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miércoles, 15 de abril de 2020

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 117

Capítulo 117. Una Persona Que Difunde Rumores, Una Persona Que Se Aprovecha (2)



Decepcionado por el fracaso de las drogas abortivas, así como por las continuas molestias que sufría Navier, Koshar estaba más decidido a desenterrar información sobre Rashta por su cuenta.

Navier había dicho, "Incluso si eliminas a Rashta, el Emperador traerá una nueva concubina." ¿Y qué? Era una cuestión de eliminarlas también. ¿Y si otra concubina apareciera de nuevo? Atacaría una vez más. Todos los emperadores tenían concubinas, pero ¿qué importaba? Los emperadores no se casaban con ellas.

'Hubiera sido más fácil si su esposo no fuera el emperador.'

Koshar mantuvo los ojos fijos en la nuca del Vizconde Roteschu mientras lo seguía. Después de varios días de investigación, Koshar sabía que el Vizconde Roteschu estaba ayudando a Rashta. De hecho, el Vizconde ni siquiera ocultó el hecho, alegando que debido a que su error había causado problemas a Rashta, quería compensarla...

'No puede ser.'

Justo entonces, el Vizconde Roteschu entró en un bar. Koshar esperó una cantidad moderada de tiempo afuera antes de entrar.

El bar estaba lleno de actividad y alboroto. La mayoría de sus clientes eran plebeyos, pero como era un establecimiento vintage, había algunos nobles dispersos.

El Vizconde Roteschu estaba sentado en una mesa, aparentemente disfrutando de la atmósfera. Tenía dos amigos más sentados frente a él. Su mesa estaba vacía, como si aún no les hubieran servido.

Koshar trató de encontrar un asiento cerca, pero no había ninguno, por lo que se vio obligado a tomar una mesa en el segundo piso. No podía distinguir la voz del vizconde, pero era capaz de observarlo desde su nueva posición ventajosa.

"¿Qué le gustaría ordenar, señor?"

Un mesero que no parecía mayor de dieciséis años apareció a su lado. Koshar señaló hacia la mesa del Vizconde Roteschu.

"Lo mismo que ellos."

El mesero giró la cabeza hacia donde Koshar estaba indicando.

"Sería mejor que te sentaras con ellos a conversar."

Koshar le dio al mesero una pequeña joya, y los ojos del mesero se abrieron de par en par antes de guardar el pequeño tesoro. A veces recibía propinas en monedas de plata, y una vez una moneda de oro, pero esta fue la primera vez que recibió un pago tan grande.

"Por favor, espere. Traeré su pedido pronto."

El mesero inclinó la cabeza rápidamente y se apresuró al primer nivel. Mientras Koshar observaba, podía ver al mesero deambulando por el grupo de Roteschu y sirviendo su orden.

Koshar finalmente se relajó y se recostó en su silla. Comenzó a captar la conversación de los clientes de los alrededores.

Sin embargo, una vez que lo hizo, no pudo relajarse.

"Entonces, ¿Su Majestad la Emperatriz...?"

"Si. La concubina del Emperador tuvo una fiesta de té, y la Emperatriz celebró una en la misma fecha a propósito."

"Vaya. No puedo creerlo. ¿Entonces la emperatriz la está acosando?"

"Bueno, nadie asistió a la fiesta de la concubina."

"Una concubina es solo una concubina. Cosas así también suelen suceder."

"Por supuesto. Pero la concubina es una persona común como nosotros. Tal vez la menosprecian por eso."

"Si. Los nobles la atormentan y la ignoran."

"He visto a la concubina antes en un baile. Ella es un verdadero encanto."

"También he escuchado eso. Todos los nobles estaban actuando condescendientemente, y ella es la única que se llevaba bien con los plebeyos."

"Incluso sin verlo con mis propios ojos, es obvio cómo la tratan en el palacio."

"Yo estoy de su lado."

"Sí, la Emperatriz es precisamente una de esas personas."

Aunque sus oídos captaban conversaciones aquí y allá, estaba claro que la gente hablaba del Emperador, la Emperatriz y la concubina.

Koshar estudió a las diversas personas que estaban hablando. Alrededor de la mitad de ellos se veían sospechosos. Algunos hablaban como si conocieran las intenciones de la Emperatriz, y difundían, astutamente, rumores de que era una acosadora. Sin embargo, rumores aún más desagradables estaban empezando a circular.

"El Emperador no tiene carácter y la Emperatriz es una mujer cruel."

"Si tienes una concubina, debes protegerla adecuadamente."

"¿Cómo pudo una plebeya como Rashta convertirse en concubina? El emperador debe haberla forzado."

"Quizá. La Emperatriz parece no ser consciente de ello y solo atormenta a Rashta... tch."

Al principio, Koshar sospechó que estas personas fueron enviadas por la gente del Emperador, pero no parecía ser el caso, ya que también lo estaban despellejando.

'¿Fue ella?'

Koshar apretó los puños.

***

Habían pasado cuatro días desde la fiesta de té. El Marqués Farang vino a contarme los rumores que circulaban últimamente.

"Para que ese rumor esté circulando..."

No fue una historia agradable de escuchar. Me miró a los ojos con simpatía mientras tomaba un sorbo de café, luego dejó la taza y confesó.

"Koshar lo escuchó."

"Mi hermano…"

Cuán molesto debe ser para él escuchar tales calumnias en contra de su hermana menor. Me dolió el corazón.

El Marqués Farang continuó con voz vacilante.

"No se enoje tanto, Su Majestad. Koshar escuchó los rumores pero no hizo nada."

"... No estoy enojada. Estoy triste."

"¿Oh?"

"De verdad."

El Marqués me miró, perplejo, y habló cuidadosamente.

"¿Quieres que haga algo al respecto? Puedo hacer que Rashta parezca una mujer malvada."

"Eso me carcomerá."

"¿Cómo así?"

"Algunos creerán en nuestras palabras, pero otros creerán en las palabras de Rashta. Si eso continúa, luego surgirá la idea de que 'ambas son iguales' y la Familia Imperial se convertirá en un hazmerreír."

El marqués se estremeció y se quejó.

"Pero no estarás jugando en sus manos."

"La gente se fijará en las acciones, no en las palabras."

"Y tus acciones hablan por sí solas. Pero Su Majestad, la gente no cree en la perfección. ¿Siempre te admirarán si haces lo correcto? No. Aunque la gente ama a los héroes, lo que más les gusta es un héroe caído."

"Marqués Farang. 'Esa mujer' puede manipular la opinión pública para su propio beneficio, pero yo no. Soy la emperatriz y debo pensar en mi país y en mi gente."

No sabía si Rashta estaba detrás de esta nueva ola de rumores, o si era el Duque Elgy o el Vizconde Roteschu. Sospechaba del Duque Elgy. Sin embargo, sin importar quién lo hizo, los tres eran tontos.

"Ya sea que se me considere la villana o a Rashta, al final el Emperador será visto como un hombre sin carácter que se doblega con demasiada facilidad ante los demás. Dañaría su dignidad. Una mala opinión pública dificulta la gobernanza."

"¿Te preocupas por Su Majestad en medio de esto?"

"Es una perspectiva a largo plazo."

¿Yo brillaría si Sovieshu se convirtiera en un emperador incompetente? No. Si lo removieran de su cargo, me convertiría en una emperatriz depuesta. No importa lo horrible que fuera, tenía que cuidarlo mientras estuviera en el trono. Incluso si eso me causaba daño ahora mismo. Por otra parte...

"Vigila al Duque Elgy."

"¿Te refieres al playboy?"

"Si."

Causaría ya suficientes problemas que Rashta manipulara la opinión pública para sus propias ambiciones personales, pero...

Sería absolutamente peligroso si el Duque Elgy estuviera involucrado. Era un extranjero que no tenía interés en la fuerza del Imperio Oriental.

El propio Duque Elgy dijo que el Príncipe Heinley lo había llamado aquí y había estado planeando algo. No había nada de malo en ser cuidadosa.

***

Al mismo tiempo.

El Rey Heinley I era el monarca recién coronado del Reino Occidental. La gente bailaba con música animada a modo de celebración, mientras que las delegadas extranjeras lanzaban miradas de interés a ese joven rey soltero.

Heinley sonrió e hizo todo lo posible por relajarse mientras recibía y agradecía a sus invitados. Escuchó el emocionado parloteo de la multitud, pero la sonrisa que flotaba en sus labios era solo una línea fina.

Su estado de ánimo fue aún más pronunciado cuando vio al Gran Duque Lilteang, el enviado del Imperio Oriental. Heinley se sintió abatido cuando supo que la Emperatriz no acudiría a su coronación, pero no reveló su desilusión al Gran Duque Lilteang.

El Duque estaba encantado con la hospitalidad de Heinley y se rió alegremente durante su conversación. Sin embargo, cuando el Gran Duque Lilteang sacó a relucir el tema de la potencial reina, Heinley no pudo evitar sentirse molesto.

"Todavía no has encontrado una reina. ¿Es por la Señorita Rashta?"

"…¿Por qué piensas eso?"

"Jajajaja. Toda la nobleza en mi país lo cree así."

Lilteang se rió a carcajadas, todavía creyendo que Heinley estaba enamorado de Rashta. McKenna, que estaba de pie detrás de Heinley, casi chasqueó su lengua en desaprobación.

Mientras tanto, Heinley seguía sonriendo rígidamente, una hazaña que podría considerarse impresionante. Sin embargo, cuando el Gran Duque insultó a la Emperatriz Navier para elogiar a Rashta, McKenna se sorprendió tanto que quedó boquiabierto.

"La Emperatriz ha estado tratando a Rashta como arroz sobrante desde que la concubina quedó embarazada. Si viera la forma en que la Emperatriz Navier acosa a la Señorita Rashta, Su Majestad, su corazón se rompería."

McKenna estaba a punto de bloquear los oídos de Heinley, cuando el rey dio una respuesta inesperada.