Mientras seguía mirando la escritura del informe, me empezaron a doler los ojos y regresé a mi habitación. Me había sentido mareada. En estos días, mis ojos palpitaban continuamente cuando miraba los densos caracteres.
"Aún no he ordenado la habitación, Su Majestad."
Pedí a la sirvienta que se retirara y me acosté en mi cama. De todos modos, ella ya limpiaba la habitación tres veces al día, así que se mantenía limpia. Mientras me apoyaba en mi cama y apretaba los ojos, vi plumas azules en el alféizar de la ventana.
'¿Heinley envió una carta?'
Me recordó al pájaro azul que era amigo de Reina. Me acerqué a la ventana de rodillas y observé. El único pájaro azul que entró en mi habitación fue el de Heinley, pero no lo vi por ninguna parte. En cambio, vi algo rojizo en la pared debajo de la ventana.
'¿Sangre?'
Mi propia sangre pareció enfriarse, y vacilante estiré mis dedos. Toqué la mancha roja. Tan pronto como sentí el líquido en la punta de mis dedos, rápidamente retiré mi mano y volví a mirar mis dedos.
Era claramente sangre. ¡Incluso aún estaba húmeda!
'¡No…!'
¿El pájaro azul resultó herido al venir aquí? Hace varios días, Sovieshu había advertido que cualquier pájaro que se acercara a mi ventana sería derribado con flechas. Asomé la cabeza por la ventana y miré hacia abajo, pero no vi ningún cuerpo. Sin embargo, eso no alivió mi ansiedad, salí y busqué por los jardines del palacio del oeste.
No había ningún pájaro en el área debajo de mi ventana. ¿Fue una coincidencia? Regresé a mi habitación y dejé la ventana abierta por si acaso, y le pedí a Laura que estuviera atenta a los pájaros.
Sin embargo, todavía no podía concentrarme en el trabajo.
Incluso mi ayudante me aconsejó que fuera a descansar. Tomé su consejo y me apresuré a regresar a mi habitación después de terminar todo mi trabajo esencial como emperatriz.
"Lady Laura. ¿Hay algún pájaro que haya volado hacia aquí?"
"No. Me senté junto a la ventana todo este tiempo, pero no vino ninguno."
¿Estaba exagerando? Laura se levantó y se fue, y yo tomé su lugar en la silla y miré por la ventana del dormitorio. No vi ningún arquero afuera, pero eso no significaba nada. Estaba segura de que los hombres de Sovieshu se encontraban ocultos mientras observaban el área.
Mientras mi mirada estaba fija en el cielo vacío, de repente escuché un ruido proveniente del salón. Cerré la ventana y salí, solo para encontrar a uno de los sirvientes de Sovieshu de pie en el salón con un carrito de comida. Sobre este había un gran plato redondo con una tapa plateada. La Condesa Eliza y Laura estaban paradas junto a él.
¿Por qué esto tan de repente? El sirviente sonrió y destapó el plato.
"Esto."
En el plato había un pájaro asado. El aroma de las especias se esparció por el aire tan pronto como se quitó la tapa.
"¡Guau! ¡Se ve delicioso!"
Escuché a Laura aplaudir de alegría. Pero mi mente estaba en blanco. Mis ojos solo podían ver las plumas azules que adornaban el asado.
"..."
"¿Su Majestad?"
Plumas azules... pájaro asado...
La vista del aceite dorado oscuro y de los frutos rojos y verdes nunca se vio tan repugnante. Miré las patas regordetas y el cuerpo del pájaro, en ese punto la bilis se me subió a la boca.
"¡Su Majestad!"
Me llevé la mano a la boca mientras las damas de compañía corrían hacia mí. Mi visión parecía tornarse blanca, y la vista de la carne asada parecía arremolinarse frente a mis ojos.
Plumas azules, plumas azules... ¡sangre roja debajo de la ventana y plumas azules...!
"No... ah, ¡no!"
"¡Su Majestad!"
"¡Doctor! ¡Traigan un doctor! ¡Deprisa!"
Alguien me sostuvo y me golpeó en la nuca, pero mis sentidos siguieron cayendo como si mi alma ya estuviera a medio camino fuera de mi cuerpo.
***
Rashta se dirigía al palacio del sur cuando vio a una pequeña criatura que había caído en el césped. El cuerpo del pájaro fue atravesado por una gran flecha.
'¿Alguien está cazando aquí?'
"Pobrecito."
'Rashta se vería como una mujer noble si criara un pájaro así en una jaula dorada.'
'¿Qué?'
¿Por qué pensó que criar a este pájaro la haría parecer una mujer noble? Se dio cuenta de que esta no era la primera vez que veía un pájaro azul. Ya había visto uno con el Duque Elgy antes.
'Se parece al pájaro de entonces.'
'¿Es ese el pájaro que el Duque Elgy usa como mensajero?'
Ella dudó, estiró la mano y sacó la carta. Si esto fuera para el Duque Elgy, tendría que ser entregado. Abrió y la leyó mientras caminaba hacia la habitación del duque.
– Si hay algún asunto difícil por el que estás pasando, pensar en ello me rompe el corazón.
– Si compartes tu sufrimiento conmigo, McKenna exprimirá su sabiduría para ti.
No parecía que se tratara de nada importante... pero daba la impresión de ser una carta de amor.
'¿Fue enviada por la novia del Duque Elgy?'
"¿Qué es?"
"Rashta la recogió en el camino de regreso."
Pensó que ella estaba jugando con él, sonrió y abrió la carta. Después de un momento, frunció el ceño y la miró.
"¿Dónde encontraste esto?"
"Estaba atada a un pájaro azul."
La expresión del duque se oscureció, y Rashta estaba convencida de que el pájaro realmente era para él.
"¿Un pájaro?"
"Fue alcanzado por una flecha y estaba en el suelo—"
El Duque Elgy se puso de pie antes de que ella pudiera terminar de hablar. Salió corriendo de la habitación, dejándola atrás, antes de finalmente regresar con el pájaro herido en sus brazos. Ella lo miró con recelo, segura de que el pájaro moriría pronto.
"¿Es el pájaro del duque?"
"Ah. Mi pájaro, sí. Gracias."
"No puedo tratar al pájaro estando tú aquí. ¿Puedes retirarte?"
"¿Leíste la carta?"
"Oh... yo..."
"Está bien. Si encuentras una carta perdida, léela a gusto."
"Lady Verdi. ¿Sabes por casualidad quién es McKenna?"
"Creo que es alguien relacionado con el Duque Elgy."
La Vizcondesa Verdi respondió que no lo sabía, pero Arian— una sirvienta nueva pero experimentada, habló.
"El McKenna asociado con el Duque Elgy es probablemente el asistente de Heinley I."
"¿Heinley I? ¿Rey Heinley?
"Si. Es un amigo cercano del Duque Elgy, y es el ayudante más cercano del Rey Heinley."
Rashta recordó haber conocido al Príncipe Heinley cuando se quedó en el palacio. En aquel entonces, también había otro hombre con cabello azul que estaba pegado a Heinley como un imán. ¿Era él? Recordó las palabras que el Duque Elgy le dijo antes.
– Mantén el contenido de la carta en secreto. No quiero que nadie sepa que tengo una relación con el dueño.
Las palabras resonaban constantemente en su mente. Una carta que parecía susurrar amor y que no podía ser compartida...
Rashta se cubrió la boca avergonzada.