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jueves, 2 de abril de 2020

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 53

Capítulo 53. ¿Muñeca De Hielo? (2)



Los ojos de Rashta se abrieron aún más.

"¿La llevarás a la villa?"

"Es el cumpleaños de la Emperatriz."

Después de la respuesta de Sovieshu, Rashta pareció sorprendida y volvió a interrogarlo.

"¿Quién va a ir allí?"

"Seremos la Emperatriz, los sirvientes, los caballeros y yo. No hay más invitados que una dama de compañía. ¿Por qué?"

Rashta se cubrió la boca con las manos. Parecía tan alarmada que Sovieshu frunció el ceño.

"¿Estás bien?"

"Rashta no sabía que era el cumpleaños de la Emperatriz."

"Oh, ¿es así?"

"Nadie dijo nada..."

"Queremos ser lo más discretos posible. No es una fiesta abierta, por lo que solo amigos cercanos o familiares lo saben."

"La vizcondesa Verdi podría haberlo mencionado. Ella debería saberlo."

Sovieshu sonrió cuando Rashta hizo un mohín con los labios.

"Debes sentirte triste al enterarte de su cumpleaños ahora."

"Seguimos siendo familia. Rashta podría haber dado algo..."

Sovieshu se rió entre dientes.

"Eres muy amable."

Rashta apretó los dedos.

"Bueno..."

Ya era hora de que Sovieshu se fuera, el cochero los miró a los dos.

"Te veré pronto, Rashta. Si me voy demasiado tarde, será difícil para el cochero conducir."

Sovieshu dio un paso en el carruaje cuando Rashta rápidamente lo agarró de la manga.

"¿Rashta?"

Se dio la vuelta con curiosidad.

"¿Puedes llevar a Rashta también?"

"¿Tú?"

Sovieshu parpadeó sorprendido, y ella asintió apresuradamente.

"Rashta no pudo conseguir un regalo para la Emperatriz, y si Rashta no celebra su cumpleaños, ella se sentirá decepcionada."

Sovieshu no pudo deshacer la expresión escéptica en su rostro, y no estaba convencido de que Navier estaría decepcionada por la falta de regalos. Sin embargo, probablemente a la Emperatriz no le gustaría que Rashta apareciera.

"Lleve a Rashta con usted, Su Majestad. Ella puede levantar el estado de ánimo."

"¿El ánimo?"

Imitó el gesto de beber alcohol y Sovieshu respondió con una leve sonrisa.

"No tienes que hacer tanto."

"Aún así, deja ir a Rashta. Es una fiesta familiar, y yo soy de la familia."

"Lo siento. Solo seremos la Emperatriz y yo."

Las mejillas de Rashta se hincharon y ella cruzó los brazos.

"Oh querida. Estás enfadada."

Sovieshu se rió y le pellizcó la mejilla roja brillante.

"¿De verdad quieres venir?"

"No me gusta cuando estás a solas con otra mujer."

"No protestaste cuando mencioné ir a la villa el otro día."

"Pensé que ibas solo o en grupo a trabajar."

Rashta estaba siendo linda y enérgica, y el conductor del carruaje lanzó una risita involuntaria. Rápidamente se miró los dedos de los pies. Sovieshu miró su reloj y luego le acarició el hombro con dulzura.

"En otra ocasión podemos ser solo nosotros dos. ¿Eso es suficiente?"

"¿Cuándo? ¿En el cumpleaños de Rashta?"

"Sí."

"Rashta prefiere estar en grupos."

"Bueno."

"Pero a Rashta le gusta estar sola contigo, Su Majestad."

"Eres una persona codiciosa."

Él le sonrió, y ella rápidamente lo abrazó.

"Rashta quiere a mucha gente para su cumpleaños, y luego tenerte solo para mí."

Su delicado aroma le hizo cosquillas en la nariz. Sovieshu la besó suavemente en la mejilla y respondió, "Sí" antes de abordar. El conductor del carruaje tomó las riendas, y Rashta saludó al carruaje en retirada.

Antes de que desapareciera por completo, bajó el brazo. Sovieshu le había prometido que pasaría tiempo con ella luego, pero ahora estaría solo con la Emperatriz. Ella trató de no preocuparse. No podría haberlo detenido incluso si lo hubiera sabido de antemano.

'Todo estará bien. El emperador y la emperatriz tiene un matrimonio típico.'

Rashta se palmeó las mejillas y regresó a su habitación en el palacio del este. Tendría una copa de champán y una buena noche de sueño.

Sin embargo, alguien ya la estaba esperando allí. Su corazón cayó al suelo cuando reconoció la despreciable figura de pie en el pasillo. Se preparó y luego se acercó al vizconde Roteschu. Estaba parado frente a la puerta, bostezando con la mano en el bolsillo, pero sonrió tan pronto como la vio.

***

Las ventanas de la villa tenían cortinas finas y translúcidas. Debido a que las cortinas rara vez se usaban, se enfatizaba la estética más que la practicidad, y me desperté con la brillante luz del sol en mis ojos. Decidí que las cortinas debían ser cambiadas de inmediato. Fue solo después de sentarme  atontada en la cama que me di cuenta de que estaba en un lugar diferente y que era mi cumpleaños.

Sovieshu...

Eran las 7 de la mañana según mi reloj, y considerando que se tardé unas 12 horas en llegar aquí desde la capital, dudaba que ya hubiera llegado. Quizás para cuando desayunara, él habría llegado y luego se quedaría dormido.

Bostecé de nuevo y me levanté de la cama. Recordé mi rutina habitual, pero me di cuenta de que no había traído nada de trabajo. Hoy realmente era un día para leer ociosamente y descansar. Hace tiempo que no me dedicaba todo un día para mí misma.

Después de concluir que este viaje fue una buena idea, fui al baño, me lavé los dientes y me di una ducha rápida.

"¡Su Majestad, debería haberme llamado!"

La Condesa Jubel lanzó una súbita exclamación cuando salí de la habitación con el cabello recogido.

"¡He estado esperando que me llamaras!"

"Está bien. Solo voy a relajarme hoy."

"Bueno, supongo. ¿Qué te gustaría para el desayuno?"

"Solo pan y jugo, por favor."

Mientras la Condesa Jubel estaba ocupada preparando el desayuno, entré en el salón y saqué mi libro inacabado de la bolsa. Lo abrí y me recosté contra el sillón.

Después de un tiempo, escuché que se abría la puerta. Al principio pensé que era la Condesa Jubel, pero los pasos sonaron pesados. Cuando levanté la vista, vi a un sonriente Sovieshu con traje.

"¿Has venido a descansar y estás leyendo?"

"Su Majestad."

Cerré el libro y me puse de pie. A pesar del hecho de que estaba sonriendo, parecía agotado, como si hubiera estado viajando en el carruaje toda la noche.

"¿Acabas de llegar?"

"Sí."

Apuntó con el dedo hacia la ventana, y a través de ella vi a varios sirvientes que descargaban el carruaje. Sovieshu habló, su voz era un murmullo.

"Estoy cansado."

Se desplomó en el sofá junto a mí, echó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos.

"..."

Parecía que estaba a punto de desmayarse por el agotamiento. Toqué su frente y descubrí que estaba caliente.

"Su Majestad."

"..."

"¿Mi señor?"

Quizás estaba dormido. Entonces, Sovieshu abrió grandemente los ojos y me miró.

"Tienes un poco de fiebre. Deberías dormir."


Cuidadosamente quité mis manos de su frente y me puse de pie.

¿Habría algún doctor?

Sovieshu me agarró la muñeca tan pronto como estaba a punto de levantarme. Lo miré y él me ordenó quedarme antes de levantarse para salir de la habitación. Cuando regresó, había una caja de plata en su mano.

"¿Un regalo?"

"Lo supiste de inmediato."

Él sonrió levemente y sostuvo el regalo frente a mí.

Era una caja de música.

Cuando abrí la tapa, se escuchó música tintineante y un anillo brillante se mostró en el centro. También había un collar de plata y pendientes a cada lado.

"Gracias."

Con una sonrisa, Sovieshu levantó el collar de la caja.

"Si me permites."

Dude, pero aún así tomé la caja con una mano, con la otra levanté mi cabello y me di la vuelta. Sus manos se sentían febrilmente calientes contra mi cuello mientras colocaba el collar.

Entonces, de repente, algo cálido y suave tocó mi cuello.

"!"