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martes, 14 de abril de 2020

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 115

Capítulo 115. ¿Qué Quieres Que Diga? (2)



Rashta pasó una página del cuaderno de bocetos. La diseñadora observó con ojos nerviosos cómo la joven miraba casualmente sus elaborados dibujos, y tragaba secamente en anticipación a la respuesta de Rashta.

Rashta era querida entre los nobles y los plebeyos. Todos los diseñadores querían que usara su vestido para el baile.

"Huuu..."

Rashta suspiró.

"¿No le gusta?"

La expresión de la diseñadora se volvió cabizbaja. Rashta sacudió la cabeza y cerró el cuaderno de bocetos.

"Sí, no me gusta. Es muy bonito."

La diseñadora, que había querido llorar, se sintió de repente desconcertada. ¿No le gustó porque era bonito?

"Quizá... ¿le gustaría un estilo más simple?"

¿Rashta tenía preferencia por ese tipo de estilo? ¿No le gustaban los vestidos que eran demasiado bonitos?

Rashta volvió a negar con la cabeza.

"No."

La diseñadora estaba perpleja, pero Rashta pronto hizo un gesto con su mano para que se marchara.

La diseñadora se fue, y Rashta dejó caer su frente sobre un cojín del sofá con un pesado suspiro. Tenía que elegir un vestido de debutante para alguien que detestaba, así que, ¿cómo podría decir que cuanto más bonito era el vestido, menos le gustaba? Rashta no quería dignificar a Rivetti ni siquiera con un pequeño pañuelo.

"Si no hay nada que quiera elegir, ¿debería seguir buscando?"

La Vizcondesa Verdi se sentó junto a Rashta. Aunque la Vizcondesa inicialmente se mostró reacia a ella, había estado tratando de mantenerse cerca después de que Rashta quedara embarazada del bebé del Emperador.

"No es eso."

Rashta cerró los ojos y respondió en un tono hosco. Fue entonces cuando fueron repentinamente interrumpidas.

"¡Señorita Rashta, Señorita Rashta!"

La sirvienta Delise irrumpió en la habitación. Era una de las dos sirvientas recién asignadas a Rashta. Aunque Delise no tenía experiencia como sirvienta, amaba a su señora, era dedicada y estaba muy motivada. Por eso, y por el hecho de que no tenía experiencia, Sovieshu la había elegido.

"No hables tan fuerte, Delise."

A pesar del regaño de la Vizcondesa Verdi, la sirvienta simplemente se encogió de hombros.

"Está bien. ¿Qué pasa, Delise?"

Rashta esbozó una sonrisa amable, y Delise se acercó rápidamente a ella.

"Su Majestad la Emperatriz pronto organizará una fiesta de té."

"¿Fiesta de té?"

Rashta miró a la Vizcondesa Verdi, quien calculó las fechas en su mente por un momento antes de hablar.

"Si. Suele celebrar una fiesta de té en esta época para las jóvenes damas de la capital."

Rashta miró al suelo. Sabía que no debía esperar una invitación.

"Entonces, ¿qué hago? La Emperatriz no invitará a Rashta."

"No se preocupe, ella enviará las invitaciones ahora. Sin duda será invitada."

Rashta sabía que no debía tener expectativas, pero se aferró a una pizca de esperanza. Aunque la Emperatriz claramente la odiaba, todavía tenía un sentido de dignidad. Ignorar a Rashta tan abiertamente podría causar que la Emperatriz pareciera fría y perdiera prestigio.

Sin embargo, mientras los rumores de que otros nobles recibían invitaciones se esparcían, ninguna invitación llegó a Rashta.

Cuando el Duque Elgy vino a visitarla, ella finalmente estalló en lágrimas.

"Rashta es la persona más impotente aquí. La emperatriz está tratando de aislar a Rashta."

"¿Qué sucede, Señorita?"

Después de enterarse de la fiesta de té, el Duque Elgy chasqueó la lengua.

"La persona más influyente en la sociedad no debería tomar la iniciativa de ignorarte. No es diferente de la intimidación, ¿no?"

"Si. La emperatriz es ese tipo de mujer."

Rashta sollozó empapada en lágrimas.

"¿Has encontrado padres adoptivos para Rashta?"

"Hmm. Aún no. Las condiciones deben cumplirse lo mejor posible."

"¿Condiciones...?"

"Tengo que encontrar a una persona que realmente haya perdido un hijo."

"¡Ah!"

"Déjamelo a mí. Más importante aún, ¿cómo vas a manejar esto?"

"¿Manejar esto?"

"La Emperatriz está tratando de deshacerse de ti. ¿Simplemente te dejarás lastimar?"

"Pero... Rashta no ha sido invitada."

"Si. Es mejor no ir de todos modos."

"Entonces, ¿qué debería hacer Rashta?"

Más lágrimas amenazaban con derramarse de sus ojos.

"No me digas que intente hacerme su amiga. Ya lo he intentado lo suficiente."

Había una cálida sonrisa en los ojos del Duque Elgy mientras se sentaba más cerca de Rashta.

"Organiza una fiesta de té el mismo día que la Emperatriz."


Si Sovieshu exudaba un carisma frío y arrogante en el apogeo de su poder, el Duque Elgy era exactamente lo contrario. Aunque tenía un alto estatus social, no le importaba rebajarse al nivel de otras personas cuando era necesario. Las mejillas de Rashta se enrojecieron cuando el Duque Elgy la miró a los ojos.

"No sirve de nada hacer una fiesta el mismo día. Los nobles nunca elegirían a Rashta sobre la Emperatriz."

"Exactamente."

"Entonces, ¿por qué esa sugerencia? Rashta quedaría como un chiste."

"Si no haces nada, no pasará nada."

"Entonces, ¿quieres que quede como un chiste?"

Ella lo miró desconcertada, el Duque Elgy sonrió y sacudió la cabeza.

"Es para obtener simpatía."

"¿Simpatía…?"

"La Emperatriz invitó a los nobles pero no a la concubina del Emperador."

"¿?"

"Míralo de esta manera: la Emperatriz y la concubina celebraron una fiesta de té el mismo día, pero los nobles no fueron a la fiesta organizada por la plebeya. Fue por culpa de la Emperatriz."

El Duque Elgy sonrió peligrosamente y presionó su dedo en el extremo del sofá.

"¿Te sientes diferente ahora?"

"¡Ah!"

"Como le dije, es a los plebeyos a quienes debes agradarle, y ellos no saben nada sobre la nobleza. Si vas a llegar tan lejos para crear rumores, entonces crea una historia que sea emocionante."

"¿Crear una historia ...?"

"Digamos que la Emperatriz deliberadamente organizó una fiesta de té el mismo día que tú."

"¡!"