enterró su rostro en sus manos y dio un suspiro tembloroso.

"Creo que tuve un desliz de lengua."

"¿Un lapsus linguae? ¿Frente a la emperatriz?”

"Sí."

McKenna estaba más que desconcertado por su respuesta.

"¿Qué dijiste que te puso triste?"

"¿Y si ahora desconfía de mí?"

"¿Desconfiar?"

"Estudiándome con esos ojos agudos... aah…"

El príncipe se levantó del sofá y cayó en su cama con un gemido. Había divagado incoherentemente con todas las preguntas de McKenna, y el caballero lo miró sorprendido.

"¿Descubrió que puedes convertirte en un pájaro?"

"Eso no…"

"¿Entonces?"

"Algo más."

***

Aunque consideraba al Príncipe Heinley una buena persona y un buen amigo, incluso las diferencias podrían hacer que las buenas personas se convirtieran en enemigos. Sin embargo, ser un enemigo no significaba necesariamente ser una mala persona— solo significaba que estaba del lado contrario.

Tan pronto como regresé a mi habitación, llamé a Sir Artina para darle una misión.

"Sir Artina. Hay algo que quiero que investigues. Se discreto."

"Sí, Su Majestad. ¿Qué es?"

"Se trata del Príncipe Heinley y el Duque Elgy."

"¿Qué?"

Sir Artina, que sabía que el Príncipe Heinley era el dueño de Reina, me miró sorprendido. Parecía pensar que era extraño que quisiera investigar a alguien a quien ya le estaba enviando cartas.

"El Duque Elgy es comprensible... ¿pero el Príncipe Heinley también?"

"Sí. Quiero que te concentres en sus actividades antes de Año Nuevo, antes de que viniera al Palacio Imperial."

Sir Artina parecía tener dudas, pero era un caballero modelo. En lugar de interrogarme, dio un breve "Sí" y salió de la habitación. Después, caminé hacia la ventana y apoyé mi cabeza contra el marco.

El Reino Occidental era el rival más poderoso del Imperio Oriental, pero no estaban ni muy lejos ni muy cerca. Por otra parte, ¿qué podría hacer el Príncipe Heinley trayendo al Duque Elgy?

***

Permanecí ocupada durante los siguientes cinco días. El baile público debía celebrarse un mes antes que el año pasado a cambio de una generosa suma pagada por el Gran Duque Lilteang, y los documentos pertinentes habían sido aprobados y distribuidos.

También hubo buenas noticias. Por primera vez, un niño de un orfanato patrocinado por el estado obtuvo una beca para asistir a la academia mágica. Era imprescindible cultivar el talento mágico. No importaba cuánto se gastara, la magia era un talento invaluable.

Como gesto simbólico, los funcionarios recomendaron que alguien de la Familia Imperial presentara la beca, y yo estaba dispuesta a asumir el papel. No recordaba a todos los niños criados en el orfanato, pero conocía a un buen número de ellos, especialmente al niño que fue elegido. Me alegró hacer el honor de felicitarlo. Sin embargo, el viaje tomaría más de un día, así que visité la oficina de Sovieshu para consultarle. Lo encontré sentado en su escritorio, girando un pequeño anillo en sus manos.

"¿Pensé que lo habías perdido?"

El anillo Llama Roja, que Sovieshu dijo que había perdido, estaba justo delante de sus ojos. Lo miré perpleja y él sonrió.

"Sí, es asombroso."

"¿Lo encontraste?"

"No diría que lo encontré."

"?"

Sovieshu dejó el anillo en su escritorio.

"Le di este anillo a Rashta, pero ella dijo que sentía pena por una pobre sirvienta y se lo dio."

"... ¿El anillo Llama Roja?"

"Supongo que ella no sabía sobre el hechizo. Cuando le conté sobre eso, se alteró."

La voz de Sovieshu se volvió cariñosa, y continuó.

"Le pedí al Conde Pirnu que buscara un anillo que tuviera una propiedad similar. Lo recuerdas hace unos días, ¿verdad?"

"Lo recuerdo."

"Y el Conde Pirnu me dio esto hoy. Lo compró en una subasta anoche, sin saber que ya era mío..."

Él sonrió levemente.

"¿No es sorprendente?"

"Ya veo."

No me impresionó en absoluto, pero aún estaba obligada a responder. Sovieshu metió el anillo dentro del bolsillo de su pecho. Pensé que mi respuesta era demasiado breve, así que seguí hablando.

"Si la sirvienta era pobre, probablemente necesitaba el dinero y lo vendió."

"Estoy de acuerdo. Pero la información sobre joyas, especialmente artículos mágicos, es difícil de encontrar. La persona promedio no sabría venderlo por su precio total. Le dije al Conde Pirnu que averiguara cuánto recibió la mujer que vendió el anillo."

Las comisuras de la boca de Sovieshu se alzaron con orgullo.


"Rashta es de buen corazón. Quiero asegurarme de que su buena acción se haga correctamente."